En la Copa Libertadores Sub 20 que se juega en Ecuador hay 140 scouts acreditados que trabajan para clubes de Sudamérica, Estados Unidos y, sobre todo, Europa. Una década y media atrás, en un torneo sudamericano similar, había apenas poco más de una decena. Eran mirados como bichos raros, se movían a veces como agentes secretos, con libretas de apuntes en mano. Si un boy scout es un “niño explorador”, el scout en el fútbol explora jugadores, no sólo jóvenes talentos, sino también a la hora de armar un plantel. Los scouts responden -en el mejor de los casos- a un director deportivo o mánager. Pueden trabajar dentro de una estructura o por fuera, como freelance. En Argentina, menos de la mitad de los 28 clubes de la Primera División tienen al menos un scout. Otros hasta armaron un departamento con siete scouts, como en los clubes de élite de Europa. Hijo de los juegos PC Fútbol y Football Manager, el scout es un puesto más en la industria cada vez más compleja de la pelota, profesionalizada con el análisis del Big Data.

Los scouts -no sólo ellos- utilizan programas que almacenan estadísticas y videos: Wyscout, InStat, Hudl, TransferRoom. Wyscout es la vedette. Pero a partir de TransferRoom, un Tinder que flecha a clubes que buscan futbolistas con otros que quieren cederlos, Racing prestó a Marcelo Meli y Mariano Bareiro al Hapoel Be’er Sheva de Israel, con el que jugaron la Europa League 2020/2021. Antes, la secretaría técnica de Racing tuvo reuniones virtuales de diez minutos con 50 clubes del mundo. La secretaría técnica de Racing que funcionó con Diego Milito como director deportivo entre 2017 y 2020 fue vanguardia en el fútbol argentino. Hasta que Milito chocó con el presidente Víctor Blanco. En el verano de 2018, scouts de Racing vieron en vivo a un central uruguayo juvenil de Boston River. Lo estudiaron en contexto, al detalle, dentro del vestuario, en viajes en micro. Hablaron con sus familiares y entrenadores. Era factible económicamente. Se preparó la oferta. Pero la dirigencia lo descartó. “No lo conoce nadie”, le dijo Blanco a Milito. El central juvenil era -es- Ronald Araújo, hoy titular en el Barcelona y la selección uruguaya. “Cuando ves a un jugador, te lo imaginás con la camiseta de tu club, estás jugando en un plano imaginario -dice un exintegrante de la secretaría técnica de Racing-. Pero es frustrante. La mayoría de las veces ese jugador no llega. Es como cuando salís con alguien por primera vez y te hacés un mundo, te imaginás casado, con hijos… Pero después de la primera cita no te escribe nunca más”.

Federico Flores se inició en el fútbol a los 21 años: desencantado del periodismo deportivo, le presentó una carpeta con un proyecto para filmar los entrenamientos a Claudio Vivas, entrenador de Instituto de Córdoba en 2011. A la semana se sumó a su cuerpo técnico. Trabajó con Vivas y Hernán Darío Franco en Instituto. Y, más tarde, con Frank Darío Kudelka, con quien llegarían al tiempo a Talleres. Hasta que, dice Flores, cambió “el campo” por “el escritorio”. Es ahora uno de los dos scouts de San Lorenzo. Los scouts reducen el margen de error en los fichajes. Aunque en ocasiones, todo queda en la nada. Dirigentes de vieja escuela contratan a los que se les antoja. O le abren la puerta del club a representantes que se mueven como peces en el agua. “En Argentina está recontramil verde el scouting, muy atrasado -dice Flores-. El modelo de gestión en general va en contra. Pasó en Racing, que los que estaban se fueron. Nos adaptamos a lo que nos piden”. Uno de los scouts que integró la secretaría técnica de Racing es Javier Wainer: hoy hace scouting para la Roma de Italia.

El trabajo de un scout, define Flores, es “atender las necesidades y los lineamientos que baja el director deportivo para afrontar el mercado de pases, tanto ingresos como egresos”. En las fichas que confeccionan, los scouts resaltan de un futbolista “el aspecto condicional”, “la técnica y la táctica defensiva y ofensiva”, “los datos económicos”, “la distribución de rendimiento”, “la estadística comparativa” y un punto clave: “Otros”. Ahí se vuelca la información que excede al juego, observaciones, porque no se trata sólo de visionar partidos de fútbol: es una tarea casi antropológica para conocer a un jugador, entender su contexto, si podría adaptarse al lugar y al plantel al que sería transferido. Scouts llegaron a utilizar los comentarios de hinchas en foros para confeccionar el perfil. Flores trabaja con Andrés Zamora en San Lorenzo. Zamora descargó la base de datos del Football Manager, combinó el ránking actual con el potencial que elabora el juego, y lo volcó en números en celdas de un Excel. “Hoy hacemos un primer filtro de las ligas que no llegamos a ver a través del ránking del Football Manager”, dice Flores, en San Lorenzo desde 2018.

