«Fue un partido en algún punto similar al clásico anterior. De pocas situaciones de peligro, donde uno espera aprovechar las chances que se presentan, los detalles, los errores del otro. Siempre me dio la sensación de que presionamos y eso los obligó a ellos a correr mucho. Hicimos un buen partido aunque nos faltó ese resto de claridad para resolver de tres cuartos de cancha hacia adelante». El análisis es de Gustavo Alfaro, entrenador de Gimnasia, pero bien podría haber sido de Nelson Vivas, su colega de Estudiantes. De hecho, el técnico del Pincha, único puntero hasta aquí con cinco fechas jugadas, también dejó algunas palabras que no lo distinguen de lo analizado por Alfaro: «No tuvimos muchas situaciones, ninguna de los dos. El empate calza justo para lo que pasó y para lo que pudimos hacer. No pasamos riesgos. En lo defensivo hicimos un partido correcto, tuvimos una salida prolija pero en ofensiva nos costó».
El clásico tan esperado en La Plata fue un partido muy malo y el 0 a 0 más que el resultado de algo es la consecuencia más lógica de noventa minutos de fútbol de bajísimo nivel. Costaría mucho y sería en vano un análisis detallado.
Alcanza y sobra con decir que podrían haber jugado hasta el martes con altísimas probabilidades de no marcar siquiera un gol.
Así la tarde, Estudiantes se llevó lo que puso en juego antes de empezar: la punta en soledad de un campeonato que recién está entrando en calor. Sigue invicto en los resultados y en goles en contra, lo que habla de su solvencia en la última línea.
Gimnasia salvó la ropa con un poco más de actitud que su eterno rival, algo que los buenos hinchas siempre tienen en cuenta a la hora del consuelo pero que no alcanza para pasear durante la semana con el pecho inflado por las calles de La Plata.
Fue 0 a 0 y punto. Nada para sumar a la historia del clásico.