Múnich se engalanó con los colores del arcoíris durante el partido de la Eurocopa entre Alemania-Hungría, mientras arreciaron las críticas hacia la UEFA y Hungría por la discriminación hacia los homosexuales en el país magiar. La ciudad germana había solicitado iluminar su estadio con esos colores que identifican la diversidad pero la UEFA lo rechazó por considerarlo “político”.
Eso desencadenó las críticas y suscitó un movimiento de solidaridad en Alemania. Miles de hinchas y hasta el propio capitán Manuel Neuer exhibieron banderas, carteles, barbijos y distintos motivos con la bandera multicolor. En el momento de la interpretación del himno de Hungría antes del encuentro, un activista invadió la cancha con una bandera y fue detenido. A la hora del inicio del juego, todos los estadios de fútbol y monumentos alemanes fueron iluminados con los colores LGTBIQ, en contra de la homofobia hecha ley en Hungría. El partido, vibrante, terminó 2 a 2 y con esa igualdad los húngaros quedaron eliminados de la competencia.
En la previa, había sido un conflicto casi diplomático. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, calificó de «vergüenza» el texto húngaro que prohíbe la difusión de contenidos sobre la homosexualidad -equiparada a la pornografía- ante menores. El gobierno húngaro respondió en términos parecidos, utilizando también el término «vergüenza» para denunciar las críticas de Von der Leyen. Para tratar de calmar la tempestad, la UEFA, organizadora de la competición que se desarrolla en 11 ciudades de diferentes países europeos, reafirmó su «firme compromiso» contra la homofobia y vistió en Twitter su logo con los colores arcoíris.
No alcanzó para acallar las críticas por su negativa inicial. Hasta periódicos alemanes, como el Süddeutsche Zeitung y el Bild, se adhirieron este miércoles al movimiento con sus portadas coloreadas. Los pesos pesados de la economía bávara, Siemens o BMW, también lucieron en Twitter los colores arcoíris. La UEFA aseguró compartir por completo los valores de tolerancia promovidos por la iniciativa, pero en tanto «organización políticamente y religiosamente neutra», rechaza dar pie a un mensaje dirigido específicamente a un país o a un gobierno. Esa desición fue saludada por el gobierno húngaro de Viktor Orban. «Gracias a Dios, los dirigentes del fútbol europeo dieron prueba de sentido común al no participar en lo que habría sido una provocación política hacia Hungría», se felicitó el ministro de Asuntos Exteriores, Peter Szijjarto.