Los juegos de computadora como el viejo PC Fútbol y el siempre actualizado Football Manager fueron -y son- las inferiores de los scouts (y más). El español Pablo Longoria es el presidente del Olympique de Marsella de Francia. Tiene 36 años y habla seis idiomas. Se curtió jugando horas y horas, a un nivel de adicto, al PC Fútbol. Primero fue scout. A los 21 empezó a trabajar para el Newcastle. Y escaló hasta la Juventus. Fue quien “marcó” a Rodrigo Bentancur: en el Football Manager tenía un potencial europeo incluso antes de que debutara en Primera. Longoria convivió con él una semana en Buenos Aires, mientras jugaba en Boca. Alojado en el mismo hotel, espió sus comportamientos en las horas libres, escondido detrás de la lectura de un diario. Bentancur pasó hace días al Tottenham por 25 millones de euros. “Es raro el día en el que no veo siete u ocho partidos”, dijo una vez Longoria, quien contrató a Jorge Sampaoli como DT del Marsella.

Roberto Firmino, delantero del Liverpool y la selección de Brasil, fue fichado en 2010 por el Hoffenheim de Alemania. Jugaba en el desconocido Tombense en el Brasileirão Serie B. Lutz Pfannenstiel, entonces scout del Hoffenheim, lo “descubrió” en el Football Manager. Hoffenheim pagó 4 millones de euros por Firmino. Lo vendió al Liverpool por 41. “Aún uso el Football Manager para ver las características de los jugadores que me proponen”, reconoció el entrenador portugués Abel Ferreira, vigente bicampeón de la Copa Libertadores con el Palmeiras. El Football Manager rompe la pared de la virtualidad. Si un futbolista en la vida real dice que le gustaría jugar en tal club, es posible que ante una oferta de ese club en el juego, la acepte. Pasó con el italiano Daniele De Rossi y Boca. Es amplio el barrido de datos.

Facundo Delgado es el jefe de scouting del Football Manager en Argentina. Con 65 personas a cargo, representantes de futbolistas lo contactaron, dice, para “saber qué hacíamos”. Banfield le pidió perfiles de potenciales refuerzos. Exjefes de scouting del Football Manager en Portugal y Alemania fueron contratados como scouts por el Porto y el Hamburgo. “Esto -dice Delgado- no debería ser una sorpresa, porque manejamos un volumen de información altísimo”. La base de datos del Football Manager -la que usa San Lorenzo- registra más de un millón de jugadores de más de 116 ligas de más de 51 países. De Argentina, 65 mil futbolistas. “Es más común para nosotros recibir consultas de representantes o intermediarios de clubes europeos por jugadores locales que de clubes de Argentina, que si lo hacen, casi siempre termina más en un intento de obtener información que en una intención de colaboración real”, dice Delgado, analista financiero, y remarca que en un fútbol cada vez más desigual, la diferencia se hace con “una optimización en la toma de decisiones”. “Las mejores decisiones se toman con la suficiente información al alcance. Mientras se siga con el viejo modelo de intuición y recomendación se seguirán malgastando ingresos y desaprovechando el capital”. Delgado da el ejemplo de Newell’s. Nombra a Aníbal Moreno (Racing), Lisandro Martínez (Ajax) y Ezequiel Unsain (Defensa y Justicia), surgidos de las inferiores de Newell’s, despreciados en pleno crecimiento, y reemplazados después por futbolistas a préstamo y contratación de libres.

Todo un signo: hasta la AFA recurrió al scouting. Juan Martín Tassi es el director del Departamento Internacional con base en Madrid que la AFA abrió en 2021: registra más de 300 argentinos o con padres argentinos de menos de 20 años en clubes de Inglaterra, Italia y España. Son los hijos de la crisis de 2001 y de las posteriores olas migratorias (hay hasta categoría 2011). Tassi ve en vivo cómo juegan los juveniles, se contacta con la familia, carga la información en una plataforma que comparte con los entrenadores de las selecciones juveniles, y pasa el dato central: si están dispuestos a jugar con la celeste y blanca, ya que la mayoría tiene la opción de hacerlo con la del país de nacimiento. Luka Romero -17 años, hoy en la Lazio, hijo de un exfutbolista argentino- nació en México y creció en España, pero ya juega en las selecciones argentinas. Lo había tentado la Federación Española, como a Lionel Messi. “Messi hay uno solo -dice Tassi, el scout de la AFA-, pero lo más importante es que hay talento”.