El último partido de 2021 para el fútbol argentino se jugará este martes en la cancha de Racing, con la final por el ascenso a Primera División entre Barracas Central y Quilmes. Será el cierre de un torneo de la Primera Nacional, la vieja B, que se había anunciado como extenuante y que lo fue: desde el 12 de marzo, 35 equipos pelearon por las dos plazas que había en juego para subir a la Liga Profesional. Aunque el adjetivo que mejor le terminó cerrando al torneo fue otro: polémico. Con los nueve penales que le cobraron al equipo que preside el hijo de Claudio “Chiqui” Tapia en el torneo, sumado a la victoria que consiguió Quilmes ante Ferro tras una falta dudosa que Nicolás Lamolina pitó como infracción dentro del área, la definición de este Reducido parece ser una síntesis perfecta de lo que fue el año.
Este jueves, Ferro presentó una carta ante la AFA en la que deja en claro los perjuicios económicos que le ocasiona la eliminación y solicita jugar de nuevo el partido ante Quilmes. Barracas, en tanto, está vinculado a una presentación judicial que se abrió por el partido definitorio ante Villa Dálmine, que terminó con algunos jugadores sospechados de no dar el máximo en ese partido, lo que le costó la rescisión de contrato a 16 futbolistas. “Fue un año muy raro. Lo que sucedió con los arbitrajes en la B no lo vimos otro año. No puedo opinar si hubo una conspiración contra Ferro, no tengo pruebas, pero claramente a Lamolina le quedó muy grande el partido”, indicó el presidente de Ferro, Daniel Pandolfi, tras el 1-0 y la eliminación.
Pero las suspicacias fueron protagonistas en todo el torneo. No terminan en Ferro. Quilmes, por caso, también tiene el recuerdo de un penal no cobrado en la anteúltima fecha del torneo regular. Fernando Echenique no cobró una clara falta de Agustín Dáttola sobre Mariano Pavone. Esos tres puntos hubieran dejado al Cervecero líder, evitando este Reducido. Aquella vez la mirada recayó sobre el presidente de Almirante: Maximiliano Levy es prosecretario ejecutivo de la AFA. Al árbitro Echenique siempre se lo relacionó con Isidro Casanova y con Almirante Brown. Tampoco terminan en el Ascenso argentino. En Colombia, la definición de la segunda categoría fue definida como “una vergüenza nacional” por el presidente Iván Duque. Unión Magdalena le convirtió un gol a Llaneros en el minuto 95 y otro en el minuto 96, el que le daba una plaza en primera y el que desató el escándalo: los futbolistas de Llaneros estaban quietos, totalmente pasivos. El ministro del Deporte, Guillermo Herrera, estimó que el hecho se tratará como “un acto de corrupción” y su cartera realizará un “seguimiento” a las pesquisas de la Dimayor. Las polémicas del Ascenso argentino tampoco se redujeron al juego: Tigre, el campeón, es el club de Sergio Massa, el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación. Y detrás de Ferro está el empresario Christian Bragarnik, que este año se hizo cargo del fútbol masculino del club.
Ni siquiera la fecha elegida para la final entre Barracas y Quilmes se salva de las sospechas. Cuando todo indicaba que el partido decisivo se jugaría un domingo, la AFA lo anunció para el martes. ¿Por qué? Una pregunta difícil de responder. Aquellos que suelen ver las costuras del Ascenso señalan que en la semifinal de vuelta ante Almirante Brown, Barracas no pudo contar con Fernando Valenzuela, su figura, que participó de la Selección Sub 23 en los últimos Juegos Olímpicos, por una lesión muscular. Esas 48 horas de recuperación pueden ayudarlo.