¡Hola! ¿cómo están?
Seguro ya saben quién se crió en Villa Fiorito, ¿no?
Hoy los invito a meternos en el barrio. La inmensidad de Fiorito incluye la disputa geográfica sobre el origen del ídolo (porque nació en el Hospital Evita, que queda en Lanús), pero el barrio es todo territorio de Lomas de Zamora. Acá estamos. Para ir al lugar que buscamos tenemos que cruzar la vía del tren porque está del otro lado de la estación si salimos desde la casa de Diego Armando Maradona, que es acá Laura Sosa, referente social, va a ser nuestra guía. La llamé porque me contaron que en el barrio popular La Cava, “el corazón de Fiorito” como le llama ella, hay un equipo de fútbol femenino que eligió homenajear al Diez.
El recorrido incluye pasar por algunas calles asfaltadas hace poco tiempo, meternos en un tramo de tierra, atravesar un pasillo y finalmente pararnos en una canchita de piso en medio de una zona que no está urbanizada: alrededor hay casas precarias -chaperío, como le llaman en el barrio-, calles improvisadas de tierra, piedras, carros y autos viejos. Este rectángulo de juego, ahí, parece un milagro en el medio de la villa.
En Fiorito las chicas también juegan
Fue, en efecto, el lugar donde nacieron Las Diego Armando, el equipo en cuestión. Cuando en 2019 el municipio de Lomas inauguró el campeonato de fútbol femenino para promover la disciplina en los barrios, Laura, que se define como cristiana evangélica y peronista, fue la impulsora -después fue entrenadora y ahora es la delegada-. Alrededor de 20 niñas y mujeres empezaron a jugar en esta canchita bajo el nombre de “21 de diciembre”, que decidieron modificar el fatídico 25 de noviembre de 2020.
“Cuando se nos fue el más grande de Fiorito mandé un mensaje al grupo de Whatsapp. Les dije: ‘Tenemos dos opciones. Ponernos Diego Armando Maradona o Las Diego Armando. Quedó el segundo”, cuenta Laura, que tiene 43 años, cinco hijes y dos nietas, y que se mudó a La Cava cuando tenía apenas 1.
Visité la cancha hace un año, una tarde de verano en la que la pandemia empezaba a volverse un recuerdo. Laura me llevó y se nos fueron sumando nenas en el camino. En el trayecto pensé en la frase de Maradona: “Presión tiene quien no puede llevar a su casa 100 pesos para darle de comer a sus hijos”.
Parada en el centro del campo sentí unas ganas inmensas de jugar a la pelota. Aunque las chicas me dijeran que depende en qué casa cae la pelota puede volver o no: eso también es jugar con presión, eh. Le pregunté a Laura cuántas alegrías da un juego tan simple en un lugar así. Me contesta ahora con números:
“Hoy tenemos más de 76 jugadoras, todas fichadas, más del triple de las que empezamos. Entrenamos dos veces por semana, conseguimos que la canchita sea de cemento gracias al municipio. Pero nos mudamos al club Juventud Unida. Porque ahí en la canchita había algunos peligros. Por ahí venían con una moto y se subían a la cancha o había algún tiroteo. Así que conseguimos el club, pero en breve queremos volver a la canchita a entrenar. Tenemos seis categorías: Semillitas (desde los 4 hasta los 6 años), Niñas (de 7 a 9), Sub 12, Sub 14, Sub 17 y la Primera (de 18 para arriba, sin límite de edad)”.
En total, 2868 familias viven en las 71 manzanas de La Cava. Laura nos cuenta que el barrio tiene más de 60 años: “Todo esto era una laguna, se fueron tomando tierras y desde hace 50 años que la gente vive acá”.
Ella misma se crió en estas calles y fue protagonista de la transformación. Vivía al lado del Riachuelo cuando todo era pasillos, chapas, cuando se usaba pozo de agua y tenía que cruzar el puente Unamuno para ir al colegio.
Era la época en la que jugaba al fútbol con sus primos y se vestía “de varón”: usaba un jogging, una remera ancha, se recogía el pelo y usaba un gorro. Asi sentía que podía pasar inadvertida y no escuchar los comentarios que le hacían cuando se daban cuenta de que era una nena. “¡Vos tenés que estar en tu casa lavando los platos o barriendo, no acá!” o “La calle es para los hombres, no para las mujeres”.
Hincha de Boca, se paraba de defensora o iba al arco. Y Maradona no le caía bien. “Soy feminista y me molestaba que él estaba con las mujeres como si fuera que cambiaba de camiseta. No las valoraba aún siendo mujeres que les dieron hijos”, dice.
Hoy la cara de Diego está en las casacas de su equipo. Laura dice que cambió su mirada sobre el astro de adulta. Se enteró por el libro Rey de Fiorito que había sido presidente honorario de un equipo de fútbol femenino y que disfrutaba de la disciplina. Recordó los piquitos a Claudio Caniggia y las veces que pidió que no se metieran con las travestis. “Fue una lección política -dice-. Eso lo entendí de grande”.
Laura también está a cargo del merendero Color Esperanza de La Cava.
La cancha de Juventud, donde sábado por medio hacen de local, es techada y tiene en una de sus paredes un mural de Maradona festejando el título de 1986. Para venir a ver a Las Diego Armando hay que pagar una entrada de 200 pesos (si tenés más de 18 años), un dinero que después usan para comprar lo que necesitan: medias, materiales para hacer alguna bandera o para armar el botiquín, o para tener para un remís si alguna jugadora se accidenta. A veces también para cargar la SUBE para cuando juegan de visitante o comprar agua mineral.
Las Diego Armando crecen también porque hay una política de Estado de fondo; la que promueve que las niñas y las mujeres jueguen al fútbol. En la zona hay clubes donde pueden continuar con su sueño de ser futbolistas: Banfield, Lanús y El Porvenir están en Primera.
Ellas, con orgullo, se jactan de ser las primeras que tienen el nombre de Diego en Fiorito. En las últimas dos ediciones del Torneo de Todas salieron campeonas en las categorías Semillitas y Primera. Pero eso es lo de menos.
Es imposible pensar que si Diego estuviera vivo hubiera dicho: “Es increíble como juegan al fútbol”, como aquella vez.
La birra del tercer tiempo
Aprovecho y les comparto este hilo que armó Delfina Corti y que cuenta que Maradona fue presidente honorario de un equipo de fútbol femenino.
En Fiorito hay otro equipo de fútbol femenino que también da ganas de ir a alentar: Las Primeras. Esta historia la contó Juan Stanisci.
Acá pueden seguir a Las Diego Armando de Fiorito.
¡Un abrazo! Acuérdense que los y las leo si me escriben y podemos pelotear.