Este Mundial tenía que empezar así, con un VAR a los tres minutos de partido para anular un gol contra Qatar. Si todo iba a estar bajo discusión, entonces que empiece con discusión. No fue necesario tanto debate porque Ecuador resolvió el asunto en los minutos siguientes, dos goles de Enner Valencia, que había hecho el otro en el arranque del partido hasta que apareció el debut del offside automatizado. Primera muestra de lo que se viene en este mes que acaba de empezar.
El Mundial comenzó con dos hechos que pueden considerarse extraordinarios. Perdió el local por primera vez desde que juega estos encuentros (una costumbre que se inició en Alemania 2006) y por primera vez un técnico argentino gana en ese partido de inauguración. Gustavo Alfaro, el entrenador de Ecuador, logró lo que no pudieron dos campeones del mundo, César Menotti y Carlos Bilardo.
Demasiado desafinado lo que propuso Qatar, a la que se le podía esperar algo más. Porque es la selección campeona de Asia en 2019 y porque siempre una selección local se prepara para su Mundial. Tuvo seis meses para hacerlo, aún con algunos intervalos, de la mano del español Félix Sánchez. Su base es el Al Saad. Pero cuando un Mundial comienza la historia es otra. Es posible que a esos jugadores les haya resultado pesado jugar en este contexto, en ese estadio, con esa gente, con el emir Tamin Bin Hamad Al Thani y su padre Hamad Bin Jalifa.
Toda la segunda parte estuvo de más, incluso para el show, desde el momento en que los qataríes se dispusieron a dejar la cancha, a abandonar a su equipo que perdía. Fue la imagen absoluta (y no será la primera) de la falta de tradición futbolera. Los hombres de blanco y algunas mujeres tenían otros planes, quizá comer algo por ahí. Esto es Qatar.
Lo que habían hecho, eso sí, fue aplaudir la fiesta inaugural. Se trató de una ceremonia breve con tradición y guiños a otros países. Estuvo Morgan Freeman, que conversó con el youtuber Ghanim al Muftah, un joven con discapacidad. De la ceremonia también participó el artista surcoreano Jungkook de BTS. Pero luego estuvieron las señales políticas. El emir Al Thani tomó la palabra para recordar de quién era el Mundial. Monarquía absolutista, sólo hubo aplausos en el estadio. Luego le siguió Gianni Infantino, que continuó con la línea marcada desde este sábado cuando dijo que se sentía muchas minorías juntas y que Europa no podía darle lecciones a nadie. Infantino habló primero en árabe, después en castellano y finalmente habló en inglés. Inauguró el Mundial más controvertido que se recuerde tal vez desde Argentina ‘78. Por la elección en la que se produjo y por los derechos humanos. Un Mundial sin cerveza, algo que ayer recordaron los ecuatorianos cuando gritaron: «Queremos cerveza, queremos cerveza». Los puestos no se agolpan como antes. Hay gaseosas, café y agua. Y hay cerveza sin alcohol.
Para Ecuador puede ser esta la posibilidad de meterse en los octavos. Tiene a Países Bajos del otro lado y a Senegal, un equipo bien armado pero que sufrirá demasiado la pérdida de Madio Sané.
A los locales les queda redibujar su imagen después del partido de hoy. Y acomodar mucho de lo que todavía queda por acomodar y arreglar en la organización. La majestuosidad del Al Bayt contrastó (otra vez) con la cantidad de recorrido a pie que hay que hacer para llegar.
Desde hoy se inicia una maratón de fútbol, una que no frena y que seguramente -es fútbol- puede sorprendernos. ¿Qué nos sorprenderá de este Mundial?
Por ahora, sus estadios. Pero también esa lógica poco futbolera, casi mirando todo con desdén o como si se tratara de cualquier otro espectáculo. Hubo, incluso, una barra bien coordinada. Todos iguales, con sus camisetas de Qatar, un color vinotinto, y todos respondiendo al estímulo de una especie de líder o coordinador que les indicaba qué cantar y cómo moverse. Incluso varios de ellos se fueron en el entretiempo para no volver. Se iban a encontrar con una salida kilométrica y la desesperación por encontrar un Uber o un Careem, la plataforma más popular acá. El Metro no llega hasta Al Bayt, las puertas del desierto.