El 13 de julio de 2016 una asamblea extraordinaria de la AFA aprobó por 70 votos a 1 la creación de una Superliga para que organice el campeonato de Primera División. El único que votó en contra aquella tarde fue Mario Gianmaría, presidente de la Asociación Rosarina de Fútbol y secretario de Interior de la AFA. «No se justificaba crear una nueva estructura cuando todo lo que se podía mejorar se podía hacer desde la misma AFA. La Superliga –dice hoy Gianmaría– no iba a solucionar los temas de fondo del fútbol argentino: los jugadores jóvenes se van incluso antes de debutar, los técnicos son despedidos a los pocos partidos y tampoco se terminó con la violencia en el fútbol que impide que los hinchas puedan ir a ver a su equipo de visitante. Fue cambiar el collar y seguir con el mismo perro». Tres años y medio después, el consenso parece ser inverso. La mayoría de los dirigentes cree lo mismo que Gianmaría: que el principal torneo del fútbol argentino lo debe organizar el ente que regula al fútbol argentino.
¿Qué cambió desde mediados de 2016? El contexto político, nada menos. Ya no está Mauricio Macri en el poder, ni tampoco la omnipresente figura de Daniel Angelici como presidente de Boca. Los meses previos a esa votación, Angelici y Macri invitaron al español Javier Tebas para mostrar cómo funciona la Liga de España, el modelo que tomó Superliga. Tebas, que alguna vez se definió «de extrema derecha», aconsejó la creación de esta nueva estructura. Mientras tanto, el gobierno retenía los fondos del luego sepultado programa Fútbol Para Todos, que también sirvió como apriete judicial: dirigentes de AFA, jefes de Gabinete y funcionarios fueron imputados por causas relacionadas al FPT.
Pasados esos aprietes, ahora los clubes arrancaron 2020 decididos a recuperar la organización del campeonato. Nicolás Russo, presidente de Lanús, fue el primero en decirlo públicamente. «¿Qué hace Superliga que no se pueda hacer en AFA? Me da lo mismo quién lo organice, pero que lo haga bien. Y bien es que nos entre más plata a los clubes. Hoy hay doble comando y doble costo. Y, además, ya no hay una conducción política. Tiene que haber un dirigente o un exdirigente de clubes que interprete nuestros pedidos. Te dicen que en España lo maneja un CEO pero claro, si en España son todas Sociedades Anónimas», explica Russo.
La virtud que se le reconoce a la Superliga es poder darle previsión al calendario, justo lo que 15 de 24 dirigentes de Primera intentaron modificar el último jueves, pero no mucho más. «Quiso imponer orden con las multas a San Lorenzo y Huracán, pero con la quita de puntos fue para atrás por pedido de Macri que respondió a Tinelli», dice uno de los dirigentes más críticos, que le reprocha a los gerentes de la Superliga no «ponerse la camiseta de los clubes»: «Tienen que pelear la plata de la televisión y de la plata del juego online, que en Capital y Provincia se aprobó pero en Superliga ni se enteraron». Esa dicotomía dirigente/gerente parece ser la grieta que separa cada vez más a la AFA de la Superliga: «Nosotros tenemos vocación, si hay algo que resolver a las 3 de la mañana estamos al pie del cañón. Si lo llamo a Scoltore a las 11 de la noche –dice un miembro del Comité Ejecutivo– no me atiende. Hay un montón de gastos en gerencias que no quieren decir más ingresos». Aunque, obvio, la pelea es económica: más allá de las jugadas del gobierno anterior, lo que más sedujo para la creación de la Superliga fue la promesa de más plata, pero las expectativas de ingreso no fueron las que pensaban los clubes ni tampoco los cableoperadores, que apenas llegaron a la mitad de lo que pensaban vender con el Pack Fútbol.
El pasado jueves, 15 clubes votaron en contra de que la Superliga se reanude en la fecha pactada y nueve a favor. Como se necesitaban dos tercios para torcer una decisión que ya había sido firmada, el cronograma de la fecha 17 no se modificó. Los que votaron en contra fueron: Boca, San Lorenzo, Lanús, Banfield, Central Córdoba de Santiago del Estero, Arsenal, Defensa y Justicia, Rosario Central, Argentinos Juniors, Colón, Alodsivi, Newell’s, Huracán, Gimnasia y Estudiantes. A favor: River, Unión, Patronato, Independiente, Racing, Talleres, Godoy Cruz, Vélez y Atlético Tucumán. Si bien no alcanzó para cambiar la fecha de reinicio, fue una muestra clara del disconformismo. Si esto decanta en un nuevo cambio de Estatuto y otra modificación en el torneo de Primera, sólo el tiempo lo sabrá.