Hacía tiempo que la Argentina no juntaba tan tremendo grupo de deportistas en un mismo lugar. Casi siempre ocurre cada cuatro años y en el mismo marco. No faltó nadie, o casi nadie: no estuvo Lionel Messi con la Selección de fútbol. Y hacía tiempo que esos atletas no se involucraban en otros aspectos que no sean solo deportivos. Los más representativos, medallistas, abanderados y líderes, fueron por más. Sentaron un precedente.
Como si fuera poco en las carreras de Luis Scola, Emanuel Ginóbili, Julio Velasco, Paula Pareto, Carlos Retegui o Juan Martín del Potro, ellos dieron un paso más hacia adelante para marcar un quiebre que pretenden que se traslade a todo el deporte nacional.
Con huevos y coraje no alcanza, también hay que jugar bien para ganar. Y después sumarle huevos y coraje, dijo Manu, valiente, luego de la caída ante Lituania.
Velasco sacó a relucir una palabra clave: «En el ambiente había demasiada euforia, como si hubiéramos ganado algo, y lo único que hicimos fue ganar dos partidos. Si nos ponen en el lugar de ganarles a todos, es muy complicado. Es una hazaña ganarles a estos equipos. Hay que tener en claro lo que hay que hacer en cada momento. Debemos preguntarnos por qué perdimos lucidez». Lucidez.
La cercanía con Río y las ganas de ver a tantos monstruos hicieron que los argentinos llenaran los estadios. Y se hicieron sentir con mucha más pasión de lo normal. Pero el Brasil, decime qué se siente o el brasilero, brasilero no fueron entonados en el lugar indicado. Por ahí soy antipopular, pero me parece una tremenda pavada que en un Argentina-Nigeria se grite contra Brasil. No tiene ningún sentido que insulten a los brasileños ni que ellos insulten a los argentinos. No me siento identificado con eso, le contó Luifa a La Nación tras el debut ante Nigeria.
También Del Potro tuvo que salir a calmar una pelea que se originó en la tribuna en un partido entre él y el serbio Novak Djokovic, el Nº 1. Y el mismo Scola no ocultó su bronca contra el diario deportivo Olé, que publicó una nueva (otra más) tapa en la que se burla de los brasileños: los llamó brasucas y se rió de su eliminación en básquet.
El diario Olé no entendió nada de nada, escribió Scola en su cuenta Twitter. La que se sumó a las críticas fue Paula Pareto, dorada en judo y sacrificio: Es difícil transmitir los valores del olimpismo cuando pasan estas cosas, escribió la Peque.
Estos extraterrestres no solo dan clase en sus respectivas especialidades, sino que también lo demuestran a la hora de hablar. Son los verdaderos protagonistas, los que en caliente o en frío saben cuándo pedir calma, cuándo abandonar el cassette y cuando levantar la voz. Poder y saber escucharlos también es un triunfo.