La categoría siempre está en pleno crecimiento y es una prueba más de su fuerza. Muchas veces, sin darnos cuenta, y supera todas las vallas imaginables. Uno de los sustentos, justamente, es el acompañamiento de la gente. Siempre me preguntan cuál es la fórmula misteriosa para que el apoyo popular sea mayor que en otras categorías y que no decaiga, aun en los actuales tiempos en que la televisación, con su tecnología es un factor clave. Y siempre respondo que es su mística.
Esa mística que forma parte de su esencia. El TC es una de las tradiciones de los argentinos. Que se creó en las rutas y se continúa en los autódromos, siempre llenos más allá de la TV. Lo tuvimos muy en cuenta cuando pensamos en el festejo de los 80 años. Que sea un festejo del hincha. Es la categoría del pueblo. Tiene que ver con los dirigentes, pero fundamentalmente con corredores, mecánicos, constructores, todos. Ahí tenemos la mirada en el futuro, trabajando en la tecnología, en la seguridad y en las categorías más chicas que alimentan al TC. Para mantener la mística.
Ser el presidente en este momento significa una gran responsabilidad y un orgullo. Son días para recordar aquellas carreras primeras y a los grandes ídolos. Los míos son los Galvez, y también recuerdo a Roberto Mouras, Osvaldo Morresi, Octavio Suárez, que nos dejaron las bases sólidas de lo que es hoy la categoría.