El primer fin de semana de octubre trajo el regreso del público a las canchas: el fútbol argentino tomó otro color. El River-Boca fue el superclásico de Julián Álvarez. Las estrellas también pierden: derrota del PSG. Argentina no pudo retener el título de campeón del mundo en futsal pero se fue de Lituania con el orgullo intacto. Los Pumas y un cierre a la altura de un mal año.
La más maravillosa música
Después de 571 días, los hinchas pudieron volver a los estadios del fútbol argentino. Con un aforo del 50%, que en algunos casos pareció verse superado, y con protocolos que fueron difíciles de implementar debido a las largas colas, se vivió un fin de semana de puras emociones en los estadios. En Primera División, sólo Lanús, Huracán y River pudieron regalarle una alegría a su público en el reencuentro. Los hinchas de Vélez, Platense, Godoy Cruz, Atlético Tucumán y Racing se tuvieron que conformar con un empate. Los de Aldosivi, Rosario Central y Gimnasia La Plata vivieron una derrota. Pero el resultado fue lo de menos en los estadios de todas las categorías.
Futsal: orgullo de subcampeón
El palo le negó el empate agónico a Santiago Basile y Argentina cayó 2 a 1 ante Portugal en la final del Mundial de Futsal. El equipo argentino volvió a demostrar que ya es una potencia de la disciplina y que el título de campeón del mundo obtenido en Colombia 2016 no fue casualidad. Argentina fue de menos a más, con un arranque con algo de tensión. A los 13 minutos, Cristian Borruto fue expulsado por una agresión incomprensible a Ricardinho, la estrella portuguesa. Además de quedarse sin uno de sus mejores jugadores, la Selección debió afrontar dos minutos con un hombre menos. Y ahí llegó el primer tanto portugués que desniveló el partido. Cuando el seleccionado buscaba el camino para encontrar el empate en el segundo tiempo, Portugal hizo el 2-0 a los 8 minutos, después de una jugada de córner que finalizó nuevamente Pany, también autor del primer gol. A partir de ahí se vio lo mejor del equipo, a puro empuje y mentalidad, dos sellos inconfundibles durante todo el torneo. Ángel Claudino descontó con un golazo. Luego Argentina tuvo varias oportunidades para la igualdad, pero no estuvo fino en el toque final. En los últimos treinta segundo, la terna arbitral juzgó que una mano dentro del área portuguesa no era penal y el palo del arquero Bebé también dijo no. La Selección jugó hasta el final y se quedó con la medalla de plata.
Del travesaño de Messi a la derrota del PSG
Después de ocho victorias consecutivas, el París Saint-Germain concedió su primera derrota de la temporada en Ligue 1, por 2-0, frente al Rennes, pese a que Mauricio Pochettino apostó otra vez por el trío Messi-Neymar-Kylian Mbappé. La caída llegó de manera inesperada, después del gran triunfo ante el Manchester City. La excursión a Bretaña, en el noroeste francés, ya había arrancado torcida: el plantel no pudo volar en avión por el mal clima y los jugadores fueron separados. Hakimi y Mbappé, por caso, causaron furor en un supermercado de camino a Rennes en la ruta. En la cancha, pese a un buen primer tiempo y una actuación protagonista de Lionel Messi, el equipo sufrió la contundencia local. Otra vez, el rosarino se encontró con el travesaño: ya le había pasado ante Lyon y ante Brujas. “Hay tardes que las cosas no salen y hay que asumirlo. Esto debe ser un tirón de orejas para nosotros”, dijo Pochettino.
Los Pumas: el peor cierre del un año para el olvido
Los Pumas cerraron su peor participación en el Rugby Championship, tras sumar la sexta derrota en igual cantidad de partidos jugados, con la caída ante Australia por 32 a 17 (parcial 15-3) en el CBUS Super Stadium de la ciudad de Gold Coast. El equipo argentino finalizó el torneo sin puntos, al igual que había sucedido en la edición 2017, pero aquella vez terminó con una diferencia negativa de tantos menor a la de este año: -125 contra -135. Al margen de lo estadístico, la deslucida actuación también se comprobó en los fundamentos del juego: Los Pumas fueron a lo largo de la competencia una estructura colectiva endeble, superada en el line y en el scrum, propensa a la indisciplina y las desconcentraciones. A lo deportivo, se le agrega un año con malas sensaciones fuera del campo: el no homenaje a Maradona en diciembre pasado, los viejos tuits racistas de algunos jugadores que le costaron la capitanía a Pablo Matera y el escándalo reciente, con el aislamiento de seis jugadores y dos miembros del staff por violar la normativa sanitaria en Australia. Los próximos compromisos del seleccionado argentino serán durante la ventana internacional de noviembre con partidos ante Francia (sábado 6 en Saint-Denis), Italia (13 en Roma) e Irlanda (21 en Dublín) como cierre de la temporada internacional.
El superclásico de Julián Álvarez
En la previa se esperaba que el River-Boca de este domingo sea recordado como el clásico en el que volvió la gente a la cancha. No: en el futuro se lo evocará como el superclásico de Julián Álvarez. El cordobés de 21 años marcó los dos goles y fue la gran figura de la tarde. El primero, con su sello: traslado y gambeta para sacar el zapatazo por sorpresa. El segundo, parte de su repertorio: anticipo en el área como un número 9 y a festejar. Álvarez es desde hace años una de las promesas del fútbol argentino: con la camiseta de la Selección ya jugó el Mundial Sub 20 con la Selección, un Preolímpico Sub 23 y también fue parte del plantel que ganó la Copa América en el Maracaná. En River ya suma 85 partidos desde su debut en octubre de 2018. Pero en los últimos meses se asumió como figura del equipo. El choque con Boca era la oportunidad de demostrar que es un jugador de élite. Y lo hizo.