Cuando termine el día, el Polideportivo Lucía Cullen-Padre Múgica estará mucho más cerca de definir el estatuto del club. Tendrá un principio de acuerdo para confeccionarlo, un requisito indispensable para toda asociación civil. Aunque para el espacio ubicado frente al barrio Saldías, en la Villa 31, no es un trámite. Es, más bien, una seña identitaria. Forma parte de un proceso de acumulación más grande y ambicioso: pensar otro tipo de gobierno para las instituciones deportivas y sociales, con perspectiva feminista y de derecho.
Llegará después de 48 horas en las que más de 100 mujeres y diversidades -convocadas por La Nuestra, colectivo territorial del barrio- se reunieron para debatir y reflexionar acerca de cómo construir poder feminista. La discusión de las dos jornadas enfocó la mirada en un lugar concreto, la vida interna del Polideportivo Lucía Cullen-Padre Múgica, y la posibilidad de convertirlo en un espacio único en la región. La búsqueda, sin embargo, es replicarlo como un ejemplo de conducción.
Entre otras personalidades internacionales, el encuentro contó con la presencia de Iona Rothfeld, fundadora de la Asociación Nacional de Jugadoras de Fútbol Femenino de Chile. Maria Bobenrieth cruzó el océano Atlántico para contar su experiencia como directora y creadora de Women Win en Países Bajos, y Paula Korsakas, de Brasil, aportó su mirada como educadora popular y formadora de entrenadoras.
“Sacamos del medio para pensar en otros caminos”, sintetiza en lenguaje futbolero, Mónica Santino, presidenta de La Nuestra, sobre la actividad que tuvo, además de participación internacional, talleres, plenarios y un momento musical para toda la comunidad.
“Nos parece muy rico sentarnos con más personas a debatir de qué manera conducimos un espacio sin recurrir a las formas tradicionales de gobierno, sino desde el feminismo. Esto significa circular la palabra y pensar otras formas de gobierno”, agrega Mónica, como para encontrar caminos diferentes a, por ejemplo, la designación de una comisión directiva tradicional.
Jimena Aon participa en La Nuestra desde 2013. Su vínculo empezó desde la docencia popular, tarea que ya realizaba en los talleres que ofrecía como parte de la Comunidad de Conchudas Insurgentes (Cocoin). Hoy es la entrenadora de las pibas más chicas del colectivo territorial y remarca el objetivo del polideportivo.
“Queremos abrir diálogos sobre cómo se ha construido el poder históricamente en las instituciones deportivas. Queremos pensar estrategias para construir un poder feminista, interseccional, anticolonialista y popular”, dice Jimena sobre la propuesta que llega desde la Villa 31.
Hasta su inauguración a principios de febrero pasado, el espacio en Saldías estaba en absoluto desuso. Era un viejo taller ferroviario con las paredes derrumbadas, sin vida social ni utilidad alguna. Hoy, en cambio, son cinco mil metros cuadrados con una cancha de fútbol, otra semicubierta para distintos deportes, baños, un buffet y áreas de usos múltiples, entre otras cuestiones. También hay aulas que podrían servir de apoyo escolar para vecinas y vecinos del barrio. “Podemos pensar en cursos de directoras técnicas o profesorados”, se ilusiona Santino.
El centro deportivo se concretó con el acompañamiento del Estado, que invirtió 157 millones de pesos y reunió a tres ministerios, los de Mujeres, Transporte y Turismo y Deporte, alrededor del proyecto. La Nuestra sumó un capital clave: el conocimiento y la experiencia de más de 15 años de organización en la Villa 31.
“El predio tiene un valor enorme. Es ponerle techo, lugar y casa a una práctica sostenida en el tiempo. Te permite pararte y mirar para adelante”, sostiene Santino.
Desde la cartera de Deportes de Nación también suman el compromiso de construir un espacio con lógicas distintas a las actuales. “El polideportivo es sin dudas una referencia regional en términos de deporte con perspectiva de género. Así se gestó y así lo tomamos. La igualdad de género -afirma Sergio Palmas, subsecretario de Infraestructura Deportiva y Competencias Nacionales- es una política de nuestra gestión. Celebramos que desarrollen actividades de organización del movimiento feminista como el encuentro de La Nuestra en esta casa”. La relación con el Estado es un punto central, nada menos que la posibilidad de proyectar políticas públicas a largo plazo.
«A través del poder feminista queremos construir espacios para democratizar el acceso a la toma de decisiones, garantizar condiciones laborales dignas, generar espacios que tengan incidencia real sobre la disposición al acceso a la infraestructura, la oferta deportiva y permitan visibilizar y construir una narrativa propia y contrahegemónica», resume Aon. “Es ambicioso y vamos a tener obstáculos porque planteamos barajar y dar de nuevo”, agrega Santino.
Lo existente no alcanza. No basta con la profesionalización del fútbol femenino-”hay declaraciones de principios que no calan en transformaciones profundas” ni con la creación de áreas o departamentos que “remite al género como si fuera un problema de mujeres cuando nos interpela a todos para pensar cómo habitamos el mundo”, vuelve a explicar Santino.
A poco más de dos meses de la apertura, el polideportivo ya tiene distintas actividades y queda definir una grilla cuya prioridad sea garantizar espacios y horarios para mujeres y disidencias. El club procura responder a las demandas colectivas. Como, por ejemplo, armar una liga de vóley trans y villero, un sueño de Martina Pelinco, referente barrial.
«Si ocurre -describe Santino- sería como un gol al ángulo».