Las asambleas de accionistas de Aerolínea Argentinas y Austral aprobaron la fusión de las dos empresas estatales. Con la firma del actual presidente, Pablo Ceriani, se formalizó la «disolución anticipada (de Austral) sin liquidación y la transferencia total de su patrimonio a Aerolíneas Argentinas».
La voluntad de fusionar ambas compañías data de muchos años y varias gestiones. Históricamente fue rechazada por los gremios que la veían como una amenaza a los convenios de trabajo. Ahora, se sustancia pocas horas después de que las autoridades nacionales habilitaran, con restricciones, la actividad de cabotaje que se irá normalizando en virtud de las autorizaciones y protocolos que dispongan los gobiernos provinciales.
Ceriani explicó a Tiempo que «fue totalmente casual que coincida esta etapa con el retorno de la operación», en la medida en que «el proceso de fusión se encuentra calendarizado desde que comenzamos con este trabajo. Estamos en las últimas etapas de acuerdo al cronograma planteado». Las nuevas autoridades reiniciaron el proceso en los primeros días de mayo y en el contexto de la pandemia.
Por el momento, la única voz disonante en el terreno formal fue la del representante de los trabajadores dentro de la asamblea de accionistas de Austral. El piloto Eduardo Claro, titular de las acciones de la PPP, rechazó el procedimiento que, de todas formas, se aprobó con una holgada mayoría. La asamblea de Aerolíneas Argentinas aprobó el proceso en forma unánime.
Un paso clave en el procedimiento lo constituyó el preacuerdo al que arribaron a principios de este mes los sindicatos de pilotos que operan en ambas compañías para compatibilizar un único convenio colectivo. UALA, liderada por Cristian Erhardt, agrupa a los comandantes de Austral, y era más reticente a la fusión que, a pesar de lo que dispone la ley de fusiones, plantea la revisión de derechos a la baja y que, además, propone la virtual disolución de esa organización gremial. Con todo resta aún lograr el acuerdo del sindicato de tripulantes de cabinas (AAA), de personal superior (UPSA) y de técnicos (APTA).
Pablo Biró, titular de APLA, coincidió en que «la vuelta de los vuelos no tiene nada que ver con la fusión» y reconoció que «sí tiene mucho que ver con el acuerdo con UALA». Desde APLA reconocen que, en este contexto, la fusión resulta el mal menor.
Es que su titular explicó que «la administración de la Aerolínea la planteó cómo condición sine qua non para bajar gastos innecesarios». En detalle destacó que «son dos sociedades anónimas con servicios complementarios e independientes que se facturan servicios la una a la otra. Hay millones de dólares de impuestos que se pagan por esos servicios. Tiene mucho sentido».
En la misma línea, el sindicato de técnicos, liderado por Ricardo Cirielli, explicó que «Austral está fusionada en la mayoría de sus áreas con Aerolíneas Argentinas desde la privatización de ambas al comienzo de los ’90, sus autoridades y directorio son los mismos. No hay ningún cierre».
Además, Biró, destacó que «una absorbe a la otra pero ninguna pierde capital. No compromete ni las condiciones laborales ni los puestos. En la unificación de los convenios nadie pierde, los salarios eran iguales pero constituidos de distinta forma».
En la misma línea, el gremio de Cirielli aseguró que «si todo el plan de negocios se ejecuta debidamente, se logrará reducir costos y aumentar la productividad, asegurando la viabilidad empresaria y los puestos de trabajo durante la transición de la presente crisis».
El sector de los técnicos de Austral, sin embargo, manifestó su oposición en una nueva caravana. Uno de sus dirigentes, Gastón Kutnick, explicó que «el proceso fue muy poco claro. La tasación la hizo un grupo privado y no el Tribunal de Tasación de la Nación. Desconocemos la posición de la Auditoría General. No quedaron en claro ni los patrimonios ni la viabilidad a futuro para garantizar todos los puestos de trabajo y los derechos laborales adquiridos». El dirigente explicó que «hay una real amenaza porque el gobierno despidió sin causa a cuatro compañeros durante la pandemia. Fuimos la única voz pública que expresó diferencias y dudas, y no nos consultaron», se quejó.
Para Biró, sin embargo, «después de esta pandemia no habrá ni ganadores ni perdedoros, sólo sobrevivientes. Es lógico que nos pidan más eficiencia. Todo el mundo acompaña. Algunas cosas las perdimos pero en pos de ganar estabilidad laboral», concluyó. «
Las low cost se preparan
Las compañías de bajo costo ya solicitaron la vuelta para los primeros días de noviembre. Tanto Flybondi como Jet Smart y Andes presentaron los pedidos de autorización para operar desde El Palomar a la autoridad regulatoria, la ANAC.
Desde Flybondi explicaron que hace siete meses que no vuelan y que mantuvieron los 560 puestos de trabajo sobre la base de percibir ATP y de reducciones salariales progresivas. APLA, el sindicato de pilotos, insiste en la existencia de «competencia desleal».