No saquen las banderas de los balcones, no guarden las camisetas y no pongan a descansar esas gargantas. El próximo Mundial será el de ellas, en julio de 2023. Se van Lionel Messi, Kylian Mbapeé, Virgil van Dijk, Neymar, Christian Pulisic y Harry Kane. Y llegan Estefanía Banini, Wendie Renard, Lieke Mertens, Alex Morgan, Debinha y Beth Mead.
El Mundial de Australia-Nueva Zelanda 2023 será una Copa del Mundo femenina histórica. Esta novena cita será la primera que se dispute en sede compartida entre dos países y será la primera con 32 equipos participantes. Y para nuestro país será la primera vez con un fútbol local semiprofesional.
El próximo Mundial espera los primeros tres puntos de la Selección argentina femenina en una Copa del Mundo. Así lo señala, siempre cauteloso, su entrenador Germán Portanova: “Nosotros nos preparamos para intentar hacer historia. En el femenino eso sería ganar un partido en un Mundial. Creo que tenemos material, tenemos equipo”.
Los objetivos, para un deporte que es semiprofesional hace tres años y medio en nuestro país, se tienen que analizar con la perspectiva que eso conlleva. Por cuarta vez en su historia, desde el primer Mundial organizado por la FIFA en 1991, la Selección argentina jugará una Copa del Mundo.
En Francia 2019, por primera vez, la albiceleste logró sus primeros dos puntos en un Mundial tras los empates frente a Japón y Escocia en la fase de grupos. En las citas mundialistas de 2003 y 2007, la Selección argentina había perdido -y por goleada- todos sus encuentros. Incluso fue el equipo de peor rendimiento en ambas competencias.
Tras el Mundial pasado, varias referentes del plantel le exigieron a la AFA un cambio de dirección: querían que el femenino tuviera un proyecto, ser parte de un proceso. Carlos Borrello dejó la conducción tras 23 años y llegó Portanova, un técnico con experiencia en el fútbol femenino argentino.
A diferencia del anterior ciclo, Argentina mostró durante la Copa América de Colombia 2022 una identidad de juego basada en el protagonismo y la tenencia de la pelota. Algo que varias jugadoras como Estefanía Banini y Florencia Bonsegundo habían pedido en 2019. “Siempre quisimos intentar jugar y, cuando no se puede, ser prolijas. Hoy se sufrió un poquito, pero esta Selección me representa.Este cambio es el que pedíamos post Mundial. El grupo va a salir muy fortalecido”, declaró Bonsegundo durante la Copa América.
A esta identidad de juego se le suma una mejora en el rendimiento físico de sus jugadoras. Yamila Rodríguez, goleadora de este nuevo ciclo, declaró que, tras el semiprofesionalismo iniciado en el fútbol argentino, se percibe como una jugadora diferente: “Estoy mejor, más veloz. Y eso se nota dentro de la cancha y en los números”.
Argentina buscará sus primeros tres puntos en Australia-Nueva Zelanda. No será sencillo ya que compartirá el Grupo G con Suecia (una de las potencias en el femenino), Sudáfrica (actual campeona de África) e Italia (una de las mejores selecciones europeas).
“Iremos a competir, con mucha fe, siguiendo nuestro trabajo. Trataremos de hacer nuestro juego. Es fundamental no perder nuestra esencia, más allá de que enfrentemos a potencias”, declaró Portanova tras el sorteo mundialista.
El Mundial de Francia 2019, además de lo que ocurrió en Argentina, también significó un puntapié en el plano internacional. Así lo señaló aquel año Gianni Infantino, el presidente de la FIFA, quien lo calificó como «el mejor Mundial femenino de la historia» y consideró que fue «fenomenal, emocionante, apasionante y fantástico».
Varios países lograron luego de Francia 2019 la profesionalización del deporte como es el caso de España y Chile. Y otros, como Estados Unidos y Países Bajos, lograron la igualdad salarial entre las selecciones masculinas y femeninas de fútbol.
«Lo que espero y de lo que me siento realmente orgullosa es que la justicia llegue a la próxima generación, que nunca tendrá que pasar por lo que nosotras pasamos: es la igualdad salarial en todos los ámbitos de aquí en adelante», señaló Megan Rapinoe, jugadora y referente de la Selección de Estados Unidos. Estos cambios en la estructura del deporte se trasladaron no solo al nivel que muestran las jugadoras dentro del terreno de juego sino también a los números de la disciplina: récords en estadios para presenciar equipos y selecciones. En ese sentido, 3,6 millones de televidentes sintonizaron la final de la Liga de Campeones Femenina de la UEFA en mayo pasado y la Eurocopa Femenina de 2022 también estableció récords de asistencia y televidentes.
La próxima Copa del Mundo femenina será histórica. A pesar de -o debido a- que las futbolistas aún no se pueden dedicar solamente a jugar porque como dijo la mejor jugadora del mundo, la española Alexia Putellas, aún tienen que seguir luchando por la igualdad en el deporte.
“Seguimos marcando el terreno de lo que tiene que ser el fútbol femenino y vamos a seguir luchando para conseguir ese camino que tanto se necesita para poder igualar las condiciones para conseguir cosas de verdad”, declaró Banini ante la pregunta de cuáles eran los objetivos durante este Mundial.
Lo dijo la mejor jugadora argentina y lo dijo también Diego Maradona, hace tres años y medio, después de que la Selección argentina femenina lograra el primer punto en un Mundial: “No se confíen. Yo espero que puedan seguir ganando experiencia, y que el fútbol femenino siga creciendo en nuestro país. No se guarden nada, chicas. Vamos Argentina”. «