Jueves de bochorno. Viernes de furia. Sábado de discusión. Es lógico que el viernes haya tenido como tema dominante la concentración en la Plaza de Mayo para conmemorar, recordar y repudiar el sangriento golpe militar ocurrido hace 41 años. Tan lógico como que el segundo tema, para los medios, las redes sociales y la gente en general, haya sido las repercusiones del partido Argentina-Chile. Lo sorprendente fue que el foco se haya puesto en el paupérrimo rendimiento futbolero del equipo que conduce Edgardo Bauza, muy por encima del resultado obtenido.
El jueves de bochorno empezó con la frase «Argentina a todo o nada» (o derivados) en boca de muchos. Un sentimiento que buscaba darle un carácter de «fundamental» al encuentro, acentuado tras el triunfo de Colombia ante Bolivia que dejaba a la Selección Argentina sexta en la tabla al momento de salir a la cancha. Siguió con un partido espantoso de un equipo que parece haber tocado fondo en su rendimiento a pesar de contar con el mejor jugador del mundo, Messi claro, quien hizo el gol de penal. Fue 1-0 con un penal inventado y un gol de Chile mal anulado. Y terminó con una frase que da un poquito de vergüenza ajena. «El rendimiento del equipo fue brillante», dijo Bauza sin que se le cayera la cara a pedazos y luego calificó la actuación con «diez puntos».
El viernes de furia sorprendió por la virulencia con que los medios criticaron a la Selección. A pesar de haber ganado un partido «fundamental» frente al mismo rival que lo superó por penales en las finales de las dos últimas copas América, casi todo el mundo se encargó de remarcar la nula propuesta de juego que mostró el equipo. Memes que se burlaban de Bauza en las redes sociales, títulos catastróficos en los medios gráficos, bronca contra el entrenador y algunos jugadores en las páginas web, mal humor en la calle. ¿Qué pasó? ¿El futbolero argentino dejó de ser resultadista? ¿Cómo puede ser que se critique con tanto fervor a un equipo que ganó, en el mismo lugar donde se festejaron triunfos en los que se jugó igual de mal, como por ejemplo contra Perú en las Eliminatorias de Sudáfrica?
El sábado de discusión sirvió para ver la película completa. Con más tiempo para reflexionar, llamó la atención que hasta quienes enarbolan la bandera de «ganar como sea» se hayan animado a criticar con dureza un equipo que ganó jugando muy mal. Es posible que esas declaraciones absurdas de Bauza hayan despertado cierta indignación, como quien se enoja porque siente que lo están tomando por otario. Esa es una lectura. Aunque también existe la posibilidad de que en realidad la gente a la que le gusta el fútbol pretende que la Selección juegue bien, además de ganar, sobre todo porque cuenta con futbolistas capaces de hacerlo, como ya demostraron decenas de veces.
El enorme problema a futuro pasa por la conducción del equipo. Si el entrenador cree que el jueves Argentina jugó 10 puntos, quiere decir que eso es lo máximo que puede mostrar. Y esto sería gravísimo porque jugando así se puede ganar un partido o dos, sobre todo con arbitrajes tan parciales como el del jueves, pero sería lógico que abundaran los resultados negativos y las actuaciones decepcionantes.
Justo en un momento histórico mundial en el que la mayoría de los grandes equipos del planeta buscan, cada cual a su manera, armar sistemas de juego ofensivos y con tenencia de la pelota, la Selección Argentina va a contramano con un estilo antiguo y aburrido. Lo bueno es que ya no hay solo unos pocos locos pidiendo fantasía y buen gusto, ahora es un clamor popular. Incluso después de un triunfo clave. «