Hasta los 18 años, Victoria Ley nunca pensó en dedicarse al arbitraje. Siempre se interesó por el deporte, en especial el fútbol. Estaba decidida a estudiar periodismo deportivo. No pudo empezar por motivos personales, pero se anotó en el curso de arbitraje para conocer en profundidad el reglamento. Era un paso previo al oficio periodístico, pero se convirtió en su trabajo. O, como ella prefiere decir, su pasión. “Cuando en la cursada me tocó ir a la cancha, me di cuenta que es mi lugar. Ahí puedo ser yo y quiero seguir con el arbitraje para llegar lo más lejos posible”, dice a seis años del comienzo de su carrera como jueza.
-¿Qué significa “Ser yo”?
-Cuando llegás al lugar que tanto amás y te apasiona, te olvidás de todo y es un rato donde te preocupás solo por lo que estás haciendo. Te gusta tanto que no recordás lo que está pasando afuera. Es lo más lindo y lo que a mí me genera el arbitraje.
Con esa filosofía, Ley ya quedó en la historia. El domingo 5 de junio y por primera vez en un partido oficial en la Patagonia -y es difícil encontrar otros casos en el Interior, a diferencia de lo que ocurre en la Primera de AFA-, una terna estuvo integrada solo por mujeres: ella fue la jueza principal, asistida por Rocío Raín y Gabriela Huenelaf en el triunfo 21 a 0 de JJ Moreno contra Alumni -los dos equipos de Puerto Madryn- en el torneo femenino de la Liga del Valle, de Chubut. Ya había sido parte de una terna de mujeres. Pero en un amistoso: la Selección femenina se entrenó en Chubut y, como parte de la preparación, enfrentó a Huracán de Trelew en 2020. Esa vez también estuvo acompañada por Raín y Verónica Vargas. “Cuando me avisaron, me puse muy contenta y tenía unos nervios bárbaros. Era un montón. Cuando te gusta dirigir, no te importa si es amistoso u oficial”, cuenta sobre esa experiencia.
La goleada de Moreno a Alumni, por la fecha 13 del Torneo Apertura, es el punto más alto de una carrera que va en ascenso. Ya dirigió en Inferiores, Reserva, Primera y el año pasado logró pasar la prueba física del Consejo Federal para ser la primera jueza de Chubut en dirigir en torneos de AFA. Sus silbatazos y cobros se escuchan en diversos escenarios. Desde que se levanta hasta que se va a dormir, Ley está vinculada de una u otra forma al arbitraje. Se la puede encontrar dirigiendo en futsal, fútbol playa u once. También da clases en la Municipalidad de Puerto Madryn, su ciudad y donde todo comenzó. Como mínimo, arbitra cuatro partidos a la semana. Si participa en algún torneo, la cuenta puede llegar a siete partidos de futsal en un mismo día.
-¿Cómo es dirigir todo el tiempo?
-No tenemos la suerte de arbitrar una o dos veces a la semana. Vamos el sábado a la cancha de fútbol once y a veces nos comemos toda la tanda de inferiores. Es cansador. Yo no tengo problemas porque me encanta. Por mí, estoy todo el día en la cancha.
La relación de Ley y el público también es diferente. No se reproduce lo que pasa en el fútbol masculino, donde los árbitros en su mayoría reciben puteadas. Cuando la terna femenina entró a la cancha de Moreno, las jugadoras estaban tan contentas como ellas. Una hincha incluso se acercó a Ley: “Vamos las femeninas, seguimos sumando. Al fin tenemos una terna completa”. También hubo aplausos desde las tribunas. Las alentaban, generaban otro respaldo para la igualdad y ampliación de derechos.
-¿Cómo te sentiste al dirigir con otras mujeres?
-Nos felicitaban para que haya otros casos. Es muy lindo ver un partido femenino con una terna arbitral femenina. Es lo que tendría que corresponder. Las mujeres se ponen muy contentas de que vayamos avanzando y eso nos incentiva porque tenemos el apoyo de la gente. Fue un partido súper lindo y nadie gritó nada. Estamos acostumbradas a que nos digan de todo y esa vez fue hermoso.
Ley creció en una casa que respiraba fútbol. Heredó ese amor de su familia. Su papá Ernesto siempre miraba partidos junto a sus hermanos Jesús y Maicol. «Veía la pasión con la que miraban y me encantaba lo que les despertaba. Así empecé. Nunca imaginé que terminaría siendo arbitra», resume. Sus hermanas Jeanette y Victoria ahora también van a la cancha: se hicieron futboleras de tanto a acompañar a Ley.
-¿Por qué no hay más espacios para otras mujeres?
-Ahora que somos más y resaltamos, de a poquito se van a sumar otras. Cuando arrancamos los cursos y vemos caras femeninas, me gusta muchísimo. Tal vez no nos vinculamos mucho porque el fútbol siempre fue visto como un deporte de hombres cuando en realidad el deporte no tiene género. La mujer o el hombre pueden hacer realmente lo que quieren. No es una cuestión de deportes o de trabajo. Si alguien quiere hacerlo, es cuestión de proponérselo. Ojalá que muchas mujeres se quieran sumar.
-¿Qué barreras encontraste?
-Muchas colectivas y también personales. Pensaba que tal vez no podía controlar un partido de reserva porque eran chicos más grandes y tal vez querían discutir. Pero todas las barreras que me fui poniendo las fui superando. También tenemos evaluaciones físicas y pensaba que no iba a poder. Pero entrené, estudié y gracias a eso llegué hasta acá. Lo de afuera influye, pero también las barreras se las pone una misma. Cuando creés que algo va a ser difícil, luchás y llegás.
-¿Qué impacto tiene tu caso en términos de igualdad y ampliación de derechos?
-Es lindo para que los demás, que tal vez no están acostumbrados a ver una mujer dirigir, se den cuenta que somos capaces. Que los partidos van a estar bien llevados y arbitrados con un hombre o una mujer. Estamos todos en el mismo escalón y después depende de cada persona y no de cada género, en cómo te va a ir. Vivo lo que me toca vivir sin desesperarme, pero siempre buscando más. Hay que esforzarse: los sueños están para trabajarlos.