Después de publicar una entrevista a Eduardo Galeano, los periodistas Marcos González Cezer y Julio Bocalatte le mandaron un ejemplar de la revista deportiva que editaban al escritor uruguayo. En agradecimiento, y entusiasmado por la charla, Galeano devolvió gentilezas con un cheque. Era el monto para suscribirse durante 12 meses a la revista Al Arco, que González Cezer y Boccalatte pensaban como un espacio en el que el fútbol se mezclara con la literatura. Pero la publicación duró sólo un año, entre 2001 y 2002, porque el dinero no alcanzó. «El cheque tampoco no lo cobramos», aclara Boccalatte. Galeano, sin embargo, se convertiría en un aliado incondicional para la siguiente aventura, Ediciones Al Arco, la primera editorial independiente dedicada a la literatura deportiva, que cumple 15 años.
«Nos juntábamos en el Tortoni, antes de entrar a la agencia Télam, donde trabajábamos, y siempre pensábamos qué hacer. Marcos fue el que un día de esos tiró: ‘Hagamos una editorial de literatura deportiva’. Mucha gente escribía, nosotros mismos lo hacíamos, y estaba bueno poder generar un espacio así», cuenta Boccalatte.
Todo empezó con De Puntín, una recopilación de once cuentos en el que, entre otros, escribieron Daniel Lagares, Gustavo Grabia, Walter Vargas, Ariel Greco y Alejandro Caravario, todos rodeados por dream team: el prólogo fue de Jorge Valdano, de las ilustraciones se encargó Roberto Fontanarrosa y la contratapa correspondió a Galeano, con el que habían trabado una buena relación desde aquella entrevista. Son once. Juegan con palabras, en cancha de papel, y los dibujos de Fontanarrosa comentan el partido. Cada cual se luce según su maña y su manera, pero los once forman, juntos, un lindo equipo. Ojalá encuentren la hinchada que la buena prosa, como el buen fútbol, merece, escribió para esa contratapa el autor de Las venas abiertas de América Latina y Fútbol a sol y sombra.
«Lo que queríamos era un lugar en el que escribiera buena gente, tipos que sintieran la profesión como la sentimos nosotros, sin perspectivas comerciales más que las de poder seguir publicando, sobre todo a aquellos que tuvieran buenos textos y no tuvieran lugar donde hacerlo», cuenta Boccalatte.
El empuje de firmas como Valdano, Fontanarrosa y Galeano fueron fundamentales para el empujón inicial. También un primer acuerdo con una cadena de librerías que les simplificó la distribución. Y las redes que habían tejido de tantos años de trabajar en medios periodísticos, lo que sirvió para difundir los libros. «A los grandes sellos les llamó la atención la manera en la que circularon los libros. En ese sentido, nos favoreció ser del medio», dice Boccalatte.
En los últimos años, se produjo un boom de libros deportivos. Las grandes editoriales también se volcaron a publicar biografías, relatos, crónicas, investigaciones y ensayos vinculadas a la temática, incluso ficción. Nació, además, Libro Fútbol, también dedicada a los textos no sólo vinculados al mundo de la pelota, sino también a otros deportes. En ese camino, habría que agregar a Don Julio, una revista-libro que con una periodicidad de dos veces al año publica once historias deportivas, desde perfiles hasta crónicas.
«Nadie había pensado en los libros deportivos, no se lo habían planteado como posibilidad de negocios. Por eso, creo que abrimos una puerta. Que después explotaron comercialmente otros, no nosotros», dice Boccalatte entre risas.
En los quince años que lleva como editorial, Al Arco publicó más de noventa títulos. Y va por más. Además de lanzar una nueva web y de participar por primera vez con un stand en la Feria del Libro de Buenos Aires junto a la editorial La Coop, realizará la tercera edición del Concurso Nacional de Cuentos de Fútbol Roberto Santoro. Escritor, poeta y militante, desaparecido durante la última dictadura, Santoro marcó un camino cuando publicó el libro de Literatura de la Pelota, fundacional para el género. Ahí empezó todo. Ahí, quizá, también empezó a nacer Al Arco.