La Selección Argentina le ganó 1-0 a Uruguay y llegó a la punta en las Eliminatorias. Si en el fútbol sólo sirviera el resultado, como sostienen algunos, esta nota debería terminar exactamente acá. Esta y todas. Las que se imprimieron y las que están formando parte de la web.
Pero no. El fútbol es mucho más que un resultado. Entonces sí vale la pena escribir, leer, hablar y escuchar sobre el partido que se jugó anoche en Mendoza. Y ahí, en el análisis del juego, el equipo argentino sale mucho peor parado que en el resultado. Simplemente porque no jugó bien. El que jugó bien fue Messi, como casi siempre, eso sí. Y Messi ganó el partido. El gran problema es que sigue sin haber un equipo que respalde al 10. Está tan solo como en los últimos tiempos. ¿Se las arregla para igual desnivelar? Sí ¿Consigue maravillar al público con su enorme talento? También. Pero no alcanza para que quede una sensación de que la Selección es un equipo.
Edgardo Bauza se hizo cargo del plantel, borró a un par, sorprendió con el ingreso de Mas y de Pratto, sacó a Banega para que entre Dybala y se fue conforme con el debut triunfal, quizás sin importarle mucho esto de que no hubo buen juego. En la conferencia de prensa posterior al partido habló de un buen primer tiempo y de controlar el partido en el segundo. No se lo vio muy preocupado porque Argentina llegó nada más que dos o tres veces con peligro al área de enfrente, pero se encargó de apuntar que Uruguay no tuvo muchas chances de marcar. Si ese discurso se hace piel en la gente, si se empieza a ver como normal esto de que es fundamental ser sólidos en defensa, si las sonrisas sólo las proporcionan los resultados, el juego pasa a un segundo plano. Eso es lo terrible.
Como era de prever, Mas, Zabaleta, Pratto y Dybala, las cuatro modificaciones que hizo el flamante entrenador, no cambiaron la cara del equipo. Si hubieran jugado Mercado, Rojo, Banega y el Pipa Higuaín, como antes, habría pasado más o menos lo mismo. Los dos marcadores de punta apenas si cumplieron y Pratto no participó de ninguna jugada ofensiva del equipo. Lo de Dybala es un caso aparte. Tiene talento, es veloz, le pega muy bien a la pelota y siempre buscó asociarse con Messi. Hizo una pared con el 10, le pegó muy bien desde afuera para que la pelota rebotara en el palo y se pasó de vueltas a la hora de presionar en la salida. Tanto que lo expulsaron por eso. Igual, de los cuatro nuevos es el que más futuro tiene, sin dudas. Lo de Alario no se puede medir porque, en una decisión insólita, Bauza lo puso cuando faltaban 20 minutos para jugar de cuatro bis, delante de Zabaleta. Un verdadero desperdicio de talento y de oportunismo para marcar goles. El 9 de River, que llegó a la Selección porque es un buen delantero, ni siquiera se acercó al área de enfrente.
En fin, además de Messi, que jugó otra vez un partidazo espectacular, se destacó Mascherano. Volvió a pasar lo que viene pasando desde el Mundial de Brasil para acá: cuando la Selección juega mal, aparece Mascherano. Así empezó un nuevo camino rumbo a Rusia. Con un triunfo que no deja nada bueno para destacar más allá que el resultado. Ah y la presencia de Messi, que por suerte para el fútbol siempre está llegando.