Entre los 44 futbolistas citados a la selección por Lionel Scaloni, sin contar a los juveniles Franco y Valentín Carboni, Alejandro Garnacho, Nicolás Paz, Tiago Geralnik y Luka Romero, apareció por primera vez Lucas Boyé, el centrodelantero surgido de River, hoy en el Elche de España. Lautaro Martínez es el 9 titular, goleador del ciclo Scaloni. Hay, en el llamado a Boyé, una búsqueda: la de otro Lautaro, la de un delantero con potencia física, de arrastrar rivales. Scaloni también citó a Giovanni Simeone. Y a Julián Álvarez y Joaquín Correa, aunque responden a un biotipo diferente. De quedar en la lista final, Boyé podría sumar sus primeros minutos con la selección en la doble fecha de Eliminatorias, ante Venezuela como local, el 25 de marzo, o cuatro días después, ante Ecuador en Guayaquil. En el radar del Barcelona y el Atlético Madrid, valuado en 25 millones de dólares por el Elche, Boyé suma siete goles y tres asistencias en la Liga. A los 26 años, escaló hasta el pico de su carrera después de repetidos altibajos.
Fuerte y combativo (1.83 m, 83 kg), de chocar contra los defensores, técnico, admirador de Karim Benzema, Boyé conceptualiza el juego de un 9. “La cancha es un lugar para ejecutar más que para pensar -le dijo en enero al periodista Diego Torres en El País-. Piensas en la semana. En la cancha hay que decidir en milésimas de segundo, no sé si se puede catalogar como pensar”. Y, en relación a los apoyos de espalda y a los desmarques hacia espacios vacíos, sumó: “El control, para mí, es la receta. Es prácticamente todo. Cuando no se da, lo tienes que arreglar con lo físico. Cuando se da, te aparece mucho espacio para jugártela en el uno contra uno o para hacer un contragolpe”. Su primera citación llega después de un derrotero por siete clubes en cinco países. En Argentina, de River pasó a Newell’s. Y de ahí saltó a Europa: Torino (Italia), Celta de Vigo (España), AEK Atenas (Grecia) y Reading (Inglaterra). El retiro de Sergio “Kun” Agüero y la posible ampliación de 23 a 26 jugadores en la lista definitiva para el Mundial de Qatar le abrió una puerta a los delanteros.
Casi ocho años atrás, en el debut de Marcelo Gallardo como entrenador de River ante Ferro en Salta por la Copa Argentina -escenario en el que este miércoles volverá a jugar River, contra Laferrere-, Boyé era titular en el ataque. De los 44 jugadores de la prelista de Scaloni para esta doble fecha de Eliminatorias, 12 se formaron en River (27%): Lucas Martínez Quarta, Germán Pezzella, Gonzalo Montiel, Guido Rodríguez, Tiago Geralnik, Exequiel Palacios, Manuel Lanzini, Lucas Ocampos, Julián Álvarez, Giovanni Simeone y Boyé. En el ciclo que comenzó después de Rusia 2018, Scaloni citó a otros delanteros más tanques, con características más similares a las de Lautaro Martínez: Lucas Alario, Mauro Icardi y Adolfo Gaich. Ninguno le hizo sombra a Lautaro, el toro salvaje del Inter, con 19 goles en el ciclo, por delante de Lionel Messi (15), y tercero en presencias con 35 después de Leandro Paredes (37) y Rodrigo De Paul (36). Es cierto, Darío Benedetto fue citado una vez por Scaloni a la selección. Pero Boyé es el que le ganó la titularidad en el Elche, el que lo hizo volver a Boca.
Boyé trabajó el oficio de delantero luchando contra la desesperación. Por ser titular, porque el gol no llegaba, ante las lesiones. Saliendo del área -su hábitat- para volver a entrar, encontró el equilibrio. Le agregó pases gol a los goles posibles. En ese cuerpo a cuerpo, miró videos de delanteros como el colombiano Radamel Falcao y el holandés Robin Van Persie. También los pocos que hay en YouTube de Mario Boyé, el Atómico, goleador en el fútbol argentino de los 40 y 50, sin parentesco. Delantero desde su inicio a los cinco años en el Ancalú Sporting Club de San Gregorio, su pueblo de la provincia de Santa Fe, Boyé le decía a Olé en 2014 tras el partido ante Ferro en el primer River de Gallardo DT: “Fue áspero y duro. Habíamos estudiado a los centrales y el roce es normal. Antes de arrancar sentía ansiedad. Después, no soy del tipo de jugadores que se priva de lo que sabe hacer y traté de aprovechar la confianza que tenía. Intenté hacer todo. Algunas cosas me salieron y otras no, pero de a poco iré mejorando. Es clave ir pasando etapas sin quemarlas, incorporar experiencia y conocimientos”. Lo hizo. Y llegó a la selección.