En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, hubo múltiples abrazos, marchas y reclamos que se sintetizaron en el «No al cierre del Cenard«. Con Mauricio Macri en la Casa Rosada, la gobernación porteña intentó trasladar el centro de alto rendimiento al Parque Roca para favorecer negocios inmobiliarios en Núñez, un barrio donde el metro cuadrado está entre los más caros de la ciudad. Pero la comunidad deportiva defendió la existencia del predio de 115 mil cuadrados y logró frenar la mudanza. El estadio José María Minella está en Mar del Plata, a unos 430 kilómetros de distancia del emblemático complejo. Pero hay un punto de conexión entre el intento de mover el Cenard y la administración municipal del estadio: el recorte de recursos aparece como el paso previo al ingreso de intereses privados.
El deterioro del escenario construido para el Mundial de 1978 es cada vez mayor. La platea techada permanece clausurada por fallas estructurales desde 2021 y ya casi no se juegan partidos de noche. En 2022 se robaron cables de un tablero de la torre sur, lo cual complica la iluminación. «Todo tiene que ver con una política de ellos de privatizar distintas cuestiones y espacios vinculados al deporte», dice Roberto Páez, concejal de General Pueyrredón por el Frente de Todos (FdT). La reconstrucción del Minella, hace tiempo también opacado por la atención que se lleva el Único de La Plata, llegaría a través de un convenio con la AFA. En agosto, Chiqui Tapia y Montenegro anunciaron que se convertiría en la casa de la Selección en la ciudad balnearia. Volvieron a verse en enero para avanzar en el proyecto que incluye la cesión por 30 años a la AFA a cambio de las obras para ponerlo en condiciones.
El estado del Polideportivo Islas Malvinas también preocupa. Tiene filtraciones, baños en mal estado y no hay agua caliente en los vestuarios. Así estaba antes de la doble fecha por las eliminatorias que terminó con la eliminación de la Selección del Mundial de básquet. El patinódromo y el velódromo precisan recursos y mantenimiento. Estos espacios tuvieron un rol central en los Panamericanos de 1995.
«Si vuelven a ganar, van a destruir el Cenard. Como hicieron con el Tiro Federal y como quieren seguir con el Club Ciudad de Buenos Aires. Van por todo lo que representa dinero», opina la experimentada atleta Mónica Régola. El Tiro Federal pasó a manos de Buenos Aires Landmark, propiedad de los grupos Werthein y Sielecki por 151 millones de dólares. Gerardo Werthein, parte de la compañía, ocupaba la presidencia del Comité Olímpico Argentino. A fines del año pasado, se subastó el último lote que formará parte del Parque de la Innovación, un espacio que Horacio Rodríguez Larreta presenta como un polo científico para recuperar terrenos públicos. Pero hasta ahora los pasos favorecieron al sector privado: facilidades para que se instalen empresas amigas del gobierno porteño, a muy bajo costo.
La escalada privatista también estuvo cerca de alcanzar a los clubes cuando Macri intentó abrirles las puertas a las SA en el fútbol durante sus cuatro años de gobierno. «