Cuando el delantero Luís Leal dos Anjos (Arrentela, Portugal; 1987) jugaba en las inferiores del Sporting de Lisboa, en la categoría 85 despuntaba un tal Cristiano Ronaldo. Y en el equipo de Primera, el goleador era un argentino: el Beto Acosta. El padre de Luís Leal -también futbolista, pero lateral izquierdo- había llegado para jugar en el Almada portugués desde Santo Tomé y Príncipe, un país que son dos islas sobre el Atlántico, a 300 kilómetros de la costa africana, independizado de Portugal en 1975, y cuyo campeonato de fútbol se cierra con la final entre el campeón de la liga de la isla de Santo Tomé contra el de la de Príncipe. Luís Leal no llegó a debutar en el Sporting, pero suma 15 clubes en nueve países (Portugal, Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Turquía, Chipre, Paraguay, México, Bolivia y Argentina).
Acá, entre 2017 y 2020, jugó en Newell’s (18 goles en 62 partidos). Y, desde 2023, lo hace en Arsenal. En la quinta fecha de la Liga convirtió el 2-1 final en el Monumental, primer triunfo como visitante de Arsenal ante River en la historia. Luís Leal, además, es el capitán y el máximo goleador histórico (8 goles en 21 partidos) de la selección de Santo Tomé y Príncipe, una de las más débiles de África: nunca jugó una copa continental porque se retiró de la clasificación o porque no clasificó. Última en el grupo A con un punto, la Copa Africana 2023 parece que no será la excepción. Pero Luís Leal, con cuatro goles, está un gol por debajo de Victor Osimhen (Nigeria) y uno por encima de Sadio Mané (Senegal) en la tabla de goleadores de la fase clasificatoria. Y, sí, juega en Sarandí.
-¿Qué es el fútbol?
-Era un sueño de chico que siempre llegué a entender, porque lo que más quería era ser jugador. De qué dimensión, no lo sabía. Pero era un objetivo grande para cuando fuera grande. Mi sueño era ser profesional y poder hacer lo que más me gustaba. Hoy sigue siendo importante, aunque lo vea diferente, porque no tengo muchos más años para seguir jugando. Es un deporte muy especial, muy sentimental, y entonces trato de disfrutar cada momento.
-“El fútbol tiene cosas que no se pueden controlar”, dijiste. ¿Cuáles?
-A veces, los clubes y los representantes no tienen las mejores formas para negociar un jugador. Por más que un jugador tenga interés o no tenga interés, a veces te quedás con las manos atadas, y entonces no tenés otras opciones y terminás dando muchas vueltas. Todo empezó cuando jugaba en el Estoril Praia de Portugal. Me llegó una propuesta del Al-Ahli Saudi, de Arabia, donde iba a ganar mucho más. Me quedé interesado y contento porque me cambiaba mucho la vida. Dije que sí, pero al momento de firmar me arrepentí y dije que ya no quería firmar. Y casi que me obligaron a firmar, y me quedé un poco triste. No podía hacer nada. La vida de los futbolistas es complicada y pasan cosas inesperadas. Mi carrera ha ido así. Al principio no se me pasaba por la cabeza que iba a jugar en tantos países.
-¿Cómo te trata Argentina?
-Sabía a dónde venía, las condiciones de Arsenal, qué necesita para mantenerse en Primera. Es un desafío muy grande que me pone muy contento. Me tratan muy bien. Tenemos todo para lograr el objetivo de que Arsenal se quede en Primera. Me gusta Argentina. Trata muy bien a las personas, tengo amigos. Y su fútbol se vive con una pasión diferente, se vive muy intenso. Hay una conexión entre el jugador y la hinchada que es una linda locura. En otros lados es más fría esa relación. Sería más lindo si cada equipo tuviera a sus hinchas para poder alentar.
-¿Sufriste algún episodio de racismo, como expusieron otros jugadores del fútbol argentino?
-Por ahí puede haber alguna palabra. Pero me repito que son cosas del momento, trato de no llevarlas para ese camino del racismo porque por ahí la cabeza se va para otro lado. Nada más algún grito de la gente en la tribuna, porque nosotros estamos de frente y la escuchamos, pero trato de ignorarlo, de continuar haciendo mi trabajo para que salga bien.
-¿Qué tan importante es la mente en el fútbol?
-Hay jugadores que por ahí están acostumbrados a estar solos. Otros, si no están con la familia, con alguna compañía, no consiguen trabajar bien porque sienten que les falta algo en su vida. Yo, de joven, me preparé para estar solo, para la vida solitaria de un jugador. Nunca tuve grandes problemas. Hay momentos que te sentís solo, lo normal. Pero vos sabés que tenés un objetivo por alcanzar. Ahora no estoy solo, vivo con mi mujer y con mi hijo.
-¿Cómo es el fútbol en Santo Tomé y Príncipe?
-Siempre es especial jugar en el país de mis padres, pero que también es mío: está en la sangre. Cada vez que juego con la selección mis familiares se acercan, tíos, primos, personas que no había tenido la oportunidad de conocer. Tengo una responsabilidad porque represento a un país. Allá el fútbol es muy amateur. Los jugadores que tenemos padres que emigraron e hicieron vida en Portugal, o fuera del país, tuvimos la suerte de hacer otra escuela de fútbol. Es diferente. Es un poco difícil por las condiciones, porque hay un torneo corto, de cuatro meses, pero con trabajo, en un par de años, se puede mejorar.
-¿Qué experimentás cuando metés un gol?
-Meter un gol en el fútbol es la alegría, la satisfacción, es un momento muy importante y difícil de explicar porque a veces un equipo trabaja mucho para poder hacer un gol y cuando se convierte es una alegría total. Mi referencia siempre, desde chico, fue Thierry Henry, y después Ronaldo, el Fenómeno. Y en África, Samuel Eto’o, que no era un cabeceador, sino que jugaba más adelante, más veloz.
-¿Qué sigue en tu carrera?
-Me gustaría ser entrenador, ya me estuve preparando en Portugal, ya tengo el segundo nivel del curso. Portugal tiene una historia de entrenadores. (Pedro) Caixinha, que dirigió en Argentina a Talleres, fue mi entrenador en el União Leiria, en Portugal. Se estudia mucho para ser entrenador, es algo que viene de adentro, mucho trabajo y mucho conocimiento, ganas de aprender y de querer ser mejor cada día. Ya me dijeron para ser entrenador de la selección de Santo Tomé y Príncipe para después de que me retire.
-Te quedan dos partidos de la clasificación a la Copa Africana 2023 para pasar al nigeriano Osimhen, el goleador de la Serie A con el Napoli.
-Ah, mientras exista la oportunidad, vamos a intentar pelear, hay que creer.