Michele Nicora se enteró el miércoles por la noche en el invierno suizo. Sonrió con desdén. Gustavo Arribas había sido acusado de recibir cinco transferencias en concepto de sobornos a una cuenta bancaria de la sucursal Zurich del Credit Suisse. El actual presidente de Locarno de Suiza recordó que Arribas era la «A» de HAZ Football World Wide, la empresa con sede en el paraíso fiscal de Gibraltar que amparó al club entre 2006 y 2012, durante la presidencia de su rival Stefano Gilardi. HAZ utilizaba a Locarno para triangular pases de futbolistas y evadir la prohibición de la FIFA de que una persona física -un tercero- sea dueña de los derechos económicos de un jugador. HAZ -la «H» del representante argentino Fernando Hidalgo, la «Z» del agente israelí Pinhas Zahavi- le pagó 600 mil francos suizos por año a Locarno a cambio de abrirle la puerta para el negocio. O sea: US$ 595.728, una cifra similar a la que recibió el director general de la Agencia Federal de Inteligencia por los giros de un operador financiero condenado por la justicia brasileña en la investigación Lava Jato.
Arribas, al fin y al cabo, creció en el fútbol. Entró a Boca en 1995 de la mano de su amigo íntimo Mauricio Macri para revisar contratos. Poco a poco, se convirtió en un as en la compra-venta de jugadores. Diez años después, Arribas y Macri festejaron el pase de Carlos Tevez a Corinthians con la intermediación de HAZ en las vacaciones compartidas en Punta del Este. En 2007, Locarno le compró a River el 50% de Gonzalo Higuaín, el 40 de Fernando Belluschi y el 30 de tres juveniles por 13 millones de dólares. Higuaín no jugó un segundo en Locarno. Real Madrid lo compró en 18 millones. La mitad fue a HAZ.
«Arribas no sólo articulaba la venta de jugadores, sino que se quedaba con el 15% -cuenta Roberto Digón, ex vicepresidente de Boca-. Es decir, con el porcentaje que el comprador deposita para el jugador. Cuando se transfiere un jugador al exterior, el comprador tiene que depositar ese 15% en Futbolistas Argentinos Agremiados, y se le da el cheque al jugador o al representante con su autorización. Resulta que esos cheques se depositaban en Suiza en cuentas de personas que Arribas ponía porque era testaferro de Macri. Así le afanaba a los jugadores».
En diciembre pasado, el semanario italiano L’Espresso reveló que Porto de Portugal le transfirió en 2011 al dueño del 70% de la ficha del brasileño Alex Sandro 6,1 millones de euros a una cuenta del HSBC de Suiza. El propietario era Deportivo Maldonado, un club de segunda división de Uruguay. Desde 2009, Stellar Group, emporio inglés de futbolistas, maneja a Maldonado bajo la figura de Sociedad Anónima Deportiva. El apoderado de Stellar Group en Latinoamérica era Arribas. Según los Football Leaks, la filtración de documentos más grande en la historia del deporte, Arribas estuvo detrás del depósito en Suiza por el pase de Alex Sandro.
Los socios Hidalgo y Zahavi todavía despuntan en el fútbol. A Hidalgo suelen favorecerlo en Boca con la incorporación de sus representados. En 2014 Boca gastó más de seis millones de dólares por Jonathan Calleri, Marcelo Meli, Cristian Pavón y Andrés Chávez, todos de Hidalgo, quien operó la sociedad offshore Top Players Agency Corp en Panamá. Zahavi controla en la actualidad Mouscron de Bélgica y Apollon Limassol de Chipre. A partir de esos clubes, tejió una red de triangulaciones con futbolistas de Europa del Este. El jefe de los espías, en cambio, relegó las tareas en su hijo Ezequiel Arribas en Argentina y en el socio Juan Manuel Gemelli en Brasil. En la lista de intermediarios registrados en la AFA, sin embargo, aún aparece Gustavo Arribas: en São Paulo conserva la empresa Soccer Player Agenciamento Esportivo.
En los años de HAZ, Locarno jugó en la segunda división. Hoy está en la cuarta. «Sin el dinero de los argentinos -repetía Gilardi- no es posible jugar en la B».