-Soy bastante inculto, tengo problemas para expresarme pero lo que no sé es mentir. Lo que me viene a la cabeza lo digo. Hago macanas pero así llegué a ser presidente de Vélez.
-¿Pero es inculto?
-Sé que estoy fuera del sistema. No tengo informática y tengo un teléfono viejo. Antes la maestra era la madre y no se le podía faltar el respeto, el vecino te protegía. Ahora hay otra cultura. El garca no paraba en el café con nosotros y pagaba la comida. Hoy lo hace. Ladrones hubo siempre pero el que era de Liniers no robaba en el barrio. No tengo cultura. Algo de inteligencia debo tener, si no, no hubiese llegado a donde estoy.
-¿Por qué volviste a Vélez?
-Me volví loco. Me empujó la gente, los amigos y apareció José Luis Chilavert que no quiero que sea presidente del club. No tiene amor con Vélez más allá de haber sido el mejor de las últimas décadas. Además, habló muy mal del club y eso es más doloroso. Deportivamente se habían logrado cosas pero era insostenible desde lo económico. Hace 25 años que estoy acá y pasé todas las etapas. Es un club en el que peleamos para no morir. A mí no me importa la medida del tipo: cobré toda mi vida pero eso es otra cosa.
-¿En las peleas dice?
-Sí, fui de la barra, me colgué en las banderas pero fue 50 años atrás. Era muy distinto: no había entradas ni micros ni nada. Nos peleábamos por el trapo, como decíamos.
-A la distancia, ¿qué piensa de eso?
-No lo llevo como una carga porque tampoco hice cosas que me provocaran ese problema. Me gustaba pelear, pero no era ventajero. Te invitaba a pelear, íbamos al campito y cuando uno caía se terminaba la historia. Y yo caí muchas veces.
-¿Vélez es un club modelo?
-No, modelo no es porque tenemos barra brava y todos los problemas del resto. Ni quiero ser modelo de nada. Somos un club ordenado, decente y honesto. Tratamos de dirigir con honestidad.Acá hay que mantener 900 empleados y dejamos de pedir horas extra porque no las podemos pagar. Estamos mejor que otros equipos porque pudimos vender un jugador y nos queda un resto. Si no, no estaría más en Vélez. Por ahí hasta me habría suicidado.
-¿Por qué?
-No soportaría que la gente me mirase como alguien que debilitó o que llevó a la crisis a Vélez. Estamos complicados con el descenso pero seguro vamos a salir. Es muy angustioso para el hincha. Será porque en la vida ya no hay tantos amores.
-¿Es tu último mandato?
-Sí. Algunos me dicen que tengo que ser presidente de AFA pero qué voy a ser. No tengo las condiciones que tiene que reunir un dirigente: decencia, capacidad y conocimiento. Tengo decencia, pero lo otro no.