La foto del último viernes, con Lionel Messi llevando la pelota pegada a su botín zurdo en la Ciudad Deportiva de Barcelona, acaso sea una primera imagen que acerque cierta naturalidad luego de dos meses. O la publicación del fixture de la Bundesliga, que el próximo sábado retoma la temporada a falta de nueve fechas. Es una normalidad artificial, llena de asteriscos: desde la modificación de la FIFA para posibilitar cinco cambios en un partido, hasta los hinchas alemanes que pagan 20 euros para poner su silueta de cartón en un estadio vacío, pasando por las aplicaciones que preparan Manchester City, Arsenal y Liverpool para darle ambiente a las tribunas sin gente. Como sea, pone en el horizonte algo que hace unas semanas parecía improbable: que se termine esta temporada en las principales ligas de Europa.
¿Si el modelo alemán funciona y no hay protagonistas contagiados puede servir como espejo para adelantar los tiempos del regreso del fútbol argentino? “Olvidate, no tiene nada que ver. Allá están entrando en verano y es una estructura distinta. Hasta agosto no veo que volvamos”, contesta uno de los dirigentes que más peso tiene en AFA. El presidente Alberto Fernández, que en marzo pronunció su deseo de un fútbol televisado de manera abierta para entretener los hogares durante esta cuarentena, dijo que no ve un regreso pronto. Y el ministro de Turismo y Deportes, Matías Lammens, aseguró que aguarda una entrevista con los especialistas en salud para diseñar un protocolo de cuidado y que, a comienzos de la próxima semana, se podría hablar de plazos. La influencia directa que tiene el incipiente regreso de las ligas europeas para los clubes argentinos es que llegue el mercado de pases y, así, un alivio para las golpeadas economías.
Entre los ítems que detallaba el documento que circuló entre dirigentes a finales de abril con las radiografías de las pérdidas que afrontaba cada institución, aparecían en negrita dos: “Derechos de formación y mecanismos de solidaridad” y “Venta y/o préstamo de jugadores”. Son los ingresos extraordinarios que suelen tener los clubes para equilibrar números que están en rojo desde mucho antes de que apareciera el Covid-19: los reclamos que hicieron esta semana los futbolistas de Independiente y Huracán son apenas una muestra. El mercado de pases mundial suele moverse en julio y agosto. Y Argentina es el segundo país del mundo que más jugadores vende, detrás de Brasil. En el ranking de montos figura décimo: de cada cuatro jugadores que vende, uno es transferido a las cinco grandes ligas de Europa (Alemania, España, Francia, Italia, Inglaterra), que a su vez monopolizan el 76% de los gastos en transferencias que se hacen en todo el mundo. El próximo sábado, entonces, se pondrá en marcha una de las locomotoras del negocio del fútbol.
Esta semana, según contaron a Tiempo dos agentes que trabajan en distintas empresas de representación de futbolistas, reaparecieron las consultas y los llamados. “En cinco días de laburo llené diez hojas con pedidos de distintos clubes. Están llamando y en Europa saben que lo que antes valía diez ahora puede valer siete”, relata uno de ellos. “Hay clubes que necesitan vender y otros necesitan comprar. Habrá limitaciones, cifras más escuetas, pero mercado de pases va a haber. Los clubes necesitan tapar agujeros pero tampoco creo que haya un éxodo, con que vendan a un jugador les alcanza para acomodarse”, agrega otro. La previsión de la mayoría de los dirigentes era que muchos futbolistas en Europa quedarían libres, que este sería un mercado dominado por los intercambios club a club y que eso impediría que llegue dinero. Esa sensación cambió esta semana: “Va a ser muy selectivo, pero algo se va a mover”.
El martes 19 de mayo, en una asamblea virtual, los dirigentes del fútbol argentino renovarán el mandato de Claudio “Chiqui” Tapia como presidente de AFA hasta 2025. El consenso que reúne Tapia, que será acompañado en el Comité Ejecutivo por los presidentes de los cinco clubes grandes, además de la conocida banca que tiene entre los dirigentes del Ascenso, vuelve innecesaria cualquier solución audaz para apurar los tiempos de regreso a la actividad.
Los espejos cercanos de Brasil y Chile, que comenzaron a caminar hacia el retorno del fútbol, tampoco parecen ayudar. La Confederación Brasileña de Fútbol autorizó que los equipos vuelvan a entrenarse con “los cuidados necesarios”. En Flamengo, el último campeón de la Copa Libertadores, realizaron 293 testeos a futbolistas, cuerpo técnico, directivos, empleados y familiares: hubo 38 positivos, entre ellos tres futbolistas. “A esta temprana edad, el jugador apenas se ve afectado por el virus. La posibilidad de que haya letalidad es infinitamente pequeña. Incluso por el estado físico, por la salud que tiene este atleta, tiene que sobrevivir», opinó el presidente Jair Bolsonaro. En Chile, el regreso a los entrenamientos y la formación de un Comité de Retorno con dirigentes de distintos equipos coincidió con el primer futbolista que dio positivo de Covid-19.
En Alemania, donde hace un mes monitorean a los planteles, hubo en cambio sólo 11 positivos entre los más de 1000 futbolistas testeados de los 36 clubes que participan de la Bundesliga y de la 2. Bundesliga. Del éxito del modelo alemán, impulsado sobre todo por la figura de la canciller Angela Merkel, quien se convenció de lo popular que puede ser el fútbol cuando apadrinó a la selección alemana campeona del mundo en Brasil 2014 tras vencer a Argentina en el Maracaná, dependerá buena parte de la industria del fútbol europeo. Y del mundo.