«El padre de la Scaloneta está allá arriba, que me pudo venir a ver hoy, y para mí es el regalo más grande del mundo». Lionel Scaloni solloza y señala hacia la platea San Martín. Al técnico de la selección no le gusta eso de la «Scaloneta», pero palpa el poder de identificación que encierra. «Ya está, Ro, ya está», le había dicho antes de comenzar a hablar en la noche del Monumental, cuando Rodrigo de Paul arengaba el canto: «¡La Scaloneta, la puta que lo parió!». El padre del entrenador se llama Ángel Scaloni. Antes de la Copa América de Brasil 2021, «Chiche» sufrió un ACV. Desde una clínica, vio la consagración de su hijo en el Maracaná. Tampoco pudo viajar al Mundial de Qatar 2022. El padre (de Pujato) había sido clave en el inicio como entrenador de Jorge Sampaoli (de Casilda) en Argentino de Rosario, en 1996. Pujato y Casilda son pueblos vecinos de Santa Fe, a 13 kilómetros. Ángel, que le llegó a pagar peajes a Sampaoli, también había sido el nexo que lo llevó a Scaloni a arrancar como su ayudante de campo en 2015, en el Sevilla. «Gracias, Sampaoli, por dejarnos a Scaloni», se leyó en una bandera, irónica, en el 2-0 frente a Panamá.
Scaloni dijo ante las 83 mil personas en el Monumental que «el fútbol es de los jugadores» y les agradeció a «todos los que pasaron por este proceso». Cuando terminó de hablar, saludó, uno a uno, a los campeones del mundo. Panamá fue el kilómetro 0 hacia el Mundial de Estados Unidos, México y Canadá 2026, más allá del festejo. El martes, ante Curazao en Santiago del Estero, la selección tendrá la segunda parada. Jugarán todos –o casi– los que no jugaron ante Panamá. Si el fútbol es de los jugadores, la selección no, por más Mundial que hayan ganado. Ese es el mensaje que baja Scaloni. Evitar el relajo, porque nunca se sabe cuándo puede ser la última vez que se vea a un jugador con la camiseta argentina. ¿Volverá el Papu Gómez (35 años), campeón en Qatar, en la fecha FIFA de junio? ¿Qué cara nueva se meterá en el inicio de las Eliminatorias ante Ecuador, en septiembre? Congeniar, esquivar internas generacionales y peleas individuales, parece ser el gran desafío por delante para Scaloni, convertido en un líder emocional de -y en- la Argentina.
Alejandro Garnacho, el Sub 20 con más chances de minutos de juego en la selección, iba a debutar con Venezuela en la Bombonera, en el cierre de las Eliminatorias a Qatar. Scaloni decidió que ni siquiera fuera al banco. Era una tentación. Aquella noche de marzo de 2022 entró Lucas Boyé. Nacido en Madrid, de madre argentina, Garnacho, a los 18 años, es lo que en el fútbol se suele llamar un «revulsivo». Entra y causa furor en el Manchester United (y estragos a los rivales). Contra Panamá ingresó Thiago Almada, autor del 1-0. Almada, 21 años, es otro de los nuevos a los que les quieren dar rodaje. Lautaro Blanco –lateral izquierdo del Elche, surgido de Rosario Central, 24 años– fue citado por primera vez. Como los mediocampistas Máximo Perrone (20, Manchester City) y Facundo Buonanotte (18, Brighton). Otros que ya habían sido convocados y que están son el defensor Nehuén Pérez (22, Udinese) y el mediocampista Valentín Carboni (18, Inter). Los delanteros Emiliano Buendía (26, Aston Villa) y Giovanni Simeone (27, Napoli) no son juveniles pero fueron citados por Scaloni, que armoniza la conformación del grupo con sensibilidad y honestidad.
Scaloni pretende encarar el nuevo proceso mundialista con la misma naturalidad. Del plantel campeón en Argentina 78, la mitad repitió presencia en el siguiente Mundial, España 82. César Menotti incluyó a 11 entre los 22: Osvaldo Ardiles, Héctor Baley, Daniel Bertoni, Ubaldo Fillol, Luis Galván, Américo Gallego, Mario Kempes, Jorge Olguín, Daniel Passarella, Alberto Tarantini y José Valencia. Nueve, incluso, fueron titulares en el debut con derrota (1-0) ante Bélgica. Carlos Bilardo, en cambio, citó para Italia 90 a sólo siete de los campeones en México 86: Nery Pumpido –lesionado y desafectado después del debut con caída (1-0) ante Camerún–, Sergio Batista, Jorge Burruchaga, Maradona, Ricardo Giusti, Julio Olarticoechea y Oscar Ruggeri. La incógnita de quiénes serán los campeones en Qatar que estarán en 2026 se abre con Lionel Messi y Ángel Di María, los de la «vieja guardia», 35 años, los más veteranos.
En un partido sin tensión competitiva, pura celebración, con familiares adentro de la cancha, acaso Leandro Paredes –al menos desde el gesto corporal, actitudinal– haya sido el futbolista que más quiso jugar ante Panamá: entró a los 59 minutos por Enzo Fernández, el que le sacó la titularidad en Qatar, adelantó al equipo y lo empujó al gol (si no hubiera pifiado tras el rebote en el travesaño del tiro de Messi, hubiera marcado el gol en lugar de Almada). Son señales mínimas que, partido a partido, entrarán en la consideración de Scaloni. «Me encantaría ir a todas las provincias y brindarles el cariño de los jugadores, que los puedan ver cerca», dijo. En la agenda 2023 de la selección restan nueve partidos: Curazao el martes, los dos amistosos de junio y seis por Eliminatorias. Parte de las pruebas previas a la Copa América de Estados Unidos 2024.
El otro de los campeones en Qatar del club de los 35 años es Nicolás Otamendi. A diferencia de otros Mundiales, esta vez falta menos: casi tres años, no los «largos» cuatro. Messi cumplirá 39 en pleno Mundial 2026. Sólo dos veces una selección ganó dos Mundiales consecutivos: Italia (1934-1938) y Brasil (1958-1962). En el post 78, Argentina hizo una mala Copa América 1979 y sufrió derrota con Alemania, con Inglaterra, empate ante Italia y no le ganó a Brasil en tres duelos. En el post 86, Argentina apenas ganó seis de los 30 partidos que jugó –incluso cayó ante clubes–, sufrió la peor racha sin ganar en la historia y Bilardo eligió no jugar en el país desde 1987 para «proteger» a los jugadores. Es cierto, el campeón ya no clasifica directamente al siguiente Mundial. Pero el próximo será el primero con 48 selecciones. «La selección no tiene dueños y los campeones no parten con beneficios», advirtió Scaloni, valorado por los futbolistas «titulares» que hasta salieron del equipo en un Mundial.