“Me la tatué hace un año, me gustó su historia -dice Macarena Sánchez Jeanney, por la cara de la pintora mexicana Frida Kahlo en el antebrazo izquierdo-. Es la historia de una mujer atravesada por el patriarcado, que también tiene que luchar todos los días por hacer valer lo que le gusta, que tuvo muchos obstáculos en su vida y los supo superar”. Hasta el 5 de enero, Macarena Sánchez era futbolista de UAI Urquiza. Ese día fue desvinculada después de siete años en el club. Sin la chance de fichar con otro equipo hasta mitad de año, cuando termina la temporada, Sánchez decidió presentar una demanda extrajudicial a UAI Urquiza y a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) para que le reconozcan su condición de trabajadora, lo que le abre paso a un pedido de fondo y postergado: la profesionalización del fútbol femenino en la Argentina.
La demanda se relaciona con la profesionalización del fútbol masculino en 1931, cuando los jugadores de la Asociación Amateur Argentina de Football marcharon a la Casa de Gobierno, ocupada por el general José Uriburu, autor del primer golpe de Estado en la Argentina contra un gobierno democrático. Exigían la libertad: que los clubes no fueran dueños eternos de sus pases. En enero de 2018, Macarena Sánchez denuncia ese amateurismo marrón, los vínculos de explotación y precarización laboral, ya que UAI Urquiza le pagaba a través de un trabajo administrativo en una de sus empresas. “Ellos, los jugadores, tenían trabajos paralelos. Pero trabajaban de futbolistas y no eran profesionales, no tenían contrato ni eran resarcidos como jugadores. En mi caso -dice la delantera-, mi trabajo es ser jugadora de fútbol. Esto lo hacen con total impunidad porque nunca jamás en la historia una mujer había presentado algo. Se acostumbraron a que nosotras nos callemos. En algún momento se iba a terminar”.
Sánchez estudia Trabajo Social en la Universidad de Buenos Aires. Tiene 27 años. Antes de llegar a UAI Urquiza, jugó en la Universidad Nacional del Litoral, Colón y Logia, en Santa Fe, su provincia. La semana pasada, la goleadora Soledad Jaimes pasó a jugar a Lyon de Francia, el mejor equipo de Europa. Jaimes debutó en Boca, en 2004. En Francia, donde el fútbol es profesional, se jugará a partir del 7 de junio el Mundial femenino. La selección argentina se clasificó después de 12 años. En su tercera Copa del Mundo buscará por primera vez pasar la primera ronda. En la Argentina, la Superliga les exige a los clubes para competir que tengan equipos de fútbol femenino. La Conmebol estableció que los que participen en la Copa Libertadores y Sudamericana deberán tener a partir de este año un equipo de fútbol femenino mayor y otro juvenil. Sánchez ganó cuatro títulos locales con UAI Urquiza y logró la medalla de bronce en la Copa Libertadores 2015. Después de sacar su caso a la luz, Ricardo Pinela, presidente de la Comisión de Fútbol Femenino de la AFA, renunció a su cargo. Pinela es vicepresidente de UAI Urquiza.
-¿Cómo es el amateurismo marrón en el fútbol femenino argentino?
-La mayoría de las jugadores tienen otros trabajos. Pero a todas las jugadores en Argentina se les pagan en negro, aunque la realidad es diversa: en la UAI hay jugadoras que no cobran, otras sí en concepto de viáticos. Por otro lado, tenés clubes afiliados a AFA que no sólo no les pagan, sino que las jugadores tienen que pagar cuotas, sacar dinero de su bolsillo para poder pagar la ambulancia y habilitar la cancha, el micro para ir a los partidos. El viático no llega ni a la mitad de un sueldo básico en Argentina, y eso es como un privilegio. Hay clubes que están completamente ausentes en el fútbol femenino.
-Pinela renunció en oposición a una supuesta reestructuración.
-En cuanto a selección, la AFA ha mejorando en infraestructura, amistosos y canchas para entrenar. Pero la AFA en los clubes está ausente, hace como si el fútbol femenino no existiese. Si llegasen a obligar a los clubes a tener fútbol femenino, no les queda otra que hacer un torneo federal, y no quieren profesionalizar la disciplina. Si le preguntás a cualquier jugadora de fútbol del país te va a decir que se siente trabajadora, que pone su cuerpo, que el fútbol es su prioridad. En el alto rendimiento, ninguna te va a decir que es un hobby. Es un derecho: jugamos la Copa Libertadores, ganamos torneos, representamos a un club: queremos ser tomadas como trabajadoras.
-¿Recibiste alguna respuesta?
-No, ni de AFA ni del club. Es muy fácil ser dirigente y hablar desde la comodidad y el privilegio. Nosotras sufrimos la discriminación todos los días en un ambiente sumamente patriarcal. Esto lo hice pensando en algo positivo, no sólo en mí, sino para que todas puedan llegar a ser profesionales, o por lo menos a tener buenas condiciones, lo básico, los materiales, una cancha, un lugar para entrenar, comer bien.
-¿Te dio miedo?
-Sí, lo tengo aún. Es muy probable que me traiga consecuencias futbolísticas. Ningún club que ve que quiero ser profesional y hago una demanda porque no me reconocen como tal me va a querer tomar. Es el precio que elijo pagar por lograr algo más por el fútbol femenino, no solo para mí. El movimiento feminista me empujó a esta decisión que tomé. Siento que hay un respaldo desde ese lado.
Macarena tiene, además del tatuaje de Frida Kahlo, otros cuatro. Uno dice, en inglés: “Pelea como una chica”. Otro, en latín: “Lo que no me mata, me fortalece”.