“En el segundo tiempo, cuando nos caga… Cuando nos calmamos y empezamos a jugar la pelota hasta el gol, volvimos a ser nosotros”. Unos segundos después del triunfo ante México, todavía con la tensión de un juego en el que alcanzó en goles (ocho) y partidos (21) a Diego Maradona en las Copas Mundiales, Lionel Messi estuvo a unas letras de decir, de algún modo, lo que le pasaba a un país entero que vive el Mundial como un acto de esperanza. Y que atravesó cuatro días entre la agonía y la recuperación de ese fervor colectivo cuando Messi destrabó el partido con su golazo, el segundo en la competencia.
Enseguida, el fallido recorrió grupos de WhatsApp y redes sociales en clave de alivio, de volver a respirar ahora que la Argentina controla otra vez su destino en Qatar. Una victoria ante Polonia el próximo miércoles a las 16, depositará a la Argentina en cuartos de final. De concretarse, solo Arabia Saudita podría disputarle el primer puesto si logra vencer a México. Para Argentina ganar es casi una obligación, lo que podría definir si eventualmente esquiva a Francia, actual campeón, o si se lo vuelve a cruzar como en Rusia 2018. Con un empate, Argentina también podría pasar si es que México iguala o incluso supera 2 a 0 a Arabia Saudita por el Grupo C.
“No podemos bajar los brazos ahora, nosotros los pusimos así y hay que seguir. Ahora son todas finales, no podemos errar», dijo Messi. Por estos días, la pregunta es cómo está su físico. “No tuve nada en el tobillo antes de Arabia Saudita y en el último minuto me lo doblé. Pero me repuse bien», contó, entre risas, el capitán de la selección que se convertirá en el argentino con más partidos en los Mundiales si, como se espera, juega el último encuentro de la primera fase ante Polonia.