«La vedette –dice Jorge Amor Ameal, mientras recibe el flash de las fotos– es el club, no yo». Al candidato a presidente de Boca no le gustan las fotos. «Estamos a full, a mil. Estamos cerrando publicidades, a 500 kilómetros por hora», había dicho apenas entró a su búnker de San Telmo, un PH de techos altos. Y si está a full, a mil, es, en parte, porque fue elegido por Juan Román Riquelme para acompañarlo desde el cargo de vicepresidente segundo. Del otro lado de la puerta, en una pizarra, cuatro consignas salen de «El día»: seguimiento de participación, fiscalización, búnker y movilización. «El día» es el 8 de diciembre, el domingo próximo. Y serán las últimas elecciones del año en Argentina, en Boca, un club que mueve más que algunas provincias. Ameal –71 años, presidente desde 2008 a 2011, origen peronista en Berazategui– es el candidato opositor del «Frente para recuperar la Identidad Xeneize», que competirá con Christian Gribaudo (oficialismo) y José Beraldi (opositor).
–¿Lo más importante ya lo cerraron?
–¿El 10? Estamos muy contentos.
–¿Cuál es la identidad de Boca?
–Hoy la identidad está perdida: en lo deportivo, en lo cultural, en el fútbol. Queremos un club distinto. Cuando decimos recuperar la identidad xeneize es un todo, no algo. Tenemos que buscar que el club vuelva a ser de los socios, no que sea un tema puramente económico. Vamos a hacer un cambio estructural, cambiar el estatuto para incluir los derechos de las mujeres, y rever el tema de los avales sin dejar de resguardar la economía del club. Muchos dicen cosas que no son ciertas: «Boca está muy bien económicamente». ¿Qué decimos nosotros? Que el superávit del que ellos hablan es a costa del bolsillo de los socios, de la gente que no entra a la cancha y que después es apaleada.
–El oficialismo repite que, cuando dejaste la presidencia en 2011, había un déficit de 187 millones de pesos. Pero la Asamblea de Representantes aprobó el balance con un superávit de 50 millones.
–Cuando me fui teníamos un superávit de 11 millones de dólares e infinidad de obras. Y el tesorero de ellos era mi tesorero. Que le pregunten al tesorero, que era Matías Ahumada, y sigue. El que empezó conmigo fue Angelici y el que terminó fue (José) Requejo. Ellos tienen la costumbre de mentir. Primero dijeron que querían un estadio shopping, que lo iban a hacer en una isla. Después, que la Bombonera era obsoleta. Y ahora que «de la Bombonera no nos vamos y 100 mil espectadores». No son serios. Hay que acostumbrarse a ser serio en todo orden de la vida.
–Fuiste vocal de la lista cuando Mauricio Macri ganó en 1995.
–Mi primer cargo fue vocal titular con (Antonio) Alegre. Y era el vicepresidente a cargo de la Ciudad Deportiva. Ocupé cargos hasta la venta de la Ciudad Deportiva, cuando dije: «Me voy, no estoy de acuerdo». Y después me convocó Pedro Pompilio para desplazar a Alegre y Heller, y ahí empezamos a trabajar con Macri. Fui presidente de Boca Crece, la empresa asociada a Clarín que manejaba el marketing de Boca. Y después presidente de Interior: de 3000 socios hicimos 15 mil.
–¿Y 24 años después podés terminar con el macrismo en Boca?
–Mientras estuve con Mauricio, trabajé con tranquilidad y nunca tuve problemas. Discusiones en la Comisión Directiva, obviamente. Pero pude hacer lo que a mi entender era a favor del club. Se dio que en esa Comisión había muchos que hoy no están. Habíamos armado un equipo sin quererlo y todos pateábamos para el mismo arco. Pero los «ismos» no me interesan. Quiero recuperar el club y la identidad perdida de Boca.
–¿Quién es tu referente político?
–No creemos en la política partidaria en el club. Creemos en los dirigentes vocacionales. No sé… Te voy a nombrar a uno: Pedro Pompilio, y en nombre de él, a todos los dirigentes de Boca.
–¿Cómo enamoraste a Riquelme?
–Román quiere cambiar la historia de Boca. Le hablé de que el fútbol sea uno solo: el profesional, las inferiores y Las Gladiadoras. Es lo que privilegió. Nosotros siempre fuimos opositores. Fuimos por un camino totalmente distinto. Con el doble voto logramos que pueda jugar en Boca, y hay otros que están en el club, y en la otra lista, que estuvieron en contra. En la nuestra, no. La nuestra es genuina, no tiene políticos partidarios.
–«Es imposible creer que no ganamos», dijo Riquelme.
–Román sabe lo que dice, como nosotros, que estamos en la calle hablando todo el día. Tiene razón. Pero hay que salir del triunfalismo y la gente tiene que venir a votar. Es fundamental que sea un récord de votantes.
–¿Qué quieren hacer con la Bombonera?
–Planteamos la Bombonera 360, que es la reforma en su totalidad: 78 mil espectadores, 70% para popular, 30% para plateas y palcos. Ahí está la identidad xeneize. El origen de Boca es de gente de trabajo, que quizá no tiene los recursos de gente que está muy bien económicamente. Nuestro club tiene los distintos arcos: gente que está muy bien y gente que le cuesta pagar una cuota social.
–¿Cómo manejan lo que llaman «campaña sucia»?
–Angelici les dijo a los periodistas: «Ustedes saben de qué estoy hablando». Y ciertos periodistas se rieron. Si tiene una denuncia que vaya a la Justicia, a Comodoro Py. No es bueno hablar mal de la gente, porque todos tienen familia. Nosotros vamos por lo positivo, no por lo negativo. Una cosa es que Román diga quiero ser técnico o mánager y cobrar tanto, y está en todo su derecho, y otra cosa es cómo va a venir con nosotros, que es un cargo ad honorem. No hay chances.
–¿El dirigente de Boca se volvió arrogante?
–Un dirigente de un club de fútbol como Boca tiene que ser un hombre común, no se tiene que creer nada, tiene que estar cerca de los socios, escucharlos para no equivocarse en el camino a tomar. Yo dejo el auto en Parque Lezama, voy caminando a la cancha, como pizza de parado en Pirilo. Ellos tienen otra forma, otro sistema. Y yo hablo de Boca, no de otras instituciones. Ni hablo ni le falto el respeto.
–¿Qué encontraste en Boca que no en la política partidaria?
–En Boca encontré las formas de realizar tantas cosas que desde la política no se puede. Desde Boca podés transformar, y mucho: el barrio, crear escuelas deportivas, sacar a los chicos de la calle, tener actividades sociales y culturales. Y el escudo de Boca es convocante…
–¿Sos peronista?
–En mis años mozos milité en el Partido Justicialista en Berazategui. Ya pasaron muchos años. Nosotros criticamos al oficialismo por introducir la política en Boca. No podemos hacer lo mismo. Me vas a decir: «¿Y Sergio Massa?». Lo conozco de la vida, no de hoy. Pero ellos quieren mezclar. Y no tenemos un solo candidato a dirigente que no haya trabajado en el club. En cambio en otros lugares siguen siendo funcionarios, como Gribaudo. Pero no nos interesa hablar mal de nadie. No sirve. Soy peronista, pero quiero hablar de Boca. Si quisiera hablar de política, voy a una Unidad Básica. Sin embargo quiero ir a Brandsen 805.