Maradona lo hizo de nuevo. La crónica futbolera importa poco y nada. Dirá que el Nápoli empató 1 a 1 con Udinese en un partido sin demasiadas emociones dentro del campo de juego. Claro, lo importante estaba afuera, lo histórico era el festejo de los napolitanos que saltaron de la tribuna a la cancha ni bien terminado el juego, que llenaron su propio estadio a más de 800 kilómetros de distancia para seguirlo por pantallas gigantes, que desataron la locura en las calles de la ciudad vieja del sur italiano.
El otro punto de la celebración interminable fue el santuario de Diego, donde habitualmente se juntan locales y turistas para dejarle una ofrenda al argentino: el San Maradona que desplazó a San Genaro cuando desparramó su poder divino entre 1984 y 1992, levantando los primeros trofeos en la historia del club.
Napoli tenía hasta hoy solo dos «scudettos»: 1987 y 1990, ambos con Maradona como figura. Es por eso que la imagen del astro argentino se multiplicó en las calles de la ciudad en banderas y murales.
«¡Ho visto Maradona!, ¡Ho visto Maradona!»
La Plaza central de Galería de Humberto comenzó a llenarse con fuegos de artificio y el fervor habitual. El clásico canto de ‘Ho visto Maradona’ sonó en los alrededores del estadio que lleva su nombre y los sufridos napolitanos se sacaron la espina de gritar campeones después de 33 años, en los que vieron pasar a muchas figuras en las últimas temporadas.
En el medio también vivieron un descenso a la Serie B en las 1997-1998 (sólo ocho años después de la gloriosa era maradoniana), que se repitió tras la incursión de un campeonato en la 2000-2001 y se agudizó cuando cayó a la Serie C en la 2004-2005, como consecuencia de los problemas financieros.
Pero los fieles napolitanos nunca desaparecieron, le dieron el apoyo al equipo en todas las categorías y este 4 de mayo se reencontraron con el olimpo de los campeones, el mismo en el que Maradona esperó sentado.