En una medida electoral a sólo tres semanas de las PASO, la Agencia de Prevención de Espectáculos Deportivos en la Provincia de Buenos Aires dispuso que los cinco partidos de Superliga que se juegan en provincia tengan hinchas visitantes. Así, en Racing-Unión, Lanús-Gimnasia, Estudiantes-Aldosivi, Defensa y Justicia-Independiente y Arsenal-Banfield habrá parcialidad de los dos equipos, algo que se transformó en una rareza para el fútbol argentino desde 2013.
La decisión fue anunciada por Juan Manuel Lugones como un “triunfo más contras las mafias”. Sin embargo, otro parece ser el trasfondo una medida diseñada con oportunismo electoral: para los hinchas de Gimnasia que quieran ir el sábado a Lanús sólo habría 1100 plateas a 800 pesos cada una, por ejemplo. Y para Unión, también habrá solo 800 populares y 200 plateas en la cancha de Racing.
“El fútbol es el deporte más popular de nuestro país y queremos que las puertas estén abiertas para todos. Cuando comenzamos a trabajar, el fútbol estaba cerrado para los visitantes y abiertos para los barras. Ahora la historia se invirtió: los visitantes pueden ir a la cancha y hay 3000 barras con el ingreso prohibido”, aseguró Lugones al anunciar el “regreso” de los visitantes con la reanudación de la Superliga. Sin embargo, en estos cuatro años en los que estuvo al mando de la Aprevide, los excesos y las arbitrariedades fueron una costumbre más en las canchas bonaerenses.
El último domingo, por ejemplo, los hinchas de Racing denunciaron en redes sociales el maltrato policial, con caballería montada incluida, en el ingreso a la cancha de Lanús. Antes, hubo casos más graves: detenciones arbitrarias a hinchas que luego ingresaron en listados como supuestos barrabravas, un balazo de goma a un futbolista de Almagro, prohibición de colgar banderas con la cara de Eva Perón o incluso de tomar mate en la cancha y arrestos por “realizar cánticos ofensivos contra el personal policial”, tal como se consignó en un acta.