El tercer año de Mauricio Macri al frente del Poder Ejecutivo no será el año del despegue de la actividad económica con el que sueña la administración nacional de Cambiemos para afianzar un proyecto que tiene mucho consenso pero pocos resultados positivos desde el punto de vista del bienestar general.
Por el contrario, los especialistas en el tema esperan números para el año que viene que no superan los niveles del de un crecimiento moderado.
Los especialistas consultados por Tiempo anticiparon que la actividad seguirá motorizada por la obra pública aunque en proporciones menores a las de 2017, tras las elecciones legislativas de medio término. También previeron buenos números para los servicios financieros pero a la par advirtieron que los resultados de la industria seguirán en niveles marginales, un factor que tendrá previsibles consecuencias en el empleo, el salario y el consumo.
En tanto, coinciden con que el dólar seguirá barato en términos relativos, y en que esperan una inflación que rondaría el 20% anual. En tanto, el déficit de la balanza comercial seguirá siendo un problema, aunque solamente si el principal socio comercial, Brasil, sostiene los leves indicios de recuperación económica que se vieron en los últimos meses.
Para Lorenzo Sigaut Gravina, economista jefe de la consultora Ecolatina, en 2018 la economía va a crecer aunque por debajo de la pauta oficial: «En torno al 2,5%», aseguró.
Los sectores que traccionarán ese desempeño volverán a ser los que movieron la economía en 2017: a la cabeza, la construcción, aunque a la par de los servicios financieros. La industria también va a crecer pero sin destacarse, en sintonía con sectores como la producción de gas. En tanto, la economía agropecuaria subirá por debajo de promedio general, en torno al 2%, según el economista de Ecolatina.
Respecto del costo de vida, el pronóstico de esta consultora es que la inflación quede por debajo del 20% después de diez años por encima de ese piso. Sigaut Gravina arriesgó «una chance de que cierre al 18 por ciento. Muy por arriba de la meta de inflación» que el gobierno nacional, a instancias del Banco Central, ubicó en el 10% anual, con un margen de dos puntos para arriba y para abajo. Si el pronóstico se cumple, será el segundo año consecutivo de meta de inflación incumplida, y el tercero de pronósticos oficiales fallidos.
La previsión de la consultora fundada por Roberto Lavagna es que el dólar se apreciará al 15% anual, ligeramente por encima de la inflación que espera el gobierno. Sigaut Gravina ve un atraso del tipo de cambio pero no espera que se recupere en 2018.
Por su parte, el economista jefe de la consultora Elypsis, Gabriel Zelpo, prevé que el año que viene la economía crezca a un ritmo similar al de 2017, en torno al 3% anual. El crecimiento, analizó, «no se va a sentir mucho porque va a tener que ver más que nada con un arrastre estadístico de este año. Es decir, es un impulso estadístico pero no económico. Por lo tanto, si bien va haber un crecimiento, va a ser un poco más flojo que el que experimentamos en este ciclo». Pese al pronóstico de crecimiento leve, Zelpo consideró que las inversiones van a tener buen desempeño y las ubicó en niveles «similares a los de este año, que fue relativamente bueno» en la materia, subrayó.
El economista de Elypsis hizo un apartado especial sobre la inflación, de cara a un año en el que los salarios van a correr detrás de los aumentos de precios. «El tema va a incidir el año que viene porque los aumentos de salarios no van a ser importantes», adelantó el especialista, que prevé un alza de los precios de la economía en el orden del 17% para el año próximo.
Aunque puso sobre el tapete el problema de los precios, para el hombre de Elypsis el dólar no va a ser una variable importante. «No prevemos que cambie la cotización en términos reales significativamente, siempre y cuando quieran (el gobierno y el BCRA) seguir con el proceso antiinflacionario» el año próximo, señaló. Para Elypsis, el dólar «va a estar relativamente apreciado, subiendo pero menos que la inflación», adelantó.
El tema de la balanza comercial, que este año cierra con un déficit histórico, que se calcula en torno de los 7500 millones a 8000 millones de dólares, seguirá siendo eje de polémicas. Para Zelpo, no habrá mejoras importantes en el corto plazo. «Brasil se va a ir recuperando y va a ayudar pero no va a hacer maravillas», advirtió Zelpo, en un contexto de exceso de la oferta de bienes y una baja demanda, «por lo que la recuperación va a llevar tiempo», agregó.
Para el director de la agencia Invenómica, Horacio Larghi, la economía crecerá en 2018 un 3,5% impulsada por la dinámica de las inversiones y por el ritmo de la construcción, dos datos que plantean un panorama similar al del año que está finalizando.
En ese contexto, previó que «seguirán las complicaciones del comercio exterior, en parte porque el tipo de cambio va a seguir atrasado, algo que necesariamente va a impactar negativamente en la balanza comercial».
Larghi analizó que «2017 se va con déficit comercial que es un récord histórico que no quiere nadie porque batió el récord malo de 1994 y encima con una composición que es peor, porque ni siquiera estamos importando maquinaria para sentar las bases de una producción futura interesante».
Para el referente de Invenómica, el tema de Brasil seguirá siendo una de las claves pero no logrará sortear el rumbo negativo. El pronóstico, en coincidencia con Zelpo, es que el país vecino se va a recuperar lentamente afectando las exportaciones nacionales.
El otro problema, agregó, será el tipo de cambio que «sigue atrasado. Si se toma el de diciembre de 2015 y se lo ajusta por inflación, el tipo de cambio hoy debería estar en los 26 pesos por dólar. Comparativamente, Macri tiene el mismo atraso cambiario que cuando asumió», señaló el economista, quien advirtió además que «sostener el déficit fiscal con deuda tira para abajo el tipo de cambio».
Para el director del Centro de Economía Scalabrini Ortiz (CESO), Andrés Asiain, el crecimiento de la economía en 2018 será escaso. Asiain vaticina un salto menor que el que prevén sus colegas, de entre el 0,5% (si la inflación queda por encima de las paritarias) y el 1,%5 (en el caso de que las paritarias salariales superen a los aumentos de precios).
Para el CESO, la inflación de 2018 será cercana al 18%, bastante por arriba de la meta que el titular del Banco Central, Federico Sturzenegger, repite en estos días, y por encima del 16% promedio que marca el presupuesto. «El gobierno no tiene una meta inflacionaria sino una meta paritaria con piso en el 12% y techo del 14%», consideró el director del CESO.
Para el economista, el dólar va a seguir «barato como en 2017» en función del endeudamiento: «La política del oficialismo es retrasar la cotización del dólar porque es una determinación en juego con la apertura de las importaciones y las paritarias a la baja», argumentó.
El problema de la balanza comercial va a seguir incidiendo en las cuentas: «En la medida en que persista la apertura importadora y el dólar barato», mientras que también se sumará el «problema» del crecimiento de la economía, que en ritmo ascendente demanda mayores importaciones, señaló Asiain. Otro factor que afectará la balanza comercial serán las exportaciones, que seguirán condicionadas por el contexto internacional.
Aunque 2018 comenzará con la mayoría de las reformas económicas aprobadas con la excepción de la laboral, que se trataría en marzo los efectos en la economía tardarán en producirse, según coincidieron los economistas consultados. «
Empleo y salario sin perspectivas
El año 2018 no se caracterizará por una recuperación del empleo y del salario, coincidieron los especialistas consultados por este medio. Consideraron que tanto uno como el otro crecerán poco en 2018, en sintonía con una economía que por ahora no tomará el impulso que augura el gobierno nacional.
Gabriel Zelpo, de Elypsis, proyectó un largo invierno para la creación de puestos de trabajo y para el salario. «Se va a mantener con un crecimiento muy moderado» mientras que «el salario no va a presentar grandes aumentos en un mercado que va a seguir con la temperatura baja» durante los meses que vienen.
Como consecuencia lógica, tampoco habrá que esperar demasiado del consumo masivo. Zelpo descartó que se produzca un aumento de las compras minoristas en un año con suba de tarifas, con una política fiscal «no tan expansiva» y con problemas de impulso general.
Además, adelantó que el programa Procrear y el Argenta «no van a estar el año que viene, o no con la misma intensidad» por lo que «la demanda y el consumo van a ser más flojos que durante este año», indicó.
A su turno, Horacio Larghi, de Invenómica, consideró que el salario «se va a recuperar precariamente impulsado por la construcción, que es uno de los principales demandantes de trabajo», pero lamentó que «el consumo no va a ser dinamizador» de la economía en el ciclo que viene.
Pese a eso, planteó que el salario se va a recuperar «creciendo unos 22 puntos en términos nominales», lo que equivaldría a unos 5 puntos por encima de la inflación, si bien remarcó que «será un crecimiento relativo porque todavía no se terminaría de recuperar lo que el salario perdió en 2016. No vemos buenas perspectivas de consumo por la inflación, que va a seguir elevada el año que viene».
Para Lorenzo Sigaut, de Ecolatina, el ritmo de crecimiento del salario y del empleo será también leve, en torno al 1 o el 2 por ciento: «Al igual que el consumo, el aumento real del salario no va a ser fuerte ni significativo. Le ganará a la inflación por una cabeza, por poco. El consumo masivo diferenció- estará más rezagado comparado con el de bienes durables, como los automóviles o las propiedades», subrayó.
Hay que tener en cuenta que una parte del movimiento inmobiliario de este año fue impulsado por los capitales incorporados en el blanqueo. La otra parte lo fue por el crecimiento de los créditos UVA, los que comienzan a generar preocupación por la inflación elevada.
Por último, Andrés Asiaín, titular del CESO, adelantó en el caso del empleo que «si crece lo hará en modo vegetativo, por debajo del PBI». Para este analista, una de las claves podría ser la actividad de la construcción, que en el marco del año electoral se mantuvo activa y demandante. Sin embargo, lamentó que el año que viene esa actividad «va estar parada porque después de las elecciones se pararon las obras». Esta caída impactará a su vez en la industria, que para Asiaín «va a estar bastante apretada por la apertura importadora» que el gobierno no resigna.