Salto es una ciudad de 100 mil habitantes que queda 500 kilómetros al norte de Montevideo. Allí nacieron, con apenas 20 días de diferencia, Edinson Cavani y Luis Suárez. Se criaron a seis cuadras de distancia. Ayer en la lejana Sochi construyeron un gol que resume lo que es este equipo uruguayo: armaron una pared de 50 metros que terminó en la cabeza de Cavani para marcar el primer gol del partido. Eso es Uruguay: un equipo con orden e identidad, que sabe que en la delantera tiene a dos cracks capaces de levantar una casa con sólo un ladrillo.
A Cavani le tocó ante Portugal su partido consagratorio. En ese primer gol mostró su potencia. En el segundo, cuando ya Pepe había logrado el empate transitorio, dejó en claro su clase: abrió el pie después de la habilitación de Rodrigo Bentancur y puso la pelota contra el segundo palo, bien lejos del arquero Rui Patricio. No sólo aportó los festejos: recuperó cuatro pelotas, más que cualquier volante uruguayo. Cuando todavía faltaban 16 minutos para que terminara el partido, el jugador del Paris Saint Germain sintió un pinchazo en el gemelo y salió reemplazado.
En Sudáfrica 2010 a Cavani le había tocado el lugar del sacrificio, porque tenía delante a Diego Forlán y Suárez. Apenas pudo marcar en la derrota ante Alemania, en el partido por el tercer puesto. En Brasil 2014 hizo el primer gol celeste, en la derrota ante Costa Rica. Pasó casi inadvertido. Ayer se logró poner la capa de superhéroe mundialista, esa materia que aún le faltaba rendir para terminar de demostrar en su selección lo que hace en el Paris Saint Germain hace cinco temporadas.
Más allá del cambio de rol de Cavani en los últimos tres mundiales, la estampa del equipo del Maestro Tabárez es la misma en los últimos 12 años. En el mediocampo están las mayores novedades, sobre todo porque Nahitan Nández, Bentancur y el petiso Lucas Torreira tienen menos de 23 años. Pero a lo largo de estos 12 años parece el mismo equipo. El recambio generacional llegó para este Mundial, aunque las variantes en los nombres no modificaron la esencia: los salteños hacen la diferencia arriba mientras un equipo entero sostiene el arco propio. «Aunque se tenga menos la pelota, a un rival que se venga arriba se lo puede lastimar de esta manera. Tenemos gran potencial individual. Tal vez la posesión de la pelota está un poco sobrevalorada. No es una relación directa con las situaciones de gol», explicó Tabárez luego de la clasificación a cuartos de final, donde se medirá con Francia.
«Hay que rezar para que no sea nada», aseguró Cavani sobre su molestia en el gemelo. Y los uruguayos cruzarán los dedos hasta que se conozcan los estudios. No es para menos. Entre sus dos delanteros Uruguay suma cinco de los siete goles que marcó en este mundial. Son los únicos futbolistas uruguayos que convirtieron en tres mundiales. Y son los goleadores históricos de su selección, Suárez con 53 y Cavani con 45. Los delanteros salteños son, al cabo, la locomotora de este tren celeste que a pura solidez se sigue abriendo camino por Rusia . «