El Indec informó este jueves que la inflación del mes de septiembre alcanzó el 3,5%, con una desaceleración de apenas 0,5 puntos porcentuales respecto del dato de agosto, cuando alcanzó el 4%.

El número, muy elevado, pone de relieve las fuertes tendencias inflacionarias generadas por el plan económico del gobierno. La feroz recesión deriva en un derrumbe del consumo de los alimentos y otros bienes de uso masivo, como ropa y artículos de limpieza e higiene. Esa destrucción de las condiciones de vida de amplias masas populares le ha puesto un límite al alza de los precios de esos productos, tal como reflejó el instituto Isepci esta misma semana.

Pero a pesar de este freno a los precios, la medición del Indec muestra que igual se escapan, y por lejos, de la previsión del gobierno, en el sentido de que en este año la carestía llegaría al 104,4%. Al cierre de septiembre, la inflación del presidente Javier Milei ya había acumulado 101,6%.

Es claro que el pronóstico del Ministerio de Economía no se logrará y, por lo tanto, dejará un efecto estadístico para 2025 superior al reflejado en el proyecto de Presupuesto del año próximo, que prevé un salto anual de los precios de apenas un 18%, algo que a todas luces suena incumplible.

En septiembre, la presión inflacionaria provino de los incrementos de los precios de los servicios públicos. El Indec señaló que la división de mayor aumento en el mes fue “Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles”, con el 7,3% “por las subas en (los segmentos de) ‘Alquiler de la vivienda y gastos conexos’, ‘Electricidad, gas y otros combustibles’ y ‘Suministro de agua’”.

Igual información proporcionó la Dirección de Estadísticas porteña, que señaló que las subas en la división “Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles”, del 4,3% el mes pasado, fue una de las grandes contribuciones al alza del 4% en la Capital Federal. En esa división se contabilizan los tarifazos y los alquileres.

De todas formas, no se trata de un fenómeno porteño o del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). La división mencionada fue la que más subió en todas las regiones con las que el Indec divide el país.

El peso de las tarifas y otros gastos similares también se verifica en la diferencia del alza de precios entre bienes y servicios: mientras que los primeros subieron 3% en septiembre, los segundos treparon 4,6%.

También se observa esa misma gravitación en la perspectiva de los precios regulados, los estacionales y la inflación núcleo. Los regulados (básicamente tarifas y aquellos en los que el gobierno tiene injerencia para su fijación) crecieron un 4,5% en septiembre, mientras que la inflación núcleo subió un 3,3% y los precios estacionales tiraron para abajo con un 2,9%.

La división “Alimentos y bebidas no alcohólicas”, la de mayor peso en todo el índice, mostró una desaceleración de sus precios por la caída del consumo y sumó un 2,3% en septiembre.

La consultora LCG caracterizó que “La reducción de la inflación se sustentó, mayormente, en componentes ‘disciplinadores de precios’: una actividad que no termina de despegar (los indicadores de avance muestran señales mixtas), y en lo sucesivo, la apertura de importaciones vía la baja de alícuotas del impuesto país y la reducción de aranceles. También fue importante la estabilidad cambiaria, con el dólar oficial navegando al 2% mensual y la persistente baja de la brecha cambiaria”.

El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) destacó que “La evolución de los precios, en septiembre, estuvo influenciada por la fuerte caída del consumo, el crawling peg (suba del dólar del 2% mensual) y la moderación de los dólares financieros respecto del dólar oficial (el promedio del tipo de cambio oficial mayorista, en septiembre, se movió al 1,9% y el CCL, -4,0% punta a punta)”.

El festejo del gobierno por el dato de inflación sonó a una bravata en un contexto de salarios hundidos y pérdida de poder de compra, razón por la cual, por ejemplo, el conflicto universitario que sacude al país no se detiene.

El presidente Javier Milei escribió en la red social X: “INFLACIÓN BAJANDO”, así en mayúsculas, y pasó a enumerar el método con el que habría alcanzado el ‘logro’ para terminar diciendo, en una de sus ya habituales hipérboles: “Nunca antes has visto luchar contra la inflación así. Tarda un poco más, pero es genuino”.