La Argentina ya está en Rusia. Y esa es acaso la única certeza de la que puede agarrarse. Un año exacto pasó entre el estreno de Jorge Sampaoli como seleccionador (victoria por 1 a 0 ante Brasil, en Melbroune) y el aterrizaje de ese avión ploteado con la lengua de los Rolling Stones que trasladó al plantel argentino desde Barcelona a suelo mundialista ayer por la tarde. La rotura del ligamento anterior de la rodilla derecha de Manuel Lanzini –el futbolista que más entrenamientos sumaba desde que comenzó esta preparación- y la confirmación de que será Enzo Pérez quien lo reemplace fue el último de los incidentes que tuvo esta Selección en el camino al Mundial. Antes: el equipo caminó por la cornisa antes de lograr la clasificación agónica en Quito, Sampaoli convocó casi medio centenar de jugadores, se cerró una lista de 23 repleta de rumores, Sergio Romero, el hombre que más veces defendió el arco argentino, se quedó afuera por una lesión, se protagonizó un conflicto diplomático por un amistoso que al final no se jugó en Jerusalén y el Vaticano anunció una visita al Papa que finalmente no se hizo.
En la atmósfera de Bronnitsy, el búnker argentino a 60 kilómetros de Moscú, todo eso parece haber quedado atrás. Ahora sí, con los pies ya en Rusia, arrancó el Mundial. En el último entrenamiento en Barcelona, casi a la misma hora en la que estaba programado el amistoso ante Israel, Sampaoli dispuso una práctica de fútbol once contra once. Para los titulares jugaron: Caballero; Mercado, Otamendi, Rojo, Tagliafico; Mascherano, Lo Celso; Meza, Messi, Di María; Agüero. El entrenamiento se dividió en dos tiempos de media hora y terminó 1 a 1. Para los titulares marcó Higuaín, que en la segunda mitad tuvo su chance al igual que Salvio, Biglia y Pavón. Para los suplentes el tanto fue de Dybala. Los que más valoraron esos minutos de fútbol fueron Rojo y Agüero, que tendrán que aprovechar las prácticas para sumar ritmo después de un semestre en el que distintas lesiones les impidieron tener continuidad. A siete días del estreno ante Islandia, ese es el equipo que tiene el entrenador en la cabeza para el debut en el estadio del Spartak de Moscú.
Enzo Pérez llegará en el mediodía ruso a Bronnitsy para completar el plantel argentino. El mendocino, titular en la final del último Mundial y pieza clave en el triunfo en Quito que valió la clasificación, no tuvo un buen semestre en River. Por eso, había quedado afuera de la convocatoria. La lesión de Lanzini le abrió las puertas de Rusia. Mercado, excompañero suyo en Estudiantes, será el anfitrión que lo espere en el cuarto. “Ahora me toca disfrutar. Sé que corro desde atrás, los chicos me llevan mucho tiempo de ventaja, pero daré lo mejor donde me toque. Me había tocado quedarme afuera, estuve triste. Lo más triste fue ver la cara de mis hijos y su llanto. Pero con la noticia me vinieron a abrazar”, aseguró el mediocampista antes de subir al avión que lo llevaría a Rusia vía Frankfurt. Casi a la misma hora que Pérez volaba desde Ezeiza, desde Barcelona Lanzini se expresaba a través de Instagram por primera vez después de su lesión. “Quiero agradecer a mis compañeros que se encargaron de hacer todo lo posible para que me sienta bien y que no pase un día tan doloroso. Mándarles tambien muchas fuerzas y que ojalá puedan lograr el obejetivo se planteó desde un principio. Todos juntos por un sueño”. La previa quedó atrás. Ya no hay antecedentes: Argentina ya está en Rusia. Comenzó el Mundial. «