Si el fútbol femenino, poco a poco -y a pesar de tanto viento en contra-, empieza a ganar sus propios espacios, al básquet argentino de mujeres aún le queda un larguísimo camino por recorrer. En plena visibilización de sus necesidades económicas anda el Club Deportivo Berazategui, un nombre que podrá sonar lejano para los grandes titulares pero al que le sobra pompa: es el actual bicampeón de la Liga Nacional femenina y este sábado a las 21.30 jugará ante Corrientes Básquet la final de la edición 2022, en búsqueda del tricampeonato (televisa DeporTV).
Fascinante mezcla de club barrial del sur del Gran Buenos Aires y a la vez máxima potencia argentina de la actualidad, Berazategui (no confundir con la Asociación Deportiva, el equipo con camiseta naranja que compite en la Primera C de fútbol masculino) debe presentarse del 5 al 7 de mayo en Ecuador para jugar la Liga Sudamericana. El problema es que las jugadoras todavía no saben si podrán presentarse. En búsqueda de recursos económicos que solventen los pasajes internacionales, las redes sociales del club y de las jugadoras comenzaron a pedir en las últimas horas un aporte de dinero a través de la aplicación “cafecito”.
«El plantel necesita reunir el valor de 16 pasajes internacionales para competir en la Liga Sudamericana de Clubes en Ecuador. ¿Nos ayudas con un cafecito?», publicaron las cuentas de Twitter e Instagram. “Nos va a costar más, pero vamos a llegar», estima Yamila Ciucio, dirigente de Berazategui. «Somos un club de barrio que hacemos un gran esfuerzo: tenemos a más de 100 chicas jugando al básquet, de todas las edades. Lo bueno es que en las últimas horas tuvimos más reuniones y ahora queremos llegar a estratos más altos» agrega.
El pedido de Berazategui expone también las debilidades de la Liga Femenina de Básquetbol, que por diversos factores no termina de consolidarse. Si en 2015 reunió a 16 participantes, en 2019 bajó a 5. En la actualidad subió hasta diez equipos, cinco de Buenos Aires (Berazategui, Obras, Unión Florida, Los Indios de Moreno y Ferro) y cinco del resto del país (Riachuelo de La Rioja, Catamarca Basket, Quimsa de Santiago del Estero, Rocamora de Entre Ríos y el citado Corrientes Básquet).
“La inmensa mayoría somos amateurs. Hay clubes en los que las jugadoras firman contratos, pero son excepciones. En mi caso, y es el de casi todas, no vivo del básquet, tengo mi trabajo por afuera”, dice Celeste Cabañez, también recibida como periodista deportiva en la Universidad de La Plata.
La primera fase de la Liga Sudamericana está dividida en tres grupos de cuatro equipos, dos de los cuales se jugarán en Argentina (Quimsa y Rocamora serán anfitriones de sus respectivas zonas en Santiago del Estero y Entre Ríos). Bicampeón argentino en los dos torneos de 2021, a Berazategui le tocó en cambio jugar en Guayaquil junto a los clubes locales Sportivo Bocca y Santa María y el representativo venezolano Anzoátegui. El primero de cada grupo, más el mejor segundo, avanzarán al cuadrangular final que, en fecha y sede a resolver, definirá al campeón sudamericano.
Con la estadía y las comidas a cargo de las locales, Berazategui estima que necesita 2.500.000 pesos para pagar los pasajes a Ecuador. La Municipalidad comprometió un aporte de 360.000 pesos (equivalente a tres pasajes), más que bienvenido aunque insuficiente. El sistema del cafecito, divulgado por redes sociales, aportó hasta ahora cerca de 100.000 pesos, un porcentaje muy pequeño de lo necesario, pero que también suma.
“Lo hacemos por necesidad, para visibilizar el reclamo. Al fin y al cabo vamos a representar al país. También tenemos ayuda de los padres del club y de nuestras familias y amigos”; explica otra de las jugadoras, Julieta Vázquez.
“Tuvimos respaldo y difusión por parte de jugadores de la liga nacional masculina y de la selección, como Selem Safar o Martín Cuello, más la Asociación de Jugadores y del club Riachuelo, pero nos falta. Es más: para disminuir los costos se está evaluando ir en micro hasta Chile y recién ahí subirse al avión”, dicen en el club.
“Si bien el básquet femenino recién se está empezando a profesionalizar, la mayoría de nosotras vivimos de otros trabajos. Yo soy profesora de matemática”, dice Vázquez, de 29 años, jugadora de Berazategui desde los 4. “Somos un club que se hizo de abajo, muy a pulmón, siempre con la ayuda de los padres”, agrega en la doble espera, como sus compañeras: ganar este sábado para ser tricampeones argentinas y viajar en los próximos días a Ecuador para arrancar el sueño sudamericano.