Aunque dejó el club hace cuatro años para jugar en Racing, Lautaro Martínez va a revolucionar la vida de Liniers de Bahía Blanca. Si se llegara a concretar una venta millonaria a Europa, algo que se supone sucederá este año, al equipo bahiense le quedará el 20%. En Liniers, que juega el Federal B, prefieren que no les gane la ansiedad en hacer cuentas, pero ese ingreso podría superar los 5 millones de euros, algo que nunca ocurrió en los más de cien años de historia del club. Sin embargo, hay otras preocupaciones. Casi una paradoja. Mientras el chico de la tapa les construye el futuro, la AFA acaba de moverles el piso con los cambios en los torneos del interior, que incluyen la eliminación de los federales B y C, lo que afecta a 500 clubes, muchos de los cuales recién volverán a competir desde sus ligas en 2019. La decisión, aseguran, pone en riesgo más de 3000 fuentes de trabajo entre jugadores, entrenadores, cuerpos técnicos y árbitros. Una mediana industria dentro de la gran industria del fútbol argentino.
Los federales B y C eran torneos con la misma categoría que la Primera C y D para los clubes indirectamente afiliados a la AFA. Es decir, afiliados desde las más de 200 ligas locales. El Federal A es el paralelo a la Primera B Metropolitana, el camino hacia la Primera B Nacional. Pero el Consejo Federal de la AFA decidió esta semana por unanimidad terminar con los federales B y C, y crear desde 2019 el Torneo Regional Federal Amateur, al que se clasificará desde cada liga local. Lo hizo mientras se está jugando el Federal C, que ahora es para conseguir plazas al regional. A la vez, se suspendió el Federal B de este año. Los equipos de esa categoría, entonces, no tendrán competición hasta 2019 más que las que les entregue su participación en las ligas.
«Están matando al gran generador de jugadores del fútbol argentino. Nuestro entrenador, Walter Carrió, es un tipo muy estudioso y realizó un análisis sobre los equipos de Buenos Aires. El 49% de los jugadores son del interior. No es casualidad, es causalidad», dice Carlos Pablo, presidente de Liniers de Bahía Blanca, de donde surgió también Agustín Bouzat, el delantero de 23 años que pasó por Boca y hoy juega en Vélez. Liniers tiene un presupuesto de 200 mil pesos en salarios.
«En cuatro años hicimos una inversión de seis millones de pesos en infraestructura, iluminación, césped, riego, contratación de jugadores. Y ahora te hacen descender en una mesa», dice Leonardo Mata, secretario de Boxing Club de Río Gallegos, otro club del Federal B. Ocurre que para esos equipos, derivar a las ligas o incluso a un regional amateur significa una merma considerable en sus ingresos, que pueden provenir de patrocinadores, aportes estatales y privados. El Consejo Federal de la AFA, que preside Pablo Toviggino, argumenta que la reestructuración era necesaria porque la actual organización llevó a los clubes a una crisis económica. Además, la idea es levantar el perfil de las ligas locales. «El Federal B era inviable. Las invitaciones fueron nefastas. Sólo el 12% de los clubes está al día, la mayoría debe mucho», dijo el dirigente entrerriano Abel Martínez Garbino al sitio Análisis Digital.
«Yo comparto que hay muchos equipos que no cumplen con los requisitos, pero los cambios hay que hacerlos de manera progresiva. O bajar los invitados. Hubiera dado dos meses de plazo para que se pongan al día y si no, que no participen. Pero pagamos lo que hemos invertido», dice Mata, de Boxing Club. A eso agrega que hubo futbolistas y entrenadores que acordaron quedarse en el club por contratos que ahora los clubes deben afrontar sin competición.
«Si sacan el Federal B y C quedan 3000 familias sin trabajo. No maten al fútbol del interior», fue la bandera que mostró Atlético Tucumán días atrás. Es la principal preocupación entre futbolistas, árbitros, entrenadores y distintos miembros de los cuerpos técnicos. No todos cobran, pero los que sí tienen salarios que van entre los 15 mil y los 30 mil pesos. Pero ahora, pasarán de una categoría semiprofesional a jugar en ligas amateurs. O disputarán un torneo regional (también amateur) para buscar entre 400 equipos una plaza en el Federal A.
«No es lo mismo un sponsor en un Federal que en la liga local. ¿Qué hacemos? ¿Nos sentamos con los jugadores y les decimos que tenemos que bajarles un 30% el salario? Es difícil. Hay clubes que ya tenían invertido mucho dinero en refuerzos. Esto es extemporáneo, no te permite planificar», dice Pablo, el presidente de Liniers.
A la preocupación por los puestos de trabajo también se agrega cómo van a afectar los cambios a la formación de jugadores. Uno de los clubes del Federal B es la Comisión de Actividades Infantiles (CAI) de Comodoro Rivadavia. De ahí, por ejemplo, salieron jugadores como Sixto Peralta, Andrés Silvera y Mario Santana. De ahí es Sergio «Chiquito» Romero, el arquero de la Selección. «El interior es el semillero del fútbol argentino dice Pablo. La doble competencia favorecía a los chicos, el segundo semestre del Federal B les daba rodaje. Y como se ve en jugadores como Lautaro o como Bouzat, eso hace que lleguen a un equipo de Primera bien preparados».
Más allá de los argumentos de la AFA para los cambios, hay clubes que ven otras intenciones. «Se vienen por un fútbol de sociedades anónimas. Hace tres o cuatro meses que se habla de eso. Y esta parece una decisión orientada a eso», dice Mata. Pablo, en cambio, no ve que esté en juego el modelo social de los clubes. Por ahora, lo que invade al fútbol del interior, a las familias que viven de esos ingresos pero también a los clubes que compiten, es la incertidumbre.