La importancia de este Boca-River no es algo objetivo. No es un partido más importante que cualquier partido entre mi equipo, Hapoel Tel Aviv, que se considera de izquierda, y el Beitar Jerusalén, que es un equipo de derecha que no acepta jugadores árabes. En realidad, la importancia tiene que ver con la pasión que despierta el partido. Los hinchas de fútbol siempre tendemos a exagerar la importancia de estos eventos deportivos. Lo hacemos porque necesitamos sentirnos parte de una comunidad, necesitamos sentir cierta solidaridad entre pares. Con los hinchas de fútbol de un determinado club desaparecen todas las diferencias, de clase social, de origen étnico, de género. Es una de las pocas comunidades, imaginaria, donde uno puede sentirse igual a otros, en una comunión que va más allá de lo individual. Hoy no hay muchos espacios donde uno puede tener esta sensación. En cualquier clásico en España entre Barcelona y Real Madrid, la gente recicla mitos sobre la justificación del Real Madrid de la dictadura franquista y la vinculación del Barcelona con las fuerzas antidictatoriales. Son todos mitos que sirven para crear esta sensación de un conflicto de dimensiones existenciales. «
*Autor de libros sobre fútbol argentino