Cuando tres años atrás, en Buenos Aires, el Comité Olímpico Internacional votó otorgarle la sede de los Juegos 2020 a Tokio, se buscó eficiencia y solvencia. Como si pudieran prever los inconvenientes que tendría Río de Janeiro para sacar adelante su edición: con la tercera economía del mundo y su milenaria cultura de la prolijidad, nadie duda que el 24 de julio de 2020, todo funcionará como corresponde en Japón.
Con un ambicioso proyecto de transformación de la urbe, que incluye la remodelación completa del estadio que se utilizó en 1964, la creación de islas artificiales en la bahía de Tokio y la ampliación de la ya ultra eficiente red de transportes para que ningún espectador tarde más de 30 minutos en llegar a cualquier punto de la ciudad, la organización planea una inversión multimillonaria para hacer unos Juegos inolvidables, que desde lo deportivo tendrán cinco disciplinas nuevas además de las 28 que se disputaron en Río: béisbol, karate, surf, skate y escalada. Pero por más dinero que invierta en estos cuatro años, Japón ya sabe que sus Juegos tendrán un vacío imposible de llenar: en 2020 no estarán las dos figuras más importantes de la historia olímpica, Michael Phelps y Usain Bolt.
Con la posta 4×100 que el jamaiquino ganó el viernes junto a sus compatriotas Asafa Powell, Yohan Blake y Nickel Ashmeade para completar por tres Juegos consecutivos el triplete de las pruebas de velocidad (100 y 200 metros llanos y la carrera combinada), algo que nunca nadie había conseguido, se cerró el círculo perfecto. La primera mitad se había dibujado durante la semana inicial de competencia, cuando el estadounidense llegó a 23 medallas de oro en la pileta, 13 individuales, y superó un récord que databa de la Antigüedad (cuentan los libros que Leónidas de Rodas sumó 12 títulos).
El velocista y el nadador, que llegaron a Río como los mejores en lo suyo -caer en comparaciones entre ambos es un sinsentido-, se fueron de Brasil convertidos en leyenda. Para siempre. Por eso, si bien los dos tienen una edad (el estadounidense llegó a 31 en junio y el jamaiquino festeja hoy mismo su cumpleaños número 30) y muestran un dominio tal en sus respectivas disciplinas que es imposible creer que no vayan a ser competitivos dentro de cuatro años, ambos dejaron en claro que no estarán en Japón.
El nadador anunció su retiro apenas terminó su última carrera en Brasil. El atleta aún tiene objetivos por cumplir: «Si el deporte me necesita, si me puedo motivar durante un año, entonces por qué no continuar un poco más.» Nunca en la historia olímpica había ocurrido que, durante tres citas consecutivas, las mismas dos personas acaparasen todas las miradas del planeta: Beijing 2008, Londres 2012 y Río 2016 fueron los Juegos de Phelps y Bolt. Tokio 2020 no lo será.