A Christian Bragarnik sólo le faltó entrar al vestuario de los jugadores y ser parte de la foto que se sacó la Selección después de ganarle a Ecuador en Quito y de clasificarse al Mundial de Rusia 2018. El representante más influyente del fútbol argentino estuvo en la sala contigua al vestuario, con dirigentes y familiares de los futbolistas, y grabó con su celular la entrada triunfal de Lionel Messi. La presencia de Bragarnik responde a la amistad con el presidente de Boca, Daniel Angelici, quien viajó por primera vez con la Selección desde que es vicepresidente primero de la AFA. Aunque se sentó en el palco del Estadio Atahualpa junto a Claudio Tapia, presidente de la AFA, Angelici y los campeones del mundo Oscar Ruggeri y Alberto Tarantini, a Bragarnik nadie le pagó el viaje, y tampoco fue miembro de la delegación. No será la última vez de Bragarnik cerca de la Selección, y más si Darío Benedetto, su representado, continúa en las convocatorias de Jorge Sampaoli y de Sebastián Beccacece, exentrenador de Defensa y Justicia, club al que el empresario transformó desde su asesoría.
«No soy un cualquiera. Me pueden invitar. Tengo al 9 de la Selección y me parece lo más normal que vaya. Tengo 20 años de trayectoria y no me parece ilógico que vaya por mi relación no con estos directivos, sino con todos. El problema es que citaron a Benedetto, el mejor jugador del fútbol argentino», les respondió Bragarnik a sus amigos cuando le dijeron que lo habían visto por televisión en la puerta del vestuario. En mayo, Bragarnik, con el aval de Tapia y de Angelici, integró la mesa durante las conversaciones por la ruptura del contrato de Sampaoli con Sevilla. También, por sus contactos, le abrieron la puerta para buscarle rivales a la Selección para amistosos. El primero fue Defensa y Justicia, sparring en reiteradas ocasiones de los seleccionados juveniles en el predio de Ezeiza. En octubre de 2015, en una entrevista con Tiempo, Bragarnik dijo en su oficina de Puerto Madero: «Las relaciones te hacen lograr otras cosas. Es normal que uno, por las relaciones, recomiende los jugadores que tiene más cerca. Si vos mañana te juntás con alguien, es normal que te diga: ‘Che, tengo una amiga ’. Pero en el fútbol todo se magnifica».