Detrás del casting para elegir al entrenador de la Selección, en la AFA se comenzó a cultivar una rebelión que se cocina al calor de la bronca de los dirigentes de fútbol. El foco de resistencia está en el Ascenso, aunque, poco a poco, se expande hasta algunos equipos de Primera. La marcha atrás con el aumento que había prometido el gobierno, el manejo personalista de Armando Pérez y la prioridad casi exlusiva en elegir al sucesor de Gerardo Martino motivan el enojo. Van apenas diez días desde la llegada del Comité de Regularización y los reproches a su presidente crecen a diario. El Ascenso, de hecho, lo recibió con la amenaza -aún latente- de parar la pelota. Nada cambió los planes del cordobés, que se mueve con el apoyo del gobierno nacional y elige como consultores a los empresarios Víctor Taboada, gerente de su empresa Tsu Cosméticos, y a Fernando Marín, director del Fútbol Para Todos, antes que a los directivos.
Cuenta un hombre que camina los pasillos de los ocho pisos de Viamonte 1366 hace años, que la Asociación del Fútbol Argentino parece un ministerio más: «Sembraron el terreno con el desastre del post grondonismo y ahora se empieza a hablar de ñoquis, ajuste y nos ponen a Taboada a controlarnos.» Un dirigente de peso en la mesa de la B Nacional, que también lleva años de militancia en la política partidaria, es más claro: «En este discurso de la pesada herencia, los dirigentes del fútbol somos una bocha de helado en un cucurucho.» Mientras Pérez se mueve para definir el próximo entrenador de la Selección, Taboada y Marín son los que se presentan como los nuevos jefes en el edificio de AFA.
La idea de mandar una carta, firmada por 40 clubes, a la FIFA para denunciar la injerencia del gobierno en esta intervención perdió fuerza, porque tuvo más peso el temor a la desafiliación. La semana comenzó con una conferencia de prensa de los representantes de las cuatro categorías del Ascenso y la posibilidad de postergar los torneos si el gobierno no cancela las tres cuotas que debe del Fútbol Para Todos. Pérez prometió que el dinero se giraría antes del lunes. Fue el único diálogo entre el Comité de Regularización y la mesa del Ascenso. El ninguneo no hizo más que generar más malestar. «Para nosotros esta plata representa el 90% de nuestros ingresos. Los jugadores van a dejar de entrenarse si no cobran. Algunos ya piden la libertad de acción. Está muy bravo», asegura Gabriel Fernández, presidente Español y de la Primera B Metropolitana.
Ante el poco diálogo que encuentran los dirigentes con Armando Pérez, alentados por la llegada de una carta firmada por Marco Villiger, secretario general adjunto de FIFA, en la que se le recuerda a Pérez las funciones otorgadas, los clubes del Ascenso están sumando adeptos para formar una comitiva de cuatro dirigentes que tenga una charla informal con Gianni Infantino. Quieren que escuche la voz de los clubes argentinos. «Es lo que hizo Marín hace unos meses», cuenta a Tiempo otro hombre de peso de la categoría, que no se resigna a que la AFA sea dirigida por alguien que no fue elegido en asamblea por sus pares. En FIFA, dicen, no ven con buenos ojos los pasos que está dando el Comité.
La pelea entre los dirigentes y el frente que forman Armando Pérez, Marín y el gobierno puede tener el mismo final que el cuento de la buena pipa. Es que ninguno quiere resignar terreno y tienen distintas armas para mostrar su poder. Los clubes son los dueños de la pelota. Pero el gobierno está sentado sobre la plata de la televisación que es la pata principal del presupuesto de buena parte de los equipos. Ahí es donde la bronca se hace generalizada y no entiende de categorías, al punto que hasta Daniel Angelici, operador judicial del PRO y también presidente de Boca, muestra sus garras. Dos semanas atrás el gobierno insistió en que saliera la Superliga con la zanahoria del aumento del dinero. «No cumplieron con eso. Primero nos prometieron 2500 millones de pesos y ahora dicen que hay 1800», reconoció Nicolás Russo, presidente de Lanús, en radio La Red. Hernán Lewin, de Temperley, y Eduardo Spinosa, de Banfield, también hicieron público su enojo por las falsas promesas y por la poca relación que existe entre el Comité de Regularización y los clubes. «En AFA nadie me dice cuándo va a cobrar Temperley. Me entero por periodistas y por Twitter. Eso tiene que cambiar. Nosotros hicimos un presupuesto», protestó Lewin.
La idea del Comité, además, es que cada club abra una cuenta en el Banco Nación para que la plata se gire a través de transferencias bancarias y no por cheques al día, como ocurría hasta ahora. Eso no sólo demorará los plazos para que la plata llegue a clubes que tienen que afrontar los gastos de sueldos y servicios en una etapa de receso en la que no cuentan con los ingresos de recaudaciones, sino que se podría producir el embargo de esos fondos por deudas anteriores. «Los clubes chicos y los del ascenso somos los que más vamos a sufrir. Están preparando todo para que se salve el que pueda, como si esto fuera la selva», define un dirigente del (ex) Comité Ejecutivo de AFA.
Hay, además, un conflicto que podría sumar otro foco en la rebelión. Los trabajadores de UTEDyC también salen perjudicados por las deudas por el FPT: en Gimnasia, Quilmes y Argentinos llevan meses sin cobrar y no abrirán las canchas si no cobran sus sueldos. Otro dirigente importante es pesimista acerca del futuro. «Hay clubes del Ascenso que quieren armar una asamblea paralela y destituir a Armando Pérez. No veo que esto termine bien, cuando el gobierno prometió 2500 millones y ahora está parado en 1800», sugiere.
Acaso el más elocuente de todos, fiel a su estilo, haya sido Diego Armando Maradona, que hace más de un mes llegó a la Argentina con la supuesta venia de Infantino. «Todo esto fue una mentira. La AFA se la llevaron los macristas. A mí no me van a venir a pasar por arriba cinco oligarcas que quieren la AFA. Marín siempre fue un ladero de Macri. Pasó del tenis a futbología. Esta semana me reúno con Moyano y Chiqui Tapia para tirarnos a la AFA. Tenemos los votos. Con tal de que no me toquen la pelota esa gente que está sucia voy a pensar si no tengo que ser presidente», dijo Diego en La Red. Esos, nada menos, pueden ser los nombres que hagan visible la bronca que transpiran hoy los clubes por la presión del Comité de Regularización.
La comedia del entrenador
El desconcierto que envuelve a la AFA se puede medir en la serie de negativas para ocupar el banco de la Selección Nacional. Hasta ahora, Armando Pérez acumula más rechazos que aceptaciones en las gestiones para dar con el sucesor de Gerardo Martino. Amén del peso propio las caídas en fila en los penales de la Copa América de Chile y de Estados Unidos, el Tata fue el iniciador de la seguidillas de rechazos por los inconvenientes en la casa madre del fútbol.
Con argumentos similares y con críticas hacia la directiva, Marcelo Bielsa, Eduardo Berizzo y Marcelo Gallardo esta semana declinaron eventuales propuestas para tomar el cargo. Así Pérez tambalea en la tarea que asumió como prioritaria cuando se convirtió en el presidente del Comité de Regularuización: encontrar el remplazante de Martino. El entuerto, de hecho, lo lleva a explorar la posibilidad de atravesar una transición de unos meses hasta poder dar con un entrenador -se mencionaron a Jorge Sampaoli y a Diego Cocca- que genera más adhesión.
Lo cierto es que en los últimos días, sólo Ramón Díaz pasó por la casa de Pérez para explicar su proyecto. Desde Australia, Diego Simeone avisó que no era su momento. Hasta ahora, siguen en pie los mismos nombres que alumbraron el arranque de una búsqueda sin patrón: Edgardo Bauza, técnico de San Pablo, y Miguel Ángel Russo, de último paso sin luces por Vélez.
Las charlas de Armando Pérez contemplaban una escala en Europa con un doble propósito: reunirse con Lionel Messi y hablar cara a cara con Sampaoli. Pero el presidente de Belgrano descartaría el vieja por un nuevo -otro más- rechazo: Messi no estaría dispuesto a recibirlo y quedar atado a la posible resolución acerca del entrenador. El puesto de la Selección finalista de las últimas tres competencias disputadas sigue vacante. El equipo que cuenta, al menos en el terreno de lo hipótetico, con el mejor jugador del mundo aún no tiene quién lo dirija.