«Estamos alertando al público de que estos tipos de manifestaciones no están permitidas dentro de las instalaciones», había dicho el domingo el portavoz del comité organizador Río-2016, Mario Andrada. Sin embargo fueron múltiples los incidentes que se produjeron desde la apertura de los Juegos el viernes, con la intervención de la policía que confiscó pequeños carteles con la expresión: «Fora Temer» (Fuera Temer).
Contrariando estas medidas, el juez federal de Río de Janeiro Joao Carneiro Araujo determinó en una medida cautelar que los organizadores no pueden «impedir la manifestación pacífica de cuño político mediante la exhibición de carteles, uso de camisetas y otros medios legales en los locales oficiales de los Juegos Olímpicos de Río-2016», informó un asesor del juzgado.
Algunos de estos casos consisten en una hoja de papel blanco desplegada en silencio hasta que interviene la policía. Un hombre que cargó la antorcha olímpica la semana pasada se pintó la leyenda en blanco en sus glúteos y la reveló al bajarse el short. Otros solo gritan «¡Fora Temer!», un grito de guerra que se escuchó en masa en la ceremonia inaugural de los Juegos el viernes en el estadio Maracaná, cuando el presidente interino declaró abiertos los Juegos en una breve frase.
Temer asumió la jefatura de Estado en mayo, cuando la presidenta electa Dilma Rousseff fue suspendida del cargo mientras es juzgada por el Congreso por supuesto maquillaje de las cuentas públicas. En una versión creativa del movimiento anti-Temer, un grupo de personas en el partido de fútbol femenino entre Estados Unidos y Francia en Belo Horizonte el sábado se sentó en fila con camisetas que juntas deletreaban «Fora Temer».
La tolerancia cero a protestas pacíficas despertó la indignación en la izquierda. «¡Es increíble! ¡Expresar una opinión ahora te lleva a prisión!», dijo en Facebook la senadora Gleisi Hoffmann, del Partido de los Trabajadores de Rousseff. Pero las autoridades olímpicas dijeron el domingo que los eslóganes políticos están prohibidos en los estadios de acuerdo a la Carta del Comité Olímpico Internacional (COI), que dice que «ningún tipo de protesta» está permitida. El Ministerio de Justicia defendió que las reglas prohíben a los espectadores entrar con cualquier «ítem que pueda perjudicar la competición», y esto incluye «cualquier ítem con un mensaje político, religioso, racista, discriminatorio, difamatorio o xenófobo».