El día que Kylian Mbappé se puso a tiro de Pelé –es el primer futbolista Sub 20 en meter dos goles en un partido de un Mundial después del brasileño en Suecia 58–, Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, dueños de los últimos diez Balón de Oro, se quedaron afuera de Rusia 2018. Todo sucedió en cuatro horas, entre Kazán y Sochi. Ninguno, en cuatro Mundiales, pudo además meter un gol después de la primera fase, en las instancias eliminatorias. Mbappé hizo dos en cuatro minutos, uno de izquierda, otro de derecha. Más allá del futuro paso de mando como rey de la pelota, queda lo que a veces se olvida: el fútbol es un deporte colectivo, juegan 11 contra 11, y ni Messi ni Cristiano pueden ganar sin un equipo, aunque muchas veces lo hagan y hasta conduzcan a sus selecciones a finales. No será esta vez: Francia y Uruguay, mejores equipos en la Copa del Mundo, le ganaron a Argentina y a Portugal y se medirán en los cuartos de final en Nizhni Nóvgorod.
Si Messi y Cristiano Ronaldo fueron los mejores jugadores del mundo se debió, en gran medida, a los equipos que integraron en Barcelona y Real Madrid. En Rusia, Portugal dejó completamente solo a Cristiano, mucho más que Argentina a Messi. Hasta antes de Uruguay, era el que había jugado más minutos (270), el que había recibido más faltas (13), el que había metido más goles (4) y el que había pateado más al arco (15). Y Portugal figuraba en el puesto 20 de tiros al arco. En la tabla individual, Cristiano sólo fue superado en la primera ronda por Neymar (17). Compañero de Mbappé en el PSG, el brasileño aún no brilló con luz propia en el Mundial. Brasil jugará mañana ante México en Samara. Lo acompaña un buen equipo, lo que no garantiza pero sí ayuda a que un jugador exponga su mejor versión. Sin alcanzarla, Messi (31 años) y Cristiano (33) pueden incluso que hayan jugado su último partido en una Copa del Mundo.