El exárbitro de inferiores Martín Bustos, uno de los acusados que había quedado en libertad por la causa de los abusos en Independiente que estalló hace un año, fue otra vez detenido el pasado viernes 7 de junio. Está imputado por el delito de grooming, con prisión preventiva durante 90 días. Bustos le envió mensajes a un menor de 14 años de las inferiores de Newell’s con el objetivo de tener un encuentro sexual. El hecho no se concretó. El chico acudió al psicólogo del club, quien advirtió lo sucedido y dio la alarma. A casi un año de que los abusos en la pensión de Independiente salieran a la luz, los menores en los clubes siguen siendo una población vulnerable. Los periodistas Pedro y Panqui Molina escribieron el libro Alerta Rojo, un trabajo de dos años de investigación con las inferiores de Independiente como eje. Los hermanos Molina explican que unos años atrás en la pensión de Villa Domínico los chicos podían superar la capacidad disponible de las habitaciones, dormir en colchones sin relleno o a veces en el piso, no tener para comer, y hasta vivir inseguros. Todo para perseguir un sueño, un camino casi irrealizable: «99 de cada 100 chicos de las Divisiones Inferiores de un equipo de la AFA –aseguran los Molina– no llegan a dedicarse al fútbol profesional».
–¿Los abusos que se dieron a conocer el año pasado podrían explicarse como un resultado del abandono del club hacia los menores?
Panqui: –Sí, en parte sí, pero esto sale a luz cuando una de las víctimas encontró en Ariel Ruiz, el psicólogo del club, una persona de confianza para poder contarle qué era lo que estaba sucediendo. Encontramos una contradicción. Los entrevistados nos decían que hace unos años la pensión de Independiente era un desastre pero que en ese momento se estaban ocupando de los chicos. Un tiempo después nos enteramos de la noticia de los abusos, como todos los demás. Nos habían dado indicios de que podía haber pasado algo en los años anteriores, pero eran hechos aislados que no podíamos probar. Cuando salió a la luz fue un shock también para nosotros.
–¿Cómo llegaban a los chicos?
Panqui: –La seducción surge a partir del poder de un mayor hacia un menor ofreciendo algo que no tiene. Una necesidad.
Pedro: –El contacto es por redes sociales. Saben quiénes son los más vulnerables, quiénes no van a contar y quiénes son los que más fácil van a responder. Hay un conocimiento perverso de las víctimas para elegirlas.
–Todos los clubes tienen problemáticas en común que ustedes exponen en el libro: el desarraigo, la vulnerabilidad y la soledad siendo menores. ¿Es responsabilidad del club o lo excede?
Panqui: –Nuestra conclusión es que todo debería estar más regulado. Creemos que todas las partes se deberían involucrar. No alcanza con la buena voluntad del coordinador, ni tampoco con que la familia mande plata por mes para que el chico esté bien.
Pedro: –En el último capítulo proponemos una agenda urgente para las Inferiores: que haya regulaciones y presencia del Estado en los clubes, que sea una obligación ir al colegio y que se pueda desdramatizar la competencia.
–¿De qué manera la competencia en las categorías más chicas está relacionada al abandono?
Pedro: –El nivel de exigencia que opera en los juveniles se parece al de Primera. No importa la categoría. Un proyecto a largo plazo no existe con los juveniles y debería existir. Los dirigentes se rigen hasta por resultados de 4ª categoría, es decir, torneos de 16 años de edad. Como sucede esto, cada fin de año hay jugadores que van a ser reemplazados por otros que tienen mejor rendimiento futbolístico. Pero, ¿qué pasa con aquellos que no llegan y se están quedando en el camino? Hoy, desde los clubes y desde el fútbol, no se hace nada.
–¿Los chicos cómo procesan ese nivel de competencia?
Pedro: –Ellos nos contaban que viven con estrés el fútbol. Tienen miedo a las lesiones, a no jugar más y a quedar libres en diciembre.
Panqui: –Además, muchos cargan con la responsabilidad de transformarle la vida a su familia. Es una competencia con presiones de afuera. Por eso es importante la figura del psicólogo para ellos. Les aporta mucho porque son conscientes de que pueden quedar libres a fin de año y que ese proceso no sea tan grave.
–¿Quiénes están más dispuestos a someterse a las complicaciones que se presentan en Inferiores?
Pedro: –Las dificultades que pueden presentarse para llegar a Primera es más fácil que las enfrente alguien que haya sufrido más de chico o quien esté más dispuesto a todo. Muchos, ante el segundo o el tercer inconveniente, dejan el fútbol y eligen estudiar una carrera universitaria o ponerse a trabajar. El que no tiene otra salida que no sea el fútbol va a seguir, aunque pase todo lo que tenga que pasar. Este sistema te propone que los que llegan sean los sobrevivientes y no los jugadores.
Panqui: –Hablando con Ariel Ruiz, a raíz de lo que pasó con los abusos, concluimos que no puede ser que esté tan instaurada esta idea de que «en el fútbol uno se tiene que bancar todo». Esto no puede ser así. No es sano para nadie. «