Una elección programada para 2019 mantiene en vilo a Mauricio Macri. No se trata de la que pondría en juego un eventual segundo mandato. Se trata de Boca. Retener ese pago chico es clave para el presidente. También para Daniel Angelici. En las últimas semanas, los socios del club recibieron llamados telefónicos, mails o fueron abordados en la Bombonera antes del partido contra Tigre para que respondan a distintas preguntas. El sondeo intenta medir a posibles candidatos, oficialistas u opositores, pero también la influencia de Macri sobre las decisiones de los hinchas. La perspectiva de 2019 también podría explicar la ira de Angelici después de la caída ante River por la Supercopa. Haya retado o no a los jugadores, tal como circuló estos días, lo cierto es que se encargó de filtrar una imagen de enojo, una forma de mostrarse ajeno a la derrota.
«¿Cuánta relación existe entre la política y el deporte?». «¿Cómo cree que debería ser esa relación entre la política y el deporte?». «Respecto de esta frase ‘hay que independizar a Boca del poder político’, ¿usted cuán de acuerdo está?». «¿Usted estaría dispuesto a votar un candidato que no cuente con el aval de Mauricio Macri?». «¿Estaría dispuesto a votar un candidato que no cuente con el aval de Daniel Angelici?». Esas son algunas de las preguntas -de origen anónimo- que recibieron los socios de Boca con miras a las elecciones de diciembre de 2009, posterior a los comicios nacionales. El oficialismo no se hace cargo de la encuesta, pero desde la oposición consideraron tendenciosas a las preguntas, y sostienen que fue el propio macrismo el que mandó a hacerla. Señalan a un operador en las sombras: Enrique «Coti» Nosiglia.
Impedido por el estatuto del club para otra reelección, Angelici apuesta a instalar a Christian Gribaudo, secretario general del club y presidente del Instituto de Previsión Social bonaerense. Pero tiene una barrera: el bajo conocimiento de los socios. Macri, en cambio, pretende que el candidato para 2019 sea Andrés Ibarra, ministro de Modernización. En el medio de esa disputa silenciosa, hay un nombre clave: Juan Román Riquelme, que el año pasado dijo que le gustaría ser presidente del club. Los números que manejan Angelici y Macri muestran una alta intención de voto para el ídolo, y eso no les resulta una buena noticia. Por eso en la encuesta hicieron dos mediciones distintas. Una en la que incluyen a Gribaudo, Ibarra, Riquelme, Rodolfo Ferrari (vicepresidente 1°), Jorge Amor Ameal (ex presidente), José Beraldi (histórico dirigente) y la opción de otro. Pero en otra pregunta, lo sacan a Riquelme. Intentan dilucidar qué pasaría sin él, cómo se movería esa intención de voto y, en todo caso, qué bendición pesa más: si la de Macri o la de Angelici.
La derrota frente a River en Mendoza hizo sucumbir a Boca, a pesar de estar cómodo en la punta del torneo. Puso en jaque tres liderazgos: el de Guillermo Barros Schelotto como entrenador, el de Angelici como presidente y el de Carlos Tevez como figura del equipo. El reto presidencial del viernes a los jugadores, relatado por un sector de la prensa, no tuvo versiones oficiales. Ni siquiera podrían reproducirse textuales. Algunos jugadores, en off, le bajaron el precio. Pero la intención de Angelici fue mostrarse firme y descargar la responsabilidad en otros. Barros Schelotto y Tevez hacen lo propio. El técnico -desautorizado si es que Angelici actuó así en el vestuario- se queja de la dirigencia. El jugador señala culpas en compañeros, como lo hizo apenas terminó el partido. La apuesta de Angelici para repatriar a Tevez desde China también empieza a crujir.
Aunque 2019 parezca lejos, Angelici apostaba a preparar el camino durante este año. El campeonato local es necesario, pero es un objetivo que quedó chico. Necesita la Copa Libertadores. Sin poder instalar todavía a Gribaudo, y con dudas sobre las chances de Ibarra, sobre el que tampoco hay convencimiento para que deje la función pública en una eventual releección de Macri, al PRO de Boca le preocupa el crecimiento de la figura de Riquelme, al que se le adjudican una intención del voto del 60 por ciento. A la vez, si su candidatura resultara imparable, no descartan contenerlo con una alianza. Pero Riquelme es indomable. Aunque se saque fotos con Angelici y con Macri, su historia es de enfrentamientos con ambos. Su final en Boca, también. Y sin embargo, para sectores opositores al macrismo en Boca, Riquelme todavía es una incógnita como un potencial dirigente. Su nombre es -acaso como el de Carlos Bianchi- el nombre de los grandes éxitos de Boca en los últimos años. Los años en los que gobernó el macrismo. ¿Será él mismo la bestia negra que termine con esa hegemonía?