Después de su actuación consagratoria en semis contra Croacia fue el turno de los chistes en las redes. Que Julián Álvarez es buen reemplazo de Agüero porque corren paralelas, que es tan bueno que después se transforma en Mahatma Ganghi; que lo bueno es que no hace falta que se le haga una calle. ¿Quién fue? Un revolucionario, patriota, periodista y morenista, poco nombrado en la historia oficial mitrista.
Seguramente en Calchín, el pueblo cordobés de donde es oriundo el delantero de la selección, piensen en hacerle una calle (y bien merecida la tiene), al ser una de las personalidades más importantes de su historia. Pero en la Ciudad de Buenos Aires, y en otras localidades, Julián Álvarez ya existe como calle en el barrio del Palermo, aunque pocos y pocas sepan a quién se refiere. Para eso también sirven los mundiales, para aprender geografía o historia en relación a la Copa, y por eso son tan importantes para sumar a las currículas de las escuelas.
El Museo Histórico Nacional aprovechó el furor por Julián Álvarez y contó quién fue su homónimo Julián Baltazar Mariano José Luis Álvarez, nacido en 1788, cuya familia pertenecía a la elite comercial porteña.
Estudió en el Colegio Real San Carlos y la Universidad de Córdoba, donde se graduó en Teología. Luego viajó a la Universidad de Chuquisaca, en el Alto Perú, para dedicarse a las leyes. Tuvo título de doctor por las dos universidades.
Eh Chuquisaca leyó los libros prohibidos de Juan Jacobo Rousseau, de los enciclopedistas, las ideas de los jesuitas Mariana y Suárez sobre el tiranicidio y el derecho de resistir a la opresión.
El Museo relata que según su biografía de 1844, “con la perspectiva seductora, que la revolución ofrecía a los jóvenes, y con las nuevas ideas que empezaban a germinar a fines de 1810 dejó, con los hábitos eclesiásticos, los estudios de esta carrera, y se entregó ardorosamente a las cuestiones de interés político que pululaban entonces, y agitaban todos los espíritus”.
2Su firma se lee clara en el Petitorio Popular que se le entregó al Cabildo de Buenos Aires la mañana del 25 de mayo de 1810, con la demanda del nombramiento de una Junta de Gobierno sin quien había sido el virrey hasta hace tres días», enfatiza el Museo Histórico Nacional.
Adhirió al sector liderado por Mariano Moreno, el que buscaba ir más a fondo con la revolución al contrario del sector de Saavedra, más conservador. Su referente moriría envenenado en alta mar a los 32 años, cuando la Junta lo mandó como diplomático a Londres.
Julián Álvarez fue redactor desde un primero momento del periódico morenista y vanguardia en la historia del periodismo argentino, la Gazeta de Buenos Ayres. Desde entonces integró sociedades independentistas, como la Sociedad Patriótica y la Logia Lautaro, con la que también tuvo relación José de San Martín, a quien Álvarez recibió cuando el general vino de España en 1812. En ese momento se llamaba Logia Independencia.
Fue arrestado durante la revolución de abril de 1811, pero pronto recuperó la libertad. Apoyó la formación del Primer Triunvirato, y de hecho colaboró con la Secretaría de Gobierno. También formó parte de la efímera Asamblea de 1812. Luego pasó a la oposición.
Volvió a ser brevemente arrestado por exigir la disolución del Segundo Triunvirato. Tras la caída del Director Supremo Alvear, se alejó de la política. Aunque no por mucho tiempo. En 1919, Juan Martín de Pueyrredón lo envía como emisario ante Estanislao López, que lo toma como enemigo.
En el convulsionado 1820, el gobernador Manuel de Sarratea lo encarcela, a pedido de López. Y luego debe cruzar huyendo a la Banda Oriental, donde continuó su carrera como jurista y legislador. Allí fundó El Constitucional y vivió hasta su muerte, el 25 de noviembre de 1843. Este año se cumplieron los 180 años de su fallecimiento un día después del partido de Argentina-Arabia Saudita, cuando la cosa en el Mundial arrancaba mal. Pero aún faltaban un par de cambios esenciales en el equipo, entre ellos el ingreso del 9 oriundo de Calchín, que vino a revolucionar el equipo.