Pasaje Igualdad al 1200, Parque Chacabuco. Jennifer Dahlgren llega temprano con brownies caseros para su equipo de trabajo. Se prepara algo caliente y ahora sí -taza en mano- se relaja. O no es necesario. En 12 días, con 32 años, estará en su cuarto Juego Olímpico representando a la Argentina en lanzamiento de martillo. Su mundo sin prejuicios y su filosofía de vida hablan tanto de ella como su enorme carrera en el atletismo. O más.
-¿Te cansa que te pregunten por tu objetivo en Río?
-Sí, a veces cansa que te hagan las mismas preguntas, pero como no me gusta sentir que aprieto play y contesto lo mismo, trato de ser genuina. Mi objetivo para estos Juegos es tratar de tirar 70 metros para pasar a la final. Hay una marca automática de clasificación que, calculo, va a ser de 73 metros, pero normalmente con 70 uno logra pasar.
-¿Cuánto juegan en tu cabeza los tres lanzamientos nulos de Londres 2012?
-Ufff para mí Londres fue más que una espina: fue el peor momento de mi carrera. Pero lo que más me dolió de ese resultado que hubiera hecho tantas cosas distintas. Fue un año lleno de presiones que hoy las manejo mejor. Llegué tan presionada que estaba paralizada. Ahora voy con mis expectativas y no las ajenas.
-¿Cómo lo superaste?
-Fue un proceso largo. Primero tuve que hacer un luto por ese objetivo perdido. Siempre dicen que el deporte te da revancha pero no es tan así. El momento para el que vos te preparaste tanto y soñaste no lo vas a recuperar, entonces lo que podés hacer es crecer y mejorar. Lo más importante es no bajar los brazos.
-¿Llegás más madura mentalmente?
-Sí, más madura en esto de saber manejar el reconocimiento e incluso en la relación con los medios: hay momentos que es agobiante. Llegan los últimos meses antes de un Juego y todos queremos cambiar el número de teléfono. Antes de Londres, era marzo y yo ya quería que se terminaran porque estaba agobiada. No lo supe manejar.
-Gabi Sabatini dice que en el tenis, cuando sos chica, a la mujer le cuesta más empezar que a un hombre. ¿En el atletismo también es así?
-No tanto. En el ambiente no hay una mirada distinta, aunque de afuera tal vez sí. Una vez una periodista me preguntó: «¿Y cómo se siente una mujer dentro de una prueba tan masculina?» Eso me molesta. Porque, ¿quién dice que el lanzamiento de martillo es masculino? Si bien hay que ser fuerte, yo me considero como una bailarina. Cuando era chica, en el colegio me decían que era machona porque jugaba bien al fútbol, ¿qué tiene que ver? Puedo tener la mano llena de callos, pero del otro lado tengo las uñas pintadas francesitas. Cada mujer define su feminidad, no podemos dejar que nos defina alguien de afuera, ni la cultura ni las personas que nos rodean.
-¿Te molesta más cuando esa mirada viene de una mujer?
-A veces las mujeres somos cómplices de comprar lo que la sociedad espera de nosotras. Es algo que me costó mucho tiempo entender, ahora siempre trato de ser auténtica y no preocuparme por lo que pensarán de mí.
-¿Cuesta llegar a ese punto?
-Con el tema del bullying y todos los malos momentos que pasé me di cuenta -con años y años- de que si yo no quiero a mi cuerpo por como es, si yo no amo mis curvas, entonces es muy difícil que otro llene ese lugar.
-¿Cuánto hay de eso en el libro que estás por publicar?
– Mucho. La idea es tener otra plataforma para hablar de estos temas y organizar charlas con chicos para mostrarles cómo el deporte nos ayuda a crecer. Es un libro con cuentos, lo presento en octubre. También es el mensaje que quiero dejar.
-¿Serán tus últimos Juegos?
-Aún no lo decidí, no lo quiero anticipar porque la verdad es que hay muchos aspectos del entrenamiento que disfruto. El año que viene tenemos el Mundial de Londres y después de ahí vamos a pensar un poco. Ahora que aprendí a disfrutar, siempre pongo el foco en eso: antes no lo supe hacer y fue cuando me choqué con los malos resultados.
-¿En la decisión de dejar o no pesa el hecho de ser madre?
-No, nunca me pesó pero porque nunca encontré el candidato para
-Bueno, ahora ya no es necesario tener un candidato
-Es cierto, pero espero que él se me presente en el momento justo y a futuro me encantaría ser mamá, claro, es algo que me apasionaría. Más que buscarlo, me va a llegar como me llegaron muchas cosas en mi vida.