Diez días atrás un grupo de jugadoras argentinas presentó una denuncia por acoso sexual contra un entrenador actualmente empleado por la Asociación del Fútbol Argentino. La demanda fue elevada el 6 de mayo pasado por la organización internacional FIFPro (Federación Internacional de Futbolistas Profesionales) ante la Comisión de Ética de la FIFA. El caso ya está siendo investigado.
El mismo jueves en que se presentó la denuncia, la AFA publicó un comunicado en el que desconoce la identidad del denunciado y sus denunciantes. Sin embargo, aclaró que brindará toda la colaboración que sea «necesaria en la investigación». Y, desde aquel momento, no volvieron a emitir palabra.
“Esto es una hipocresía porque la AFA sabe quién es, pero entonces el hecho ocurrido con una data aproximada de hace dos años no tuvo identidad porque claramente alguien intentó, trató, procuró que esto permaneciera tapado”, expresó el periodista Ernesto Cherquis Bialo, vocero del organismo entre 2007 y 2016, en su editorial en C5N. Macarena Sánchez, jugadora de San Lorenzo y a cargo del Instituto Nacional de Juventudes en el Estado, denunció en sus redes sociales esa hipocresía de los dirigentes del fútbol argentino. “Todos sabían”, publicó la delantera junto al comunicado de la AFA.
“El fútbol femenino ha sido un ambiente expulsivo para las jugadoras, ha sido desigual y las mujeres que querían jugar al fútbol han tenido que soportar violencias estructurales”, señala Julia Hang, doctora en Ciencias Sociales de la Universidad de La Plata. Y agrega: “Lo que resulta novedoso en este caso es que las denuncias aisladas que antes eran desarticuladas por los dirigentes aparecen de modo colectivo con el aval de un organismo internacional. Y ahora, la AFA tendrá que tomar cartas en el asunto”.
El sindicato internacional, con sede en los Países Bajos y formado por 64 asociaciones nacionales que busca defender los derechos e intereses de las futbolistas profesionales, solicitó a la FIFA la inmediata destitución del entrenador de su cargo actual. “Habiendo entrevistado individualmente a estas jugadoras, encontramos que las denuncias indican un patrón de comportamiento abusivo, discriminatorio y dañino que socava los esfuerzos por desarrollar el fútbol femenino”, señaló Alexandra Gómez Bruinewoud, asesora legal de FIFPro y una de las personas que lleva adelante esta demanda.Las jugadoras testimoniaron que fueron amenazadas por el entrenador por malas actuaciones durante los partidos y que fueron víctimas de preguntas inapropiadas sobre sus preferencias y hábitos sexuales. “El fútbol femenino es un puterío”, “la homosexualidad frena el fútbol femenino” y “el éxito depende de que las jugadoras sean femeninas además de buenas” son, además, algunas de las denuncias que tomó la FIFPro.
La violencia machista en el fútbol femenino argentino siempre existió. Consultada una vez que trascendió la denuncia, una ex futbolista de la Selección argentina asegura que las jugadoras durante años pasaron por un «montón de situaciones que normalizaron y «eran horribles». Los nombres del denunciado y de las denunciantes no se dieron a conocer para no entorpecer el proceso de la investigación, pero la demanda de las jugadoras no sorprende porque, aunque la AFA se desentienda, todos sabían.
Afganistán y Haití, los antecedentes de FIFA
En junio de 2019, el entonces presidente de la Federación Afgana de Fútbol, Keramuddin Karim, fue suspendido de por vida por la FIFA para ejercer cargos vinculados al deporte después de que se comprobara que abusó física y psicológicamente de varias jugadoras entre los años 2013 y 2018.
“Me pidió que me quitara la ropa para saber si era lesbiana o no. Cuando me negué, comenzó a pegarme. La sangre me caía por la nariz y la boca. Siguió pegándome, caí sobre la cama y todo se volvió oscuro. Cuando desperté, mi ropa había desaparecido y había sangre por todas partes. Estaba temblando, no sabía qué me había ocurrido. La cama estaba cubierta de sangre, que salía de mi nariz, de mi boca y de mi vagina», denunció ante la FIFA una de las futbolistas.
En aquella oportunidad desde la entidad internacional de fútbol señalaron: «Confiamos en que su ejemplo anime a otras víctimas y supervivientes de tan terribles circunstancias a denunciarlas en el futuro, sabiendo que pueden contar con el apoyo de la FIFA en todo momento».
Y así fue. En noviembre del año pasado, el presidente de la Federación Haitiana de Fútbol, Yves Jean Bart, tambien fue inhabilitado de por vida para ejercer cargos después de haber sido declarado culpable de acoso sexual y abuso a varias futbolistas, incluidas menores de edad. “Cuando tenía 16 años, vi cómo trabajadores de la Federación Haitiana de Fútbol despertaban a las niñas de noche para ir al médico y las traían de vuelta a altas horas de la madrugada. Todos los directivos y trabajadores del centro sabían lo que estaba sucediendo”, relató una de las jugadoras haitianas.
Los antecedentes internacionales permiten pensar cómo podría continuar el caso argentino. Entre las denuncias existen similitudes. En los tres casos, la demanda se elevó directamente en la FIFA por falta de respuestas a nivel local. Antes y ahora, el silencio es la respuesta aparente de la AFA. Y mientras callan, como señaló Gómez Bruinewoud, “muchas jugadoras llegan a un punto en que se les va el amor por lo que hacen, por el fútbol, que es lo que ellas más quieren. Yo me pregunto cuántas chicas se habrán ido sin que lo supiéramos”.