Fue una constante durante la derrota ante México en el estadio Luzhniki. En la cancha, el envión mexicano destornillaba a los jugadores alemanes. En el banco, Joachim Löw escuchaba a Thomas Schneider, que le señalaba movimientos en la pantalla de una tablet. Entrenador y asistente suelen vestirse con remera, pantalón y zapatos idénticos. A Löw le quedó grabado lo que le dijo Jürgen Klinsmann cuando lo convocó para ser su ayudante de campo en 2004: “No soy tu jefe. Estamos en el mismo barco”. Löw, técnico campeón en el Mundial de Brasil 2014 diez años más tarde, reemplazó a Klinsmann luego de Alemania 2006.
Ahora, lejos de las playas brasileñas de Bahía, donde la Federación Alemana de Fútbol construyó un complejo de concentración con libertades y entretenimientos, Löw y Schneider administran la crisis después de México en un hotel de Vatútinki, entre autopistas y moles de cemento de los años soviéticos. Quizá como en ninguna selección, en Alemania hay previsibilidad en las líneas sucesorias. En Rusia, el futuro ya interviene en Schneider.
En lo inmediato, Schneider oficia de interlocutor con Mesut Özil, centro de las críticas después del debut. Özil, de ascendencia turca, fue apuntado en la previa del Mundial por una foto que se sacó con la camiseta del Arsenal junto al presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan. Turquía vive tensiones políticas con Alemania. Schneider conoce la intimidad de Özil. Fue formado por el entrenador francés Arsène Wenger en los entrenamientos del Arsenal. La meta de Schneider es volver a rescatarlo a Özil antes del partido con Suecia. Ajustar las tuercas de la maquinaria que goleó hace cuatro años 7-1 a Brasil. Equilibrar el humor entre nuevos y viejos en el plantel.
“No le explico el fútbol a jugadores que a diario entrenan con Pep Guardiola o Jürgen Klopp -dijo Schneider al Badische Zeitung en 2016-. Nuestro trabajo es proporcionar detalles y contenidos significativos al entrenador para que tenga argumentos con los que pueda decidir. Se trata de ayudarlo en su toma de decisiones, aunque la decisión final es solo de uno”.
Schneider ocupó el lugar de Hans-Dieter Flick, asistente de Löw de 2006 a 2014, cuando pasó a ser director deportivo de la federación. Ya alejado, Flick es otro de los posibles continuadores del proyecto en el futuro. Schneider -45 años, 23 partidos como técnico de Stuttgart, sólo cinco triunfos- fue convocado por Löw ya que lo dirigió en ese club entre 1995 y 1996.
“El más cercano a Löw es Schneider, y saben llevar a otros entrenadores para que practiquen en los entrenamientos con las juveniles”, dice a Tiempo Rodolfo “Pelusa” Cardoso, un todoterreno en Hamburgo: fue entrenador interino, formador de juveniles y, ahora, cazatalentos del club. Cardoso, que jugó con la Selección Argentina la Copa América de Bolivia 1997, destaca que clubes como Hoffenheim y Friburgo son fieles a su ideología de juego y que, entonces, priorizan los técnicos de la casa. Es así: Marcus Sorg, segundo asistente de Löw, trabajó cuatro años en Friburgo. “Lo de la selección alemana -aclara Cardoso- se enmarca en un proyecto de la federación después del fracaso en la Eurocopa 2000, donde sumó un punto en su grupo. Se tuvieron que rearmar porque se habían quedado sin jugadores, con poco recambio, y empezaron un trabajo de base”.
Casi dos décadas después, la federación alemana requiere a los clubes de la Bundesliga academias con entrenadores full time desde las categorías Sub 9 a Sub 19, canchas de primer nivel, departamento médico calificado, interrelación con los colegios de la zona y destinar un porcentaje de dinero a un fondo común que equilibra las finanzas de las 40 escuelas de élite de fútbol, divididas por regiones, en un radio de 25 kilómetros desde cualquier punto del país. En 2000, cuenta el periodista Raphael Honigstein, autor del libro Das Reboot (“El reinicio”), había 100 entrenadores para juveniles. Hoy son más de 400 con licencia exclusiva para entrenar jóvenes. De esa producción en serie, en buena medida, surgen los jugadores y los técnicos del futuro.
“Cuando entrenaba a la Sexta de Hamburgo -cuenta Cardoso desde la ciudad alemana-, siempre nos citaba Matthias Sammer, que trabajaba en la federación, para charlas. Nos pedía trabajar los cuatro en el fondo, nos inculcaba que sumáramos la técnica sin perder la garra y el sacrificio alemán. Eso fue un punto importante en el proyecto, y los mismos clubes siguieron una línea que bajaba la federación”.
Julian Nagelsmann, entrenador de Hoffenheim, tiene 30 años y es el más joven de las ligas europeas de primera línea. No es casual: Flick, el anterior ayudante de Löw, dirigió a Hoffenheim de 2000 a 2005. Nagelsmann es otro candidato a incorporarse a la selección en el futuro. Löw, quien confeccionó la lista con los detalles de los pateadores que utilizó el arquero Jens Lehmann en la eliminación de Argentina en Alemania 2006, firmó hasta Qatar 2022. “No creo que la federación tenga en este momento ninguna idea firme sobre quién podría hacerse cargo en 2022, está demasiado lejos -dice el periodista Honigstein desde Rusia, a metros de la concentración alemana en Vatútinki-. Pero el contrato del Liverpool con Klopp vence en 2022…”.
“Instructivo”, “teórico” y “modesto”, como lo caracterizan, diplomado en gerencia deportiva, Schneider pone en juego más que la recuperación de Alemania en la Copa del Mundo: la tradición de que el segundo entrenador asume cuando se va el director técnico principal, que empezó en 1936, cuando Sepp Herberger fue nombrado entrenador después de ser asistente de Otto Nerz, primer técnico de Alemania, nombrado en 1926. Schneider atraviesa la turbulencia ante México con Löw. Suma horas de vuelo.