Elijamos la palabra: mito, héroe, leyenda, crack, invencible…. Todas son apropiadas para definir a Diego Maradona. Y si en estos días no se mezquinan para exaltarlo, es válido pensar que se reiterarán a través del tiempo.
¿Cómo se llega a un lugar semejante? Siendo el mejor. Esto no implica que sea la única manera. La vida del héroe futbolístico se define por una fragmentación de instantes, que en estos tiempos de imágenes se reiteran sin cansancio alimentando el mito. La corrida por el ala derecha de México 86 eludiendo jugadores para terminar con el gol contra los ingleses, es tal vez el fragmento más notorio de la leyenda. Hay otros goles y otras maravillas, pero ¿quién podría negar que ese instante es el fragmento dorado de Maradona? ¡Barrilete cósmico! La metáfora sideral de Víctor Hugo Morales es tan bella como apropiada, al punto que me permito ampliarla como el agujero negro que absorbió los fragmentos más impuros de la vida legendaria. ¿Sería Diego quien es sin esas imágenes?
Que tontería pensarlo. Diego es ese gol muchos y otros, habilitaciones, tiros libres y jueguito de un pibe con la pelota advirtiendo “voy en camino” de Fiorito a la gloria.
Los que quieran apelar al agujero opaco, tienen derecho a hacerlo. Reflejarán la compleja gama de colores que pintan la humanidad de quien fuera tan hábil para fingir ser un D10S, un diez, un grito interminable de admiración.
Y vale un alerta: Argentina no es un país dónde el héroe es la excepción. Los hay diversos e incluso enmascarados por la persecución y el vano intento de cubrirlos de olvido. San Martín murió en el exilio escapándose de sus perseguidores energúmenos. Evita, velada por millones, fue secuestrada y desaparecida. Perón, llorado por su pueblo, es mutilado post mortem y pierde sus manos, que no son las de Dios pero sí su instrumento de Justicia. Y podríamos agregar a muchas y muchos más, sin desmerecer al deporte, sus dramas y sus alegrías. Para acompañar al Diego y rearmar sus fragmentos de gloria hicieron falta diez más en la cancha chica y en la grande millones que son la fuerza indeleble de la gratitud y la memoria.