En un aula del Instituto San Vicente Pallotti-Nuestra Señora del Rosario de Pompeya, de Castelar, Valentín Gómez les habla a adolescentes apenas más chicos que él que juegan en las inferiores de clubes del fútbol argentino. Es el 13 de mayo de 2022. En 45 días cumplirá recién los 19 años. Lo acompañan el futbolista Agostino Spina (hoy en Unión Magdalena de Venezuela); Belén Gómez, psicóloga de Boca; y el exjugador en el Ascenso Javier Cordone. Valentín, ex alumno en cuarto, quinto y sexto año de la secundaria -en 2020, año de la pandemia-, les apunta, no sin timidez, la importancia de estudiar en el momento indicado: “Ahora tengo más tiempo pero no lo puedo terminar. Se me hace cada vez más difícil sentarme a preparar una materia. La cabeza está conectada 100% con el fútbol. No haber estudiado en su momento me genera esa complejidad”.

“La idea fue proponerles a los chicos distintas historias de gente vinculada al mundo del fútbol, más o menos exitosas -cuenta José Marquinez Gobbi, vicedirector del Instituto Pallotti-. Valen era el paradigma de un chico que estaba en la selección juvenil, que se lo proyectaba en Primera con futuro inminente, pero que a la vez no había terminado el secundario y cómo eso había impactado en su vida. Todas las charlas, las que aún hacemos, tienen que ver con el sentido de que puedan diseñar su plan B y entender que pueden seguir vinculados al mundo del fútbol de alguna otra manera”. El Instituto Pallotti contiene a una alta población de alumnos que juegan en inferiores, ya que es una de las pocas secundarias con turno tarde en la zona oeste. Y todos los chicos, desde Novena hasta las divisiones más grandes, entrenan a la mañana. El vicedirector Marquinez Gobbi recuerda a Valentín como un alumno “correcto, educado, sobrio y tranquilo”, una sucesión de adjetivos trasladable a la cancha, a su oficio de defensor central.

Cuatro veces campeón en las inferiores, 21 años, zurdo y técnico, 109 partidos en la Primera de Vélez, Valentín Gómez fue un pilar en el equipo campeón de la Liga Profesional 2024, su primer título. Liderazgo, regularidad y mentalidad. En la definición, dejó la cancha sustituido a los 15 minutos del segundo tiempo, ya con el 2-0 ante Huracán en el José Amalfitani, después de que Wanchope Ábila lo pateara en la cabeza y se mareara. Rompió en llanto. Quizá no sólo por salir.

El 25 de noviembre de 2023, en el 3-1 a Colón en Liniers por la Copa de la Liga, último partido de la temporada, Vélez se había salvado del descenso. Aquel día, el segundo gol lo metió Valentín Gómez. En el festejo se besó el escudo de la camiseta. Ya a mitad de 2024 se le cayó la transferencia al City Group luego de que no pasara una revisión médica (“Tengo una lesión en el menisco que no me impide rendir al máximo de mi nivel”). Fue fundamental para que Vélez volviera a campeonar tras 11 años. En el partido de la consagración, casi deja la vida. “De a poco me voy acordando más de todo. Al principio no me acordaba muy bien del partido -dijo minutos después del final ante Huracán-, pero ya estoy mejor. De lo que me acuerdo, fuimos mejor equipo que ellos, fuimos muy superiores, y el fútbol terminó siendo justo con nosotros, porque lo merecíamos”.

El sábado, ante Estudiantes de La Plata por el Trofeo de Campeones, Valentín Gómez volverá a vestirse de Vélez. Medios españoles vinculados al día a día de Real Madrid lo incluyen entre las opciones que maneja el club para paliar los lesionados en la zaga. En su tercer año como titular -el mejor de todos-, y después de que perdiera este año las finales de la Copa de la Liga y de la Copa Argentina, gritó campeón. Lo siguen de cerca Lionel Scaloni y el cuerpo técnico de la selección argentina para que sea citado por primera vez a la mayor (jugó con la Sub 20 el Mundial de Argentina 2023). “Lisandro Martínez es de los mejores. Es un perfil parecido al mío, zurdo, más o menos la misma estatura. Tuve la suerte de conocerlo y le pedí una foto”, contó.

Valentín Gómez llegó a los diez años a Vélez, en edad de infantiles. “A Vélez lo llevo adentro, lo quiero como si fuese mi casa. De chico te inculcan que es un club muy grande, campeón del mundo, al que hay que respetar; y que cada vez que toque defender la V azulada, hacerlo al máximo. No nos olvidamos de dónde venimos para saber a dónde vamos”. El título de la secundaria aún lo tiene pendiente. No lo olvida: ya se anotó para terminarla en la modalidad online. “Voy en camino”.