Cuando se terminaron los Juegos Olímpicos, se acabó todo. Mucha gente no sabe que este miércoles arrancarán los Juegos Paralímpicos, también en Río de Janeiro, con los mismos estadios y los mismos lugares que vimos durante agosto. Sin embargo, para los medios no será lo mismo. No tendrá la misma difusión. Ni siquiera estará cerca de lo que fue. La TV Pública, que levantó su programación para los Juegos Olímpicos, no transmitirá los Paralímpicos. Tampoco las otras señales que ocuparon horas y horas en los convencionales, incluso para pasar el bádminton, quizá entreguen apenas algún resumen. Nada más.
En los Paralímpicos habrá deportistas de todo el mundo que se esforzaron y superaron sus dificultades; hombres y mujeres que la pelearon y salieron adelante. Pero esas historias no se difunden porque no venden. Para quienes manejan qué se ve y qué no, la discapacidad aleja. Piensan que no representa rating.
Con las últimas medallas olímpicas se difundieron deportes que muchos no conocían, o historias de vida admirables. También entre los paralímpicos está lleno de historias hermosas para contar. Y, sin embargo, estoy convencido de que, al menos en la Argentina, todo lo relacionado a ellos va a ser efímero. Serán flashes. O serán las cuatro horas diarias de DeporTV, en las cuales veremos qué pasan y cómo lo pasan. TyC Sports, que decía que era el canal olímpico, no será el canal paralímpico. Los periodistas que estuvieron en Río se volvieron. La antorcha paralímpica está recorriendo Brasil. Acá ni nos enteramos.
No soy un atleta paralímpico. Soy un deportista común con discapacidad. Juego al rugby y corro maratones con una prótesis, pero no cuento con una marca para competir a ese nivel. Tengo conocidos y allegados que participarán en Río. El deporte paralímpico tiene que difundirse más. Tenemos una vicepresidenta con discapacidad, a un ministro de Trabajo con discapacidad y tuvimos a un candidato a presidente con discapacidad. Desde la política y desde el Estado deberían dar el ejemplo, pero no lo dan: no hay fomento.
José Luis Santero tiene una disminución visual y viajó para conseguir una marca internacional en la Maratón Olímpica y, así, llegar a Río. Es el Nº1 del ránking en Latinoamérica y Nº3 en el mundo Pero lo dejaron afuera porque no es cercano a quienes están en la Federación, y porque decían que no iba a poder conseguir medallas. Fue a ver a Carlos Mac Allister, el secretario de Deportes, y no tuvo respuesta. Esas cosas también hay que cambiarlas